Víctimas de Uruguay

León Gualberto Duarte Luján

Descripción del caso

León Gualberto Duarte Luján era uruguayo y tenía 48 años al momento de los hechos.

En Montevideo fue dirigente sindical y llegó a ser Secretario General del Sindicato de Obreros y Empleados del FUNSA. Fue fundador de la Convención Nacional de Trabajadores del Uruguay, dirigente de la Federación Anarquista Uruguaya y de la Resistencia Obrera Estudiantil y director del periódico Compañeros.

Como consecuencia de sus actividades sindicales y políticas, en Uruguay fue detenido y posteriormente liberado en, al menos, seis ocasiones. En dos de ellas, en diciembre de 1968 y agosto de 1972, estuvo recluido en el Grupo de Artillería n° 5, en donde prestaba servicios el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini. Su persecución se intensificó luego del golpe de estado de 1973. Fue detenido nuevamente en julio de 1973 y en enero de 1974.

Ante esta situación en mayo de 1974 se vio obligado a exiliarse en la Argentina, al igual que otros dirigentes de la FAU y la ROE.  

En julio de 1975 participó, en Buenos Aires, del congreso fundacional del Partido por la Victoria del Pueblo, en donde se resolvió que integrara su dirección junto con Gerardo Gatti.  

Se instaló en un departamento ubicado en San Juan y Boedo de esta ciudad, junto con Ana Inés Quadros, también miembro del PVP.

A través de un comunicado, en septiembre de 1975 las Fuerzas Conjuntas uruguayas requirieron su captura por ser parte de la ROE.

Tal como estableciéramos anteriormente, a partir del 9 de junio de 1976 se desencadenó en Buenos Aires una feroz represión contra los miembros del PVP, por parte de agentes argentinos que actuaban en Automotores Orletti, conjuntamente con efectivos uruguayos a cargo de José Nino Gavazzo. Así, fueron secuestrados y posteriormente llevados a ese CCD: el 9 de junio, María del Pilar Nores Montedónico y Gerardo Gatti; el 13 de junio, Washington Pérez Rossini; el 15 de junio, Julio Rodríguez Rodríguez; el 30 de junio, Enrique Rodríguez Larreta Martínez; el 8 de julio, Cecilia Irene Gayoso Jáuregui; y el 7 de julio, María Mónica Soliño Platero.

Durante el debate se acreditó que el 13 de julio de 1976, alrededor de las 9 de la noche, en virtud de una cita previamente pactada, León Duarte se encontró con Sergio López Burgos, también miembro del PVP, en un bar ubicado en la intersección de las calles Boedo y Carlos Calvo, en la Ciudad de Buenos Aires. Mientras se encontraban allí, un grupo de entre diez y doce personas vestidas de civil irrumpió en el bar y se dirigió a ellos apuntándolos con armas de fuego. El grupo estaba integrado por agentes uruguayos pertenecientes al equipo a cargo de José Nino Gavazzo; y argentinos, miembros de la banda que actuaba en Orletti. Entre los presentes estaban Aníbal Gordon, Raúl Antonio Guglielminetti y el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini. Duarte no ofreció resistencia, pero López Burgos forcejeó y gritó, a consecuencia de lo cual fue brutalmente golpeado por Cordero Piacentini, lo que le provocó una fractura en la mandíbula. Ambos fueron esposados, encapuchados, introducidos en el piso de una camioneta y conducidos a Automotores Orletti.

El lugar donde Duarte fue secuestrado junto con López Burgos se encontraba dentro del área militar V a cargo del Jefe del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101, en ese momento Jorge Alberto Muzzio, el cual dependía del comandante de la Subzona Capital Federal, en ese momento, el recientemente fallecido Jorge Carlos Olivera Róvere.

Una vez en Orletti, Duarte fue llevado al piso superior, donde fue interrogado y torturado por miembros del grupo a cargo de Aníbal Gordon y de los agentes uruguayos a cargo de Gavazzo, entre quienes se encontraba, nuevamente, el imputado Cordero Piacentini.

