Víctimas de Chile
Alexei Vladimir Jaccard Siegler
Descripción del caso
Señores jueces: ahora trataremos las circunstancias en que se produjo la desaparición de Alexei Vladimir Jaccard Siegler quien, al momento de los hechos, tenía 25 años. Nacido en Chile, posteriormente obtuvo también la nacionalidad suiza. En la ciudad de Concepción comenzó la carrera de Economía. Su familia estaba compuesta por sus padres y su hermana Tatiana, pareja de Samuel Valenzuela.
A lo largo del debate, quedó acreditado que al igual que su padre y que Valenzuela, Alexei Jaccard era miembro del Partido Comunista Chileno (PCCh).
A raíz de su actividad política, fue detenido el 13 de octubre de 1973 en la ciudad de Concepción y puesto a disposición de la III División del Ejército, donde fue interrogado y torturado por agentes del Servicio de Seguridad del Ejército chileno. Esas torturas le dejaron graves secuelas físicas.
Luego de recuperar su libertad el 21 de diciembre de 1973, y previo paso por la Argentina, en marzo de 1974 comenzó su exilio en Suiza. Allí continuó sus estudios universitarios y, en enero de 1976, contrajo matrimonio con Paulina Veloso. Desde Suiza siguió en contacto con miembros del Partido Comunista Chileno.
Como ya adelantamos, se ha probado también durante el presente juicio que en 1976 las fuerzas represivas chilenas arrasaron con las sucesivas direcciones de ese Partido. Ese descabezamiento provocó, por un lado, la necesidad de hacer llegar recursos económicos para su mantenimiento y reorganización; y por otro lado, la necesidad de instalar una base que sirviera de puente para el ingreso seguro de esos recursos. El lugar elegido fue la Ciudad de Buenos Aires.
Para la instalación de la base, desde Hungría llegaron a esta ciudad dos dirigentes del Partido Comunista Chileno, Ricardo Ignacio Ramírez Herrera y Héctor Heraldo Velázquez Mardones. Ellos tomaron contacto con Majer y Mauricio Leder, Mario y Sergio Clar y Rodolfo Alberto Sánchez, miembros del Partido Comunista Argentino que auxiliaban a ciudadanos chilenos que llegaban a Buenos Aires, consiguiéndoles trabajo y vivienda.
Para el financiamiento del aparato partidario en Chile y Argentina, desde el exilio, Alexei Jaccard recibió la misión, por parte del dirigente comunista Américo Zorrilla, de viajar a Buenos Aires para hacer llegar a ambos países una abultada suma de dinero (Gráfico N°1). Resulta claro que el viaje era secreto y que no debía generar sospechas.
Jaccard reunía todos los requisitos para esta operación: no era parte de la estructura orgánica del partido, no era muy conocido por los organismos represivos, tenía documentación suiza en regla y nombre extranjero.
En Buenos Aires, una parte del dinero lo recibirían Ramírez y Velázquez; y en Chile, otra parte los miembros del aparato financiero del partido, Enrique Ruiter Correa Arce, Hernán Soto Gálvez y Carlos Fuchslocher Cárcamo. Para que el dinero llegara de manera segura al país trasandino, lo iría a buscar a Argentina el banquero chileno Jacobo Stoulman quien, aunque no era miembro del Partido Comunista, estaba inserto en el sistema financiero y le daría una cobertura legal a la operación.
Tal como estaba planeado, se acreditó que Alexei Jaccard viajó desde Milán a Buenos Aires el 14 de mayo de 1977, arribando al día siguiente y alojándose en el Hotel Bristol del centro porteño. Vestía elegantemente de traje, simulando ser un hombre adinerado. Ese mismo día, 15 de mayo, y pese a que por razones de seguridad no debía hacerlo, se dirigió a la casa de Rodrigo Muñoz en el partido de San Miguel para encontrarse con su madre, su hermana y su cuñado, que estaban como refugiados en Buenos Aires haciendo trámites para exiliarse en Francia.
