Contexto histórico de Bolivia

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    Señores jueces: Durante buena parte del siglo XX, la normalidad de la vida política boliviana fueron los golpes de Estado. El de Banzer, uno más en esa larga lista, se convirtió en uno de los más sangrientos.

    Según Martin Sivak en su libro El asesinato de Juan José Torres. Banzer y el Mercosur de la Muerte[1], Torres había llegado al poder en Bolivia el 07 de octubre de 1970, en el marco de una huelga general revolucionaria. Su gobierno duró diez meses. Se definió “nacionalista y revolucionario”.  

    Contra Torres y sus políticas progresistas y antinorteamericanas se creó un bloque, constituido por el Movimiento Nacionalista Revolucionario y la Falange Socialista Boliviana, fuerzas políticas opositoras que obtuvieron el apoyo de la dictadura argentina de Lanusse y de la brasileña, así como el apuntalamiento de los Estados Unidos. Esta alianza acabó con su gobierno. Como afirmó Sivak en su libro El dictador elegido[2]: “el general Banzer Suarez fue elegido para encabezar el golpe multinacional más impactante de América”.

    Banzer llegó al poder el 21 de agosto de 1971. Cuatro años después, su dictadura pasaría a formar parte de la Operación Cóndor.

     

    Estructura represiva y participación en Cóndor

    Una de las preocupaciones de Banzer en el armado de la estructura represiva en Bolivia fue la centralización del mando, evitando la formación de jerarquías paralelas. Sivak citó las palabras de un ministro de gabinete, quien le explicó que: “Banzer seguía cada detalle de la represión porque pensaba que, si no asumía esa conducción, iba a quedar debilitado y lo reemplazarían inmediatamente”.

    El ministro del interior de la época de Banzer también dio cuenta de este papel en la centralización de información y toma de decisiones por parte de Banzer. Señaló que aunque era función del ministerio del interior mantener el orden interno, cada acción era comunicada a Banzer. 

    En su libro Espionaje y servicios secretos en Bolivia (1930-1980), Operación Cóndor en acción[3], Gerardo Irusta señaló al respecto que el Ministerio del Interior era el corazón de los servicios de inteligencia de las décadas del ´60 y del ´70.

    Luego del golpe de Estado se recrearon dos organismos represivos que serán centrales en la represión en el marco de la dictadura. La “comunidad informativa” quedó conformada por cuatro dependencias: una fue el Ministerio del Interior, a cargo de Luis Arce Carpio, donde revistaba Juan Carlos Fortún, responsable, según Irusta, del sistema de comunicaciones de Cóndor.

    Otra fue el Servicio de Inteligencia del Estado, que parece haber estado subordinado al Departamento II del Estado Mayor del ejército. En el libro de Irusta, en la página 338, se transcribe un télex de mayo de 1976 enviado a Santiago de Chile en el que se describe su organización. Según este télex, el jefe del SIE era Carlos Mena Burgos; el coordinador era Ernesto Cadima Valdez; el ayudante general era Guillermo Moscoso Sánchez; el jefe de la sección operaciones era José Carrasco Portillo; el jefe de la sección investigación era Jesús Gómez Caballero; el jefe de la sección evaluación era Alfredo Espinoza Mendoza y el jefe de la sección Transmisiones y enlace era Javier Huelguero Larrea

    Otra dependencia que integraba la comunidad informativa fue el Departamento II del Estado Mayor del Ejército, a cargo del coronel Rafael Loayza. 

    Y, finalmente, esa comunidad fue también integrada por el Departamento de Orden Político, dentro de la órbita policial, a cargo de Guido Benavidez Alvizuri, quien, según Irusta, tenía un estado mayor integrado por Daniel Cuentas Valenzuela, Melquiades Torres, Jorge Balbián y Víctor Barrenechea.

    En cuanto a la participación de Bolivia en Cóndor, sabemos ya que a la reunión fundacional asistió Carlos Mena Burgos.