Las referencias de los sobrevivientes ilustraron sobre el especial encarnizamiento y salvajismo ejercido sobre el cuerpo de Duarte. Según palabras del propio López Burgos, cuando lo bajaron, Duarte estaba deshecho, no podía moverse. Esa fue la primera de las múltiples sesiones de torturas a las que fue sometido Duarte mientras permaneció en ese CCD.  

Conforme ya fuera relatado, el 17 de julio fue nuevamente detenido en su domicilio y trasladado a Orletti Washington Francisco Pérez Rossini. Esa detención fue realizada por José Nino Gavazzo, Manuel Juan Cordero Piacentini y Eduardo Alfredo Ruffo. Como vimos, Pérez Rossini fue llevado a Orletti con la intención de que oficiara de intermediario en el pago de un rescate a cambio de la liberación de Duarte. Lo encontró en un muy mal estado físico, descalzo y vestido con una camiseta manchada de sangre. Tenía signos de haber estado expuesto a un frío muy intenso y hacía días que no era alimentado.

Luego de entrevistarse con Duarte y sus captores, al abrazarse para despedirse, Duarte, consciente de la situación en la que se encontraba y el peligro que corría Pérez Rossini, le dijo al oído: “tomátelas Perro, que estos son unos asesinos” .

Conforme será desarrollado más adelante, entre el 13 y el 14 de julio, fueron secuestrados y llevados a Orletti otros diecisiete miembros del PVP. En el vuelo del 24 de julio en el que todo ellos fueron transportados a la República Oriental del Uruguay, no se encontraba León Duarte, quien, a la fecha, permanece desaparecido. Antes de que fueran trasladados Duarte les había prometido que aunque fuera lo último que hiciera, ellos iban a salir vivos de allí.

Estos hechos, tanto el secuestro en el bar ubicado en la intersección de las calles Carlos Calvo y Boedo, como el cautiverio y los tormentos en Automotores Orletti, ocurrieron dentro del ámbito jurisdiccional y en coordinación con el comando de la Subzona Capital Federal, que, en ese momento, se encontraba a cargo del fallecido Jorge Carlos Olivera Róvere.

Tanto el Estado argentino como el uruguayo ocultaron lo sucedido a León Duarte.

A pesar de las denuncias y gestiones realizadas para intentar dar con su paradero, sus familiares y amigos nunca obtuvieron una respuesta concreta.

El 18 de agosto de 1976 Hortensia Pereira, esposa de León Duarte, presentó una acción de habeas corpus en la que denunciaba que Duarte había sido secuestrado el 13 de julio de ese año por personas de civil que se identificaron como pertenecientes a las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, tanto la Policía Federal, como el Ministerio del Interior y los comandantes de las tres Fuerzas, negaron tener conocimiento de su paradero.  

Tampoco se dio respuesta a las gestiones realizadas ante la Cruz Roja, la OEA y la ONU.

De acuerdo a la descripción que hemos realizado, teniendo en cuenta las características particulares de los hechos que damnificaron a León Duarte, y el especial contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra probado que su secuestro, torturas y desaparición formaron parte de la coordinación regional ejecutada bajo el marco de la asociación ilícita llamada “Operación Cóndor”.  

 

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados por diversos elementos de prueba producidos a lo largo del debate.

En primer lugar, la Investigación Histórica sobre Detenidos Desaparecidos dio cuenta de la participación política y sindical de León Duarte, así como la persecución de la que fue objeto en razón de esa participación. Allí se encuentran relevados diversos documentos producidos por los organismos represivos uruguayos, en los que se hace un seguimiento detallado de la vida política y sindical de Duarte. Por ejemplo, en el Prontuario confeccionado por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia se encuentra registrada su participación en el gremio del FUNSA, en la ROE y en el PVP, así como sus detenciones en 1965, 1968, 1969, 1972, 1973 y 1974. Documento 2.

A estas mismas circunstancias hace referencia el libro de Ivonne Trías y Universindo Rodríguez sobre la vida de Gerardo Gatti, incorporado por lectura al debate. Allí, a partir de diversos testimonios de familiares, amigos y compañeros, se hace destacan la actividad política y sindical de Duarte, las múltiples detenciones que padeció y su exilio en Buenos Aires.