Se encuentra acreditado que el 16 de mayo de 1977, apenas unas horas más tarde de que se retirara del domicilio de Muñoz, Alexei Vladimir Jaccard Siegler fue privado ilegítimamente de su libertad en las inmediaciones del hotel Bristol en el que se alojaba y, en algún momento posterior, fue trasladado a Chile y alojado en el CCD conocido como Simón Bolívar.
Asimismo se pudo probar que al día siguiente, dos agentes de la Policía Federal Argentina, vestidos de civil, se presentaron en ese hotel y retiraron todos sus objetos personales de la habitación, dejando un recibo en la conserjería.
Días más tarde, con el objeto de eliminar la evidencia, ese recibo fue retirado por otros dos agentes.
El secuestro de Jaccard Siegler ocurrió en el Área I, para esa época a cargo de General Edmundo René Ojeda, ubicada dentro de la Sub-zona Capital Federal que por entonces se encontraba bajo la responsabilidad del General José Montes, que a su vez dependía de la Zona I, a cargo del General Carlos Guillermo Suárez Mason.
Debemos afirmar, además, que el secuestro de Alexei Vladimir Jaccard Siegler fue parte de un conjunto de acciones coordinadas entre las fuerzas argentinas y chilenas: tanto en nuestro país dentro de la misma zona, como en Chile, fueron secuestrados casi todos los que de alguna manera habían contribuido con la operación financiera del Partido Comunista chileno.
En lo que se refiere a la Ciudad de Buenos Aires, se probó en este debate que el 16 de mayo de 1977, esto es, el mismo día que Jaccard, fueron secuestrados también los dirigentes del PCCh Héctor Velásquez y Ricardo Ramírez, quienes luego fueron llevados a Chile y recluidos también en el CCD Simón Bolívar.
Horas más tarde, de la casa de Marcos Leder -lugar donde se alojaba Ramírez- fueron secuestrados Leder y su hijo Mauricio.
El 18 de mayo y siguiendo esta sucesión de operaciones coordinadas, agentes de la Superintendencia de Coordinación Federal allanaron la casa de Mario Clar y de Sergio Andrés Clar. En esta última, sita en la calle Defensa 979, padre e hijo fueron también secuestrados.
El mismo 18 de mayo, fuerzas represivas utilizando vehículos oficiales se presentaron y allanaron el depósito de Rodolfo Sánchez, ubicado en la calle en Valentín Virasoro 1010 de esta Ciudad, provocando destrozos.
Cinco días después, personas fuertemente armadas que actuaban de civil, lo secuestraron de su domicilio particular, ubicado en Campichuelo 1002, también de la Ciudad de Buenos Aires.
Luego de estas detenciones ilegales, merced al intercambio de información entre las fuerzas chilenas y argentinas y a la acción coordinada que señaláramos, también se realizaron secuestros tanto en Chile como en la Argentina, todos relacionados con el de Alexei Jaccard.
Así, el 27 de mayo de 1977 en Chile fue secuestrado, brutalmente torturado y asesinado por las fuerzas represivas de ese país, Ruiter Enrique Correa Arce, quien, de acuerdo a lo pactado, era el encargado de recibir el dinero que llegaba al país trasandino. Su cuerpo apareció la madrugada del 28 de mayo, a orillas del Río Mapocho. Al día siguiente, y luego de arribar de un vuelo proveniente de Santiago de Chile, fueron secuestrados Jacobo Stoulman y su mujer Matilde Pessa Mois a su llegada al aeropuerto de Ezeiza. Días más tarde, ambos fueron entregados a la DINA chilena y trasladados a ese país. Se estableció también que, en los días posteriores a sus secuestros, se hicieron varios giros por grandes sumas de dinero en dólares desde la cuenta de Stoulman.
Finalmente, el 7 de junio de 1977 Hernán Soto Gálvez, otro de los miembros del aparato financiero que participaba de la operación desde Chile, fue introducido en un auto por tres miembros de las fuerzas represivas chilenas en la ciudad de Santiago de Chile. Soto Gálvez se encuentra desaparecido (Gráfico N°2).