    Irusta Madrano realizó una reconstrucción de la estructura represiva boliviana para la participación en las redes de coordinación represiva. Su principal fuente sobre la Operación Cóndor fue el ex agente de inteligencia Juan Carlos Fortún, que había sido “operador del sistema de radio y claves del sistema Cóndor y guardaba copias de muchos documentos” que entregó parcialmente al autor.

    Gerardo Irusta transcribió los dichos de este agente de inteligencia:

    “El sistema Cóndor funcionó en Bolivia en por lo menos tres centros que eran algo así como los cerebros de coordinación con el resto de los países que constituían la cadena de información. Estos eran:

    1) El ministerio del interior donde estaba centralizado todo el mecanismo de comunicación vía radio, télex y correspondencia

    2) El Departamento de Orden Político, donde estaba centralizado todo el aparato operativo de interrogatorios y acciones de seguimiento, así detenciones y capturas de los subversivos internacionales que eran buscados

    3) El departamento Segundo de Inteligencia Militar con el cual los civiles teníamos muy poco conocimiento.

    Por lo general, este Departamento Segundo nos enviaba a oficiales y jefes, expertos en cuestiones de inteligencia, para trabajar en comisión en el ministerio del Interior.

    En realidad ellos eran enlaces directos entre el aparato represivo del Estado y el sector militar y al que los agentes civiles teníamos un acceso bastante limitado”.

    La participación de esta comunidad informativa en Cóndor se corrobora con otro documento que reproduce Irusta y que ya citamos al principio del alegato. Es el Télex 07/77, con fecha 25 de febrero de 1977, titulado “Reorganización de Cóndor dos”. Allí se ve como la jefatura de Cóndor Bolivia está a cargo del SIE, que la subjefatura de Cóndor la ejercía el jefe del DOP y también vemos miembros del DOP y del Ejército actuando en diferentes funciones.

    Explica Fortún en relación con los sistemas de intercambio de información que:

    En el ministerio de Interior, en el tercer piso, fue instalado un sistema de comunicaciones vía radio-operador y luego un sistema de télex que estaba enlazado con Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay a través de la empresa Cable West Coast.

    Era en esa repartición donde se elaboraban los mensajes dirigidos a los países que hemos mencionado, ya sea pidiendo informes sobre el paradero de algún elemento subversivo, o recibíamos pedidos de los servicios de inteligencia de esos países para que se haga seguimiento de alguna persona en particular para luego proceder a detenerlo.

    El jefe de nuestro departamento, por lo general un oficial enlace del Ejército, tenía en su poder y bajo llave, una máquina especial que servía para codificar y decodificar los mensajes que se enviaban y recibían a todos y cada uno de esos países.

    En ese tiempo se decía que era una máquina especialmente fabricada para el “Sistema Cóndor” por el departamento de Logística de la Central de Inteligencia Americana.

    Esa máquina codificaba en grupos numéricos que no podían ser leídos si acaso no se tenía esa máquina decodificadora.

    Cuando llegaba un télex ya sea de los servicios secretos de cualquiera de los países nombrados, se llevaba el télex y se lo sometía a la máquina para ser traducida al español; e inmediatamente esos mensajes eran pasados a los jefes superiores y por lo general al Cnel. Rafael Loayza.

    […] cada mes renovábamos códigos de identificación particularmente entre los operadores.”

    Irusta, que tuvo acceso a los cables de Fortún, explica que el intercambio se daba en tres sentidos: intercambio de información sobre “subversivos” requeridos, intercambio de información sobre ciudadanos extranjeros muertos e información sobre la organización del sistema.

    En otra parte del libro, se citan los dichos de otro agente del Ministerio del Interior, donde se explica cómo funcionaban los pedidos de captura:

    “Hacia finales del año 1975, mediante el sistema CONDORTEL, recibimos un mensaje cifrado por el que se nos informó que de Buenos Aires, Argentina, había desaparecido de circulación el Mayor Rubén Sánchez Valdivia, y los agentes del SIDE argentino sugerían que había salido hacia Chile.