También el informe confeccionado por el Departamento II del ejército Uruguayo referido a la FAU, la ROE y la OPR 33, y que fuera hallado en el denominado Archivo del Terror en Paraguay – Rollo 143 fotogramas 393 a 427-, da cuenta de las actividades políticas y sindicales de Duarte, y del interés que esas actividades despertaban en los organismos de inteligencia uruguayos. Documento 3.

Incluso contamos con la copia del Comunicado n° 1275 emitido por la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas, que fuera remitida por exhorto por la República Oriental del Uruguay, que ilustra el pedido de captura formulado contra León Duarte el 5 de septiembre de 1975. Documento 4.

Estas referencias se encuentran, a su vez, confirmadas por las declaraciones prestadas en este debate por Raúl Altuna Facal, Alicia Cadenas Ravela, Ricardo Gil Iribarne, Ivonne Trías Hernández, Rubén Prieto Benencio, Enrique Rodríguez Larreta Martínez y Raquel Nogueira Paullier y los testimonios incorporados al debate de Margarita María Michelini Delle Piane, Ana Inés Quadros, y Ariel Soto Loureiro. Todos ellos señalaron las actividades políticas y sindicales de Duarte.

Plurales elementos de juicio permiten acreditar, también, las circunstancias en las que ocurrió el secuestro y traslado de León Duarte a Automotores Orletti.

En principio, contamos con la declaración de Sergio López Burgos, que fuera incorporada al debate. López Burgos dio cuenta de su encuentro con Duarte en un bar ubicado en Carlos Calvo y Boedo, el 13 de julio de 1976. También describió el ingreso de un grupo de personas vestidas de civil y cómo los apuntaron con armas de fuego. Nos contó que fue el propio Duarte quien primero reconoció rápidamente al imputado Cordero Piacentini en ese grupo; y que luego pudo determinar que también estaban Aníbal Gordon y Raúl Antonio Guglielmineti. Dio cuenta, asimismo, del traslado a Orletti, de cómo Duarte fue inmediatamente llevado al piso superior para ser torturado y el deplorable estado en el que se encontraba cuando bajó. No olvidemos que Duarte pudo conocer rápidamente a Cordero, pues ya lo había torturado, como expusimos, en sus anteriores detenciones en Uruguay.

De la presencia de Duarte en Automotores Orletti y las devastadoras torturas a las que fue sometido allí, también hablaron Raúl Altuna Facal, Alicia Cadenas Ravela, Margarita María Michelini Delle Piane, Edelweiss Zahn Freire, Cecilia Gayoso Jáuregui, Enrique Rodríguez Larreta Martínez, Raquel Nogueira Paullier, María Mónica Soliño Platero, Sara Rita Méndez, Ana Inés Quadros, Eduardo Dean Bermúdez, María Elba Rama Molla, Ana María Salvo Sánchez y José Félix Díaz Berdayes. Todos ellos compartieron cautiverio con Duarte en Automotores Orletti y tuvieron conocimiento directo de su presencia allí y de las sesiones de torturas que padeció.

También la declaración de Washington Pérez Rossini, incorporada por lectura al debate, confirma la presencia en Orletti de Duarte, las torturas a las que fue sometido y la participación del imputado Cordero Piacentini en los hechos. En efecto, Pérez Rossini contó que una de las personas que fue a secuestrarlo la última vez que fue llevado a Orletti, para negociar un rescate por la libertad de Duarte, fue el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini. Asimismo, describió el estado en el que encontró a Duarte cuando llegó, nuevamente, a Orletti: ensangrentado; hambriento; y pálido del frío.

Estas circunstancias se encuentran también corroboradas por la declaración prestada por Enrique Rodríguez Larreta Piera en el marco de la causa 13/84 y que fuera incorporada por lectura al debate en los términos del art. 391 inc. 3 del CPPN. El testigo sostuvo que todas las personas con las que compartió cautiverio en Orletti fueron torturadas pero que los torturadores se ensañaron particularmente con Duarte. Contó, además, que, en una ocasión en la que Duarte estaba tirado en el piso cerca de donde él estaba, pudo a ver, por debajo de la venda, al imputado Cordero Piacentini sentado de rodillas al lado de Duarte diciéndole que él –por Duarte- no era un hombre como Gatti y que le iba a decir dónde estaban, y cito, “los palos verdes”.