Tal como expusimos y como seguidamente ampliaremos, el secuestro de Jaccard y los once restantes, ejecutados tanto en nuestro país como en Chile, formaron parte de la misma operación coordinada de ambos países tendiente a desbaratar el auxilio financiero al Partido Comunista Chileno y el establecimiento de una nueva cúpula de ese Partido en la Argentina.
Debemos aquí mencionar también otros secuestros ocurridos en el mismo lapso pero dirigidos contra miembros del Partido Comunista Argentino, específicamente el 20 de mayo de 1977 en su sede de la Av. Callao 274 de esta Capital. Ese día, y en lo que se denominó Operativo Callao, fueron secuestradas siete personas. Cuatro de ellas -Luis Cervera Novo, Ricardo Isidro Gómez, Carmen Candelaria Román y Juan Cesáreo Arano- aún permanecen desaparecidos. Estos hechos específicos están siendo investigados por el Juzgado Federal n° 3 de esta Ciudad.
Al ser alertada por gente del Partido Comunista, Paulina Veloso siguiendo las recomendaciones que ellos le dieron, denunció lo ocurrido con su esposo Alexei Jaccard Siegler a las autoridades suizas, sin mencionar nada acerca de la operación del partido.
El gobierno suizo envió a Buenos Aires al representante permanente por las Naciones Unidas, Jean Claud Luthi; y ejercieron presión diplomática sobre los gobiernos de facto de Argentina y Chile.
Asimismo, la tía y la suegra de Jaccard presentaron recursos en Chile; y Luthi presentó un habeas corpus en Argentina que fue rápidamente rechazado.
Además, en Ginebra se creó un Comité con el nombre de la víctima para contribuir con la investigación.
Ante la presión internacional, las distintas fuerzas represivas de nuestro país negaron que Alexei hubiera sido detenido e intimidaron a Jean Claud Luthi, a tal punto que tuvo que abandonar el país porque temía por su vida.
Además, junto a las autoridades chilenas, montaron una serie de manipulaciones para confundir la investigación, que como se pudo acreditar en el debate, no fueron más que maniobras de los gobiernos de facto para perpetrar su impunidad.
Como recién mencionamos y a través del marco de coordinación represiva provisto por Cóndor, Jaccard, al igual que los otros miembros del Partido Comunista chileno Ramírez, Velázquez, Stoulman y su esposa Matilde Pessa, fueron trasladados ilegalmente desde Buenos Aires hasta el centro de exterminio ubicado en la calle Simón Bolívar al 8000 del barrio de La Reina en Santiago de Chile, donde fueron asesinados y sus restos ocultados.
Alexei Jaccard, que hoy tendría 57 años, permanece desaparecido.
De acuerdo a la descripción que hemos realizado y teniendo en cuenta las características particulares de los hechos narrados, queda absolutamente de manifiesto que el secuestro y desaparición de Alexei Jaccard y sus compañeros, el ocultamiento tendiente a encubrir la maniobra criminal y el traslado clandestino desde Buenos Aires a Santiago de Chile, fueron acciones coordinadas y realizadas merced al andamiaje de recursos provistos por la asociación ilícita Cóndor.
Es más, sin perjuicio de todas las pruebas hasta aquí mencionadas y de todas las que luego se mencionarán, sus particularidades y características son de por sí prueba suficiente de su ejecutoriedad y de su alcance, pues esos hechos son particularmente ilustrativos de su dimensión: la coordinación abarcó el intercambio de información, la realización del secuestro, el traslado de la víctima de un país a otro, el encubrimiento de lo hecho y la organización de los secuestro sucesivos de otras personas en nuestro país y en Chile.
Prueba
Los hechos antes descriptos, prueba de la coordinación represiva ejecutada bajo el marco de Cóndor, se encuentran acreditados por múltiples elementos.
En primer lugar a través de los testimonios de Paulina Veloso y de Tatiana Jaccard, respectivamente esposa y hermana de la víctima, prestados durante la audiencia de debate. Ellas declararon acerca de la vida de Alexei Jaccard en Chile, de su participación en el Partido Comunista chileno y la detención que sufrió al poco tiempo de que Pinochet asumiera al poder, lo que lo obligó emigrar primero a Argentina y luego a Suiza.
