Víctimas de Argentina

Ubaldo González y Raquel Mazer

Descripción del caso

Abordaremos lo acontecido a Raquel Mazer y a Ubaldo González, argentinos, de 33 y 31 años de edad al momento de su secuestro.

Durante la década del ´60, los dos estudiaron en la Facultad de Ciencias Económicas, y participaron en el movimiento estudiantil desde el ámbito del Partido Comunista de Argentina. Hacia 1970 se distanciaron del PC, y Ubaldo se vinculó con el Frente Argentino de Liberación. Ese año fue detenido en la provincia de Mendoza y permaneció a disposición del PEN durante 3 años. Fue liberado durante la Presidencia Cámpora. En el año 1973, ya en libertad, se casó con Raquel Mazer; y al año siguiente tuvieron a su hijo Pablo.

Para julio de 1976, la situación de la familia peligraba, ya que las fuerzas represivas los estaban buscando. Es por eso que debieron abandonar su domicilio, y el 19 de julio, luego de pasar dos días sin encontrar un lugar seguro donde vivir, solicitaron refugio a Rosa María Zlachevsky y Ricardo López, amigos y ex compañeros de la facultad.  

Allí permanecieron hasta que el 26 de agosto de 1976, Ubaldo se retiró por la mañana hacia su trabajo, y en el transcurso del día fue secuestrado por personas vinculadas a la OT 1.8 de la SIDE. Desde el lugar de su secuestro lo trasladaron a Automotores Orletti.

Esa misma noche se efectuaron dos operativos en las casas de los padres de Raquel y Ubaldo, ubicadas una en Av. Nazca al 4800 y la otra en Malabia 1451, las dos de esta Ciudad.

Aproximadamente a las 22.30 hs. tuvo lugar un tercer operativo, esta vez en el domicilio de Zlachevsky y López, donde también estaba Raquel Mazer, ubicado en Av. Córdoba 3523, octavo piso, departamento “D” de esta ciudad. Un grupo de alrededor de diez personas, a cara descubierta, fuertemente armadas y vistiendo de civil, irrumpieron violentamente en el departamento y preguntaron por Raquel Mazer. La identificaron y la llevaron al baño, donde la golpearon. Rosa Zlachevsky también fue golpeada. Además, destrozaron completamente el departamento. En el lugar estaban presentes también los pequeños hijos de ambas, que presenciaron el violento operativo. Poco después se llevaron a las dos mujeres, a quienes trasladaron a “Automotores Orletti”.

Este último operativo tuvo lugar dentro del Área II de la Subzona Capital Federal, con sede en el Regimiento de Infantería 1 Patricios, cuyo jefe en ese momento era Humberto José Lobaiza.

Los niños fueron dejados al cuidado de una vecina, que pertenecía a la policía de minoridad. Horas más tarde, Luciano fue entregado a familiares de Rosa, a través de la intervención de la Comisaría de la zona. Pablo, por su parte, fue internado en el Instituto María del Pilar Borchez de Otamendi, y luego de las gestiones familiares quedó al cuidado de su tía paterna, Lidia.

En Orletti, Ubaldo González, Raquel Mazer y Rosa Zlachevsky, fueron sometidos a tormentos, y mantenidos en las mismas condiciones inhumanas de vida que el resto de los prisioneros en ese lugar. A esas condiciones se sumaba la incertidumbre acerca del destino que habían tenido sus pequeños hijos, respecto de quienes se les negaba información.

Rosa María Zlachevsky fue liberada a las 48 hs., y se reencontró con sus familiares y su hijo Luciano. Tras su liberación, y durante mucho tiempo, su familia recibió amenazas telefónicas, razón por la cual se exiliaron en Venezuela, donde vivieron hasta el año 1984 cuando pudieron regresar al país.

Si bien los hechos que la damnificaron no forman parte del objeto procesal de este juicio, a pesar de la extracción testimonios realizada por este Tribunal en su sentencia de la causa n° 1627, los hemos relatado por encontrarse estrechamente vinculados a los de Mazer y González.

Los familiares de González y Mazer realizaron, sin éxito, diversas gestiones para encontrarlos, pero hasta el día de hoy permanecen desaparecidos.

 

Prueba

Lo que hemos relatado al respecto, encuentra sustento, en primer lugar, en el testimonio que prestó Rosa María Zlachevsky en el juicio de la causa n° 1627. Allí se refirió a la relación que entabló con Raquel y Ubaldo en la década del ’60. En particular, recordó que juntos realizaban actividades en el Partido Comunista. También se refirió al encarcelamiento de Ubaldo y refirió que al tiempo de su casamiento con Raquel, se mudaron de localidad, razón por la cual se distanciaron.

Sobre la actividad política desarrollada por Ubaldo González y la persecución de la que fue objeto, la Comisión Provincial por la Memoria remitió el Legajo N° 129 Mesa “DS”. Allí figura su detención y procesamiento en el año 1970, su adherencia al Frente Argentino de Liberación y su vinculación, hacia el año 1975, con una célula y cito: “de ideología marxista” con “independencia de acciones y organización política”. Documento 1.

Asimismo, Zlachevsky contó sobre el momento en que acogió en su vivienda a la familia Mazer González y refirió que, en ese momento, desconocía los detalles la actividad política de Ubaldo.

Lidia González, hermana de Ubaldo, dio detalles sobre el operativo ocurrido en casa de sus padres. Al respecto, dijo que ella vivía también en el lugar; y que al llegar luego de su trabajo, encontró a su madre descompuesta en el suelo. Fue su madre quien le dijo que se habían presentado dos personas con ropa de fajina buscando a Ubaldo. La casa se encontraba toda revuelta, y se habían llevado pertenencias de valor, como dinero, alhajas, una cámara de fotos e incluso libros y juguetes.

En cuanto a lo ocurrido ese 26 de agosto, Zlachevsky recordó la preocupación de Raquel porque no había podido comunicarse telefónicamente con su esposo en horas del mediodía. Asimismo, explicó detalladamente las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se produjo el operativo en su casa. Describió la extrema violencia con la que actuaron sus captores, y recordó que Raquel le contó, dentro del CCD, que cuando la llevaron al baño del departamento, la golpearon mucho tras encontrar una mochila con un volante.

Sobre el traslado al CCD, refirió que la vendaron y que tuvo la impresión de que conducían por una avenida, y escuchó que sus captores mantenían una conversación por radio o por walkie talkie