En este sentido, también resultan esclarecedores los dichos de Gil Iribarne, quien contó que, hacia fines de junio o principios de julio, mientras estaba detenido en Uruguay, fue interrogado por Manuel Cordero Piacentini sobre León Duarte, y que fue también en esas circunstancias, y a través de sus captores, que supo que Duarte había sido secuestrado en Buenos Aires.

También María del Pilar Nores contó que fue Cordero Piacentini quien le informó que Duarte había sido secuestrado.

Asimismo, las constancias agregadas en los legajos CONADEP y COMIPAZ de la víctima, así como la acción de habeas corpus presentada por Hortensia Pereira y el legajo 6.100 referido a la detención de León Duarte remitido por la Comisión Provincial por la Memoria, muestran el modo en que la Operación Cóndor ocultó lo sucedido con Duarte a pesar de los esfuerzos realizados para intentar encontrarlo, así como la ilegalidad de su accionar.

De estas mismas circunstancias dan cuenta, al menos, tres documentos pertenecientes al conjunto de archivos desclasificados de las agencias gubernamentales de los Estados Unidos de Norteamérica, enviados por el NSA. El primero es una lista de personas desaparecidas en Buenos Aires, recibida por el Departamento de Estado de diciembre de 1977.El segundo, es el informe de la embajada estadounidense en Argentina que da cuenta de la presentación de un conjunto de caso de personas desaparecidas a la oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino del 14 de septiembre de 1978. Finalmente, el tercero, es una lista de uruguayos desaparecidos en Argentina remitida por un organismo de derechos humanos al Departamento de Estado del, 5 de marzo de 1980. En todos estos documentos se hace referencia a la desaparición de León Duarte. Documento 6, Documento 7 y Documento 8.

En este sentido también debe tomarse en consideración que en dos causas judiciales que tramitaron en la República Oriental del Uruguay, y que fueron incorporadas al debate, se dio por probado que León Gualberto Duarte Lujan fue secuestrado el 13 de Julio de 1976 cuando se hallaba junto a Sergio López Burgos en una cafetería sita en la calle Boedo entre Carlos Calvo y San Juan. Por este hecho, fueron condenados, entre otros, los militares uruguayos José Nino Gavazzo, José Ricardo Arab y Jorge Alberto Silveira Quesada, todos ellos miembros del mismo grupo que integró el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini, y que se encontraba a cargo de Gavazzo.

Finalmente, no puede dejar de señalarse que en el debate celebrado en el marco de la causa conocida como Automotores Orletti se dio por probado el secuestro de Sergio Rubén López Burgos, en las circunstancias de modo tiempo y lugar, aquí descriptas, así como su cautiverio en el centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti. Para llegar a esa conclusión se valoraron, entre otros, los dichos de la propia víctima, y otras declaraciones también incorporadas a este debate. Por esos hechos entre otros fueron condenados Raúl Antonio Guglielmineti, Honorio Martínez Ruíz y Eduardo Alfredo Rufo, pronunciamientos que han quedado firmes.

Por la privación ilegítima de la libertad de León Gualberto Duarte Luján acusamos a Manuel Juan Cordero Piacentini.

Como en otros casos, las limitaciones de la instrucción y el fallecimiento durante el juicio de Harguindeguy, Videla y Olivera Róvere nos impide dirigir formales imputaciones a otras personas. Pero esa limitación formal es el único impedimento. También aquí, como en otros casos, la comprobación de lo que ocurrió con Duarte y el contexto en el que fue perseguido, ubicado, secuestrado, torturado y se lo hizo desaparecer, es prueba útil para acreditar la sistematización y coordinación regional de estos crímenes bajo el marco de la denominada “Operación o Plan Cóndor”.