En este sentido, la documentación de la Vicaría de la Solidaridad remitida vía exhorto de la República de Chile en diciembre de 2009 también muestra la persecución de que fue objeto Alexei Jaccard por las autoridades chilenas y da cuenta de su detención en el año 1973, a través de un certificado del III Cuerpo del Ejército de Chile, donde se dejó constancia de que había sido interrogado por el servicio de seguridad de esa fuerza y luego puesto en libertad. Documento 1.
En relación a ello, en el capítulo IX del libro La Pista suiza[1], Juan Gasparini cuenta que según la información que obtuvo de una carta del jefe de la Unidad Policlínica Universitaria de Ginebra del 2 de julio de 1976, Jaccard se exceptuó de hacer el servicio militar obligatorio en Suiza por los traumatismos físicos y psíquicos -lesiones en los tímpanos, secuelas de fracturas en el coxis y dedos- producto de las torturas.
Por otro lado, Paulina Veloso explicó las actividades de Alexei en el exilio y el contacto que mantenía con miembros del Partido Comunista en Suiza. Dijo también que en el año 1977, el dirigente comunista Américo Zorrilla se contactó con su marido en varias oportunidades para pedirle que viaje a Chile pasando por Argentina, con el objeto de llevar dinero al Partido Comunista de su país, que tenía un grave problema de recursos.
A esa circunstancia también hizo referencia en la audiencia Jorge Álvarez Guerrero, quien era miembro de ese partido y trabajó en Argentina con Héctor Velázquez. Explicó que a raíz del desplome de las dirigencias en Chile en el año 1976, se generó la necesidad de organizar cuadros del partido en Buenos Aires y en Chile. También dijo que, con tal fin, vino del exterior Ricardo Ramírez a Buenos Aires y se ideó una operación con Américo Zorrilla a la cabeza, para hacer llegar dinero desde la estructura exterior del partido hacia el interior. Obviamente, esta era la misión encomendada a Jaccard.
Al respecto, contamos también con diversas constancias recopiladas en la causa “Operación Cóndor” de la Corte de Apelaciones de Santiago.
Entre ellas, cabe mencionar aquí las declaraciones de los dirigentes del Partido Comunista chileno Carlos Toro Sepúlveda, documento remitido vía exhorto por la República de Chile en diciembre de 2009; y Carlos Fuchslocher Cárcamo y David Canales Úbeda, piezas que fueron aportadas por Paulina Veloso en su declaración testimonial en el debate.
En cuanto a la participación que tuvieron los miembros del Partido Comunista argentino, declararon en el debate Jorge Álvarez Guerrero y dos integrantes de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Graciela Rosenblum y Amalia Edith Glaif, quienes dieron cuenta del trabajo de solidaridad que con los compañeros chilenos llevaban adelante.
Por otro lado, Paulina Veloso detalló el recorrido que hizo su marido desde que partió desde Milán a Buenos Aires y del encuentro con sus familiares en la casa de Rodrigo Muñoz.
En este orden de ideas, en la causa “Jaccard Siegler Alexis Vladimir s/ presunta privación ilegítima de la libertad” obra el informe del 2 de agosto de 1977 de la compañía aérea Alitalia y el del 1° de agosto de 1977 del hotel Bristol, que dan cuenta del itinerario del vuelo de Jaccard hacia Buenos Aires y de su estadía en el hotel a mediados de mayo de ese año. Documento 2 y Documento 3.
Por su parte, Rodrigo Muñoz relató durante el juicio acerca del día en que Alexei Jaccard fue a su casa de San Miguel a encontrarse con su familia. Dijo que llegó vestido de manera muy elegante y que, además de contarles a Samuel Valenzuela y a él de la misión encomendada por el partido, les dijo que quizás era la última vez que lo veían porque sentía que corría peligro.
Según la denuncia presentada por el agregado de la Embajada de Suiza y encargado de la Sección Consular, Edwin Trinkle dentro del habeas corpus N°229, la última vez que alguien vio con vida a Jaccard fue el 16 de mayo, cuando fue a la agencia Swiss Air a sacar un boleto a Chile.