    Inmediatamente se hicieron otros cables cifrados pidiendo al “Sistema Cóndor” en Chile que intentara detectar a Sánchez”.

    El interés de los organismos integrados en Cóndor por Sánchez Valdivia puede corroborarse a partir del documento microfilmado con el código R0046 F 1537 del Archivo del Terror. Es un anexo de un documento mayor, enviado por Osvaldo Riveiro a Benito Guanes Serrano, en el que solicita que “Nene”, es decir, Fuentes Alarcón, que ya sabemos que estaba detenido en Asunción, identificara a una fotografía que presuntamente era de Sánchez Valdivia. Documento 1

    Entonces, el sistema de intercambio de informaciones fue utilizado, en el marco de Cóndor, además para procurar la detención de los opositores a la dictadura.

    Veamos un poco más del sistema represivo boliviano.

    En las declaraciones recogidas durante este juicio se escucharon muchas referencias a la actuación del DOP en la detención de personas. Gerardo Irusta explicó el papel del DOP.  El DOP se desplegó a escala nacional y recolectaba información que luego era analizada por el “Estado mayor” para la producción de inteligencia. Tenía funciones operativas: había infiltrado organizaciones políticas y sindicales. Era también el organismo que realizaba los operativos de secuestro.

    Irusta cita una entrevista con un agente del DOP que estuvo en el operativo de detención de Luis Stamponi, que se tratará luego. En esa descripción, el DOP es responsable de la captura, de su detención y de su entrega en Villazón a las autoridades argentinas.

    El DOP también gestionaba centros de detención. Existieron varios en Bolivia: el campo de Midadi Viacha, Achocalla, la isla del Coatí, decena de casas de seguridad, la casa de hacienda de Chonchocoro y las celdas de la Dirección de Orden Político (DOP) y de la Dirección de Investigación Criminal (DIP).

    Nila Heredia declaró sobre la existencia y funcionamiento de los campos de concentración del DOP. En este sentido, afirmó haber estado detenida en ellos en dos oportunidades, que en los mismos se mantenía en cautiverio a personas de nacionalidad boliviana y también extranjeros. Y que a través de otra detenida, Loyda Sánchez, supo que en los interrogatorios participaban argentinos, que no hacían preguntas directamente sino por medio de los agentes bolivianos y que esas preguntas giraban en torno de la JCR. 

    En este sentido, también declaró María Victoria Fernández, quien dijo haber escuchado a personas con acento argentino durante los interrogatorios y también lo hizo Edmir Espinoza, que compartió el recinto de detención con Luis Faustino Stamponi. Espinoza afirmó que el día que Stamponi fue sacado del recinto de detención, vio agentes que a las claras no eran paceños e incluso que no eran bolivianos. Dijo que esto se notaba por la apariencia, el color de piel, la forma de vestir.

    Entonces, para sintetizar, existen sobradas pruebas de que Bolivia participó en Cóndor y que para ello coordinó internamente la labor de diferentes organismos represivos; que el SIE estuvo a cargo de la coordinación represiva y que todas las actividades represivas se realizaban con la supervisión de Bánzer; que de la parte operativa se encargaba la Dirección de Orden Político y que del intercambio de informaciones se ocupaba el ministerio del interior; también de que el DOP detuvo y mantuvo en cautiverio a extranjeros; y de que en los recintos de detención pudo constatarse la presencia de miembros de organismos represivos argentinos, que participaban en interrogatorios y en el traslado de detenidos.