La fecha del secuestro se pudo determinar a partir de los testimonios de Paulina Veloso y Tatiana Jaccard, el legajo CONADEP de la víctima N°2864, la causa Rol 2182-98, de la Corte de Apelaciones de Santiago, el informe Rettig, la documentación de la Vicaría de la Solidaridad y la sentencia en el marco de la causa por la ausencia por desaparición forzada de Jaccard iniciada en la República Argentina (Documento 6). Documento 4, Documento 5 y Documento 6.
Asimismo, Veloso y Tatiana Jaccard declararon que el día que Alexei visitó la casa de Rodrigo Muñoz, arregló un próximo encuentro con Samuel Valenzuela antes del 20 de mayo de 1977, encuentro que nunca se concretó porque a las pocas horas Alexei desapareció.
El testimonio de Jorge Álvarez Guerrero da cuenta, además, de que el secuestro de Jaccard ocurrió en el hotel Bristol de la Capital Federal.
Lo mismo señalan la lista de chilenos y familiares de chilenos detenidos desaparecidos en Argentina aportada por Graciela Rosenblum el día de su declaración en el presente juicio; y el documento titulado “Denuncian desaparición de un suizo en Argentina”, fechado el 6 de junio en Ginebra, de la documentación de la Vicaría de la solidaridad del Arzobispado de Santiago. Documento 7 y Documento 8.
Si bien en el debate no se pudieron determinar las fuerzas que intervinieron en el secuestro de Alexei Jaccard, a partir de las declaraciones efectuadas en el marco de la causa por la presunta privación ilegítima de la libertad de Jaccard por el administrador y el ascensorista del hotel Bristol, Longinos Ludivino Viejo García e Isidro Rubías, se pudo acreditar que dos agentes de la Policía Federal Argentina fueron a retirar los efectos personales de Jaccard del hotel donde se alojaba el día 17 de mayo de 1977, esto es, al otro día de su desaparición.
La declaración del Sr. Viejo García también da cuenta de que ese 17 de mayo, los agentes firmaron un recibo que, días después, lo pasó a retirar otra persona vestida de civil que manifestó ser policía.
A su vez, el agregado de la Embajada de Suiza y encargado de la Sección Consular, Edwin Trinkle, denunció el 6 de septiembre de 1978 en el marco del habeas corpus presentado por Luthi, que él personalmente se presentó en el Hotel Bristol el 8 de junio de 1977, se entrevistó con el Sr. Longinos y éste le mostró el recibo que dejaron los agentes que se llevaron los objetos personales de Jaccard. Según la denuncia de Trinkle, el recibo tenía fecha del 17 de mayo de ese año y estaba firmado por Julio González, inspector N°4539.
A través de las investigaciones que se llevaron adelante en el mencionado expediente, se pudo determinar que el Sr. Julio González era funcionario de la policía, pero no era Inspector y tampoco tenía ese número de matrícula, que pertenecía al agente Luis Alberto Bidone (Documento 9). Ambos negaron en el expediente haber participado en los hechos, pero cabe resaltar que Bidone estuvo preso en Suiza por crímenes en el marco de la denominada “lucha contra la subversión”.
Respecto de los secuestros del resto de los que participaron en la misma operación financiera que Alexei Jaccard, escuchamos durante el debate la declaración de Paulina Veloso, quien además aportó copias de los testimonios prestados en el marco de la causa “Operación Cóndor” de la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile por Carlos Fuchslocher, David Canales Úbeda y de Eliana Soto Salinas. Todas ellas nos permiten tener una concepción global de la secuencia de secuestros y del rol que cumplieron cada uno de ellos dentro del plan financiero del PCCh.
Particularmente, a partir de la declaraciones de Jorge Álvarez Guerrero y de Amalia Edith Glaif en el presente debate; y de la declaración de David Canales Úbeda en la citada causa chilena, se pudo determinar que en el secuestro de Ricardo Ramírez participó una patota integrada por agentes de nacionalidad chilena que, luego de unas horas, fueron a detener a Majer Leder.
Por otro lado, Edith Glaif contó acerca del secuestro y desaparición del resto de sus compañeros, integrantes del Partido Comunista Argentino, lo que pudimos corroborar con los legajos de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre aportados por Graciela Rosenblum en su declaración. Con relación a ello, debemos mencionar que en el legajo de Mario Clar se encuentran agregadas manifestaciones de su esposa, Marta Herminia Vicente, quien señaló que el mismo día del secuestro de su marido hubo un allanamiento en su casa, efectivizado por agentes de Superintendencia de Coordinación Federal, que tenían en su poder las cédulas de Mario y Sergio Clar.
Todos estos elementos demuestran la participación, en diferentes momentos posteriores al secuestro de Jaccard, de personal perteneciente o que decía pertenecer la Policía Federal Argentina, así como de integrantes de fuerzas chilenas.
Esto nos permite concluir, entonces, que las fuerzas que secuestraron estuvieron conformadas, al menos parcialmente, con personal policial argentino, y efectivos de la DINA chilena.
Respecto de la sucesión de secuestros en Chile, contamos con las constancias que contiene la querella criminal presentada por Paulina Veloso Valenzuela en ese país, además de la documentación que ella misma aportó el día de su declaración en el presente debate.
Dentro de este grupo documental, se encuentra el que protocoliza el testimonio del actualmente fallecido Carlos Fuchslocher Cárcamo, único sobreviviente del aparato financiero del partido que estaba en Chile. Allí, Fuchslocher explicó que cuando sus compañeros fueron secuestrados en Argentina, la cadena de información se cortó y no llegó darles aviso a tiempo a Correa Arce y a Soto Gálvez, quienes a los pocos días desaparecieron.
Tal como ya mencionamos, el 29 de mayo de 1977, nuevamente en territorio argentino, la asociación ilícita Cóndor sumaba otras dos víctimas: Jacobo Stoulman Bortnik y Matilde Pessa Mois. Sobre esto también se pronunció Veloso, quien dio cuenta de las actividades que realizaba el banquero Jacobo Stoulman en Chile y del vínculo que tenía con el Partido Comunista. Corroborando sus dichos, aportó copias de las declaraciones ante la justicia chilena de la hija del matrimonio, Alejandra Stoulman Pessa; y del entonces miembro del PCCh, David Canales Úbeda, que dieron algunas precisiones acerca de la participación del banquero en la operación.
Asimismo, Veloso contó que luego de la desaparición del matrimonio, sus familiares enviaron al abogado Ambrosio Rodríguez a Buenos Aires a averiguar qué había sucedido, obteniendo noticias de la participación de la DINA en el secuestro. Esto se conecta con el memorándum del 17 de julio de 1977 de Arancibia Clavel. En ese documento, el enviado de la DINA chilena informaba a sus colegas que el 8 de julio de 1977 se había contactado con él Ambrosio Rodríguez, quien le indicó que había tomado contacto con altos jefes del Ejército Argentino en el área de Seguridad, que le dijeron indirectamente que ese matrimonio ya no existía; y agrega que, según el informe oficial del Primer Cuerpo del Ejército Argentino, los Stoulman habían sido entregados a funcionarios de la DINA. Documento 10.
En relación a las incansables gestiones para encontrar a Alexei Jaccard, pudimos escuchar a su esposa Paulina durante el debate, quien detalló cómo inició las gestiones ante las autoridades suizas.
Asimismo, el habeas corpus presentado el 26 de julio de 1977 y la causa por la privación ilegítima de la libertad iniciada en octubre de ese mismo año, dan cuenta de las denuncias presentadas por Luthi y por familiares de Jaccard en la justicia argentina y chilena.
Con relación a las respuestas de los gobiernos de facto ante estas gestiones, en la causa por la privación ilegítima de la libertad de Jaccard -fs. 356- se encuentra agregado un informe del 16 de junio de 1977. En este informe, el subjefe de la Policía Federal Argentina le comunicó al embajador suizo que el 26 de mayo de 1977 Alexei Jaccard había viajado a Santiago de Chile en el vuelo de Varig RG-630, con pasaporte argentino y con su nombre. Documento 11.