    Aquí cabe mencionar, brevemente, las actividades de Horacio de Verda, recientemente fallecido y que fuera imputado en esta causa. Los boletines reservados del ejército dan cuenta de su participación en actividades de coordinación con Bolivia. Así, en el N° 4.687, en la página 887, figura una designación, en octubre de 1976, como asesor del equipo de asesoramiento militar en el Estado Mayor General del Ejército de Bolivia, a desarrollarse a partir de diciembre de 1976 y por un año. Documento 2 En otro Boletín Reservado, publicado en julio de 1983 con el N° 4.469, en la página 609, se indica el otorgamiento de una condecoración a De Verda por la República de Bolivia. En el juicio incluso vimos que las actividades de De Verda en el exterior no se limitaron a Bolivia. También fue agregado militar en Ecuador, donde fue condecorado, según surge de su legajo y del Boletín Reservado 5.022. Documento 3

    Explicado esto, veamos ahora brevemente cuáles fueron los blancos de Cóndor en Bolivia. Aquí, a diferencia de otros hechos ya analizados, debemos mirar las actividades que sucedieron en territorio boliviano. El blanco principal de las actividades de coordinación fue el Ejército de Liberación Nacional.

     

    Ejército de Liberación Nacional/ Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia

    En 1966 llegó a Bolivia el Che Guevara. Enviado por Cuba, se proponía comenzar desde el país andino un movimiento insurreccional de tipo continental. Como es conocido, la guerrilla de Ñacanguazú fracasó. Además de dejar un tendal de muertos, esta experiencia de lucha armada terminó con el asesinato de Guevara, en octubre de 1967.

    Luego, el ELN se reorganizó y, bajo la dirección de Inti Peredo y luego de su hermano, Osvaldo “Chato” Peredo, intentó una nueva experiencia: la guerrilla de Teoponte, que también fracasó y terminó en la masacre de los participantes. Los sobrevivientes de Teoponte se exiliaron a Chile en 1970, donde fueron recibidos por Salvador Allende, recién electo presidente.

    En Chile, como ya explicamos, el ELN estableció contacto con el MIR. A partir de este contacto se crearon los lazos que determinaron la integración del ELN en la Junta de Coordinación Revolucionaria. Por esta vía se consolidó la relación con el PRT argentino, que influiría en la determinación de la organización política del ELN. Tanto es así que en 1975 el ELN realizó el “Ampliado Ñancaguazú”, al que fue enviado un miembro del PRT argentino, Domingo “Gringo” Menna, que propuso la creación de un partido homólogo al argentino. Su posición triunfó y dio nacimiento al PRT de Bolivia.

    Mientras tanto, en Bolivia, en 1972 Banzer definió al ELN como su principal adversario.

    Durante el año 1976, el ahora PRT-B fue víctima de duros golpes que comprometieron su existencia y perdió a sus principales integrantes. Señores jueces: Esos golpes fueron dados en el marco de Cóndor.  

    De esta oleada represiva resultaron víctimas, en territorio boliviano, los argentinos Luis Faustino Stamponi, Graciela Rutila Artés, Oscar Gonzáles de la Vega y Efraín Villa Isola. También la madre de Luis Faustino Stamponi, que fue secuestrada en el marco de la búsqueda de su hijo. Estos hechos se tratarán en conjunto a continuación, donde se probará cómo fue utilizado Cóndor en el marco de este operativo.

    ***

    Hemos visto entonces, a grandes rasgos, las características del advenimiento en el poder de Hugo Banzer, la organización del sistema represivo de la dictadura boliviana y su participación en la Operación Cóndor. Es momento de pasar a analizar lo sucedido con las victimas cuya trayectoria se analiza en este debate.

     

    [1] Martín Sivak, El asesinato de Juan José Torres. Banzer y el Mercosur de la Muerte, Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires, Ediciones Colihue SRL, 1997.

    [2] Martín Sivak, El dictador elegido: biografía no autorizada de Hugo Banzer Suarez, Buenos Aires, Plural, 2001.

    [3] Gerardo Irusta Medrano, Espionaje y servicios secretos en Bolivia (1930-1980), Operación Cóndor en acción, La Paz, edición del autor, 1995.