Lo mismo informó el 29 de junio de 1977 la Policía de Investigaciones de Chile a la Corte de Apelaciones de Santiago, agregando que Jaccard había dado como domicilio la dirección del apart hotel. El 1° de julio de 1977, esa Policía de Investigaciones amplió el oficio anterior, diciendo que Jaccard había abandonado el país rumbo a Uruguay el 12 de junio de 1977. Documento 12 y Documento 13.
Señores jueces, quizás de la mención de estas fechas puede pasar desapercibido lo siguiente: según este dato, supuestamente Jaccard había abandonado ese país 17 días antes del primer informe, que nada decía al respecto. Esta información, tal como lo entendió el juez de instrucción en dicha causa en el auto del 13 de marzo de 1985 y como explicó Paulina Veloso en el debate, era notoriamente falsa. Documento 14.
La tarjeta de embarque que evidenciaba esto estaba escrita con una letra que no era la de Alexei. Los datos, con excepción al nombre, eran todos falsos .Y además, no tenía ninguna lógica que Jaccard, que no era argentino, viajara con un pasaporte de esa nacionalidad. Resulta por demás evidente que si hubiera querido ocultar su identidad, no lo hubiera hecho con su propio nombre. Y que si hubiera querido viajar utilizando su propia identidad hubiera utilizado el mismo pasaporte suizo que utilizó para llegar desde Europa a la Argentina. El único fundamento por el que figura su nombre real fue que las fuerzas que lo secuestraron en Buenos Aires y lo trasladaron a Chile necesitaban crear alguna constancia apta para intentar engañar al gobierno suizo haciéndole creer que Jaccard había salido de nuestro país por su propia voluntad, para así hacer cesar la presión diplomática de ese gobierno. Documento 15.
Sumado a ello, cabe resaltar que según las constancias de la mencionada causa, el número de pasaporte con el que supuestamente viajaba Jaccard, pertenecía a otra persona fallecida, Luis Alberto Colla. Documento 16.
Y las hojas del registro de pasajeros del apart hotel donde supuestamente se había alojado Jaccard en Santiago de Chile habían sido, todas, arrancadas. Además, según lo que surge del libro de Gasparini y del índice de la documentación aportada por Paulina Veloso, ese hotel pertenecía en ese momento al ejército chileno.
A todo esto, se agrega que en el juicio se probó que también se intentó hacer creer que no se había quedado en Chile sino que, días después, había partido hacia Uruguay, otro de los países integrantes de Cóndor.
Para el despliegue de estas pistas falsas se necesitó, evidentemente, de la coordinación de al menos tres de los países que lo integraron: Argentina, Chile y Uruguay.
Por otro lado, Paulina Veloso explicó que el enviado de Naciones Unidas, Jean Claud Luthi, hizo algunas gestiones, pero tuvo que salir de Argentina porque fue perseguido por las fuerzas represivas. En este sentido, en el libro La Pista Suiza, Gasparini cuenta que la intimidación hacia Luthi fue tal, que tuvo a abandonar el país escoltado por una funcionaria de la embajada suiza hasta la escalera del avión.
Veloso también dio referencias sobre el destino final de Alexei Jaccard Siegler. Explicó que en el año 2007 se descubrió un centro de exterminio para miembros del Partido Comunista que quedaba en la calle Simón Bolívar al 8000 en Santiago de Chile. Dijo también que agentes chilenos que trabajaron en ese predio, dieron indicios concretos de tres detenidos que, por sus características, serían Jaccard, Ramírez y Velázquez.
Esa afirmación la pudimos constatar a través de las actas de las declaraciones de agentes que cumplieron funciones en el CCD de la calle Simón Bolívar, prestadas en el marco de la causa “Operación Cóndor” de la Corte de Apelaciones de Santiago. Por ejemplo, Héctor Valdebenito Araya recordó haber visto allí a dos detenidos del PCCh que habían estado exiliados en Hungría, que habían sido secuestrados en Argentina y luego conducidos a Chile. Es claro que se refieren a Ramírez y a Velázquez, secuestrados en Bs.As. El mismo día que Jaccard. Por su parte, Eduardo Oyarce Riquelme reconoció haber tomado conocimiento que en ese CCD había un prisionero político al que habían detenido en Argentina y entregado a la DINA. Dijo también que ese detenido fue eliminado por medio de gas sarín con otro compañero que residía en Noruega y que había sido enviado como correo por Américo Zorrilla con veinte mil dólares. Sin dudas, estaba haciendo referencia a Jaccard.
El Ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, llego a la misma conclusión que Paulina Veloso. El 14 de abril de 2014 dictó el procesamiento de seis agentes chilenos como presuntos autores del delito de secuestro calificado de Héctor Heraldo Velásquez Mardones, Ricardo Ignacio Ramírez Herrera y Alexei Vladimir Jaccard Siegler. Dicho procesamiento, fue aportado por Paulina Veloso el día de su declaración en el presente debate. Documento 17.
Lo que ocurría con los detenidos dentro de ese centro clandestino, pudimos comprobarlo a través del relato brindado por el mozo de Simón Bolívar, Jorgelino Vergara o “el Mocito”, como lo llamaban, que fue recogido por Javier Rebolledo en el libro La danza de los cuervos[2] que se encuentra incorporado al debate.
Asimismo, sus afirmaciones pueden ser constatadas por las constancias de la causa conocida como “Calle Conferencia” de la justicia chilena, incorporadas a este debate. Allí, los agentes que prestaban funciones en el CCD de la calle Simón Bolívar, manifestaron crudamente que los prisioneros que pasaban por allí no sobrevivían. Que los asesinaban por medio de inyecciones letales o gas sarín, los metían en sacos de papas, los envolvían con alambres y en muchos casos los llevaron hacia las afueras de Santiago, en donde los tiraban a un pozo, echando cal encima de los cuerpos.
Según el informe del Servicio Médico Legal de Chile enviado por Paulina Veloso y también incorporado a este juicio, los primeros días de enero del año 2001, el Estado chileno emprendió la búsqueda de esos restos arrojados en la Cuesta Barriga, de los cuales, como habían sido ilegalmente removidos, solo pudo encontrarse algunos fragmentos óseos y dentales.
Señores jueces: A través de esas investigaciones, recientemente, en el marco de la causa “Operación Cóndor” de la Corte de Apelaciones de Santiago, el 26 de mayo pasado se determinó, a través de las diversas constancias periciales y documentales aportadas por Paulina Veloso, la identificación de parte de esos restos como pertenecientes a Ricardo Ramírez, Jacobo Stoulman y Matilde Pessa Mois, los tres secuestrados en la Argentina, tal como vimos que se ha comprobado. Documento 18.
Señores jueces: Esto no solo nos permite concluir el traslado clandestino de Alexei Jaccard y sus compañeros hacia su país de origen sino que, además, es una prueba de singular relevancia, demostrativa de la coordinación y del intercambio de prisioneros que existía entre Argentina y Chile en el marco de Cóndor.
Resumiendo lo expuesto: Los secuestros de Alexei Jaccard Siegler y sus compañeros chilenos y argentinos, significó la desaparición secuencial de 12 personas vinculadas a la misma operación financiera, en un lapso menor a 20 días y en ambos lados de la cordillera. Asimismo, implicó el traslado ilegal de detenidos entre ambos países, así como la cooperación para perpetrar la impunidad. Con ello, queda totalmente en evidencia que fue necesario la puesta a disposición de los servicios de inteligencia y las fuerzas represivas de ambos países para que tan lamentable plan delictivo haya sido posible.
Pese a que en este debate no estamos habilitados para formalizar acusación alguna por las privaciones ilegítimas de la libertad que padecieron Alexei Jaccard y todos sus compañeros, reiteramos que quedó por demás acreditado que todos ellos fueron víctimas de los hechos ejecutados por la asociación ilícita que llamamos Cóndor.
[1] Juan Gasparini, La pista suiza, Legasa, Buenos Aires, 1986.
[2] Javier Rebolledo, La danza de los cuervos, Planeta, Santiago de Chile 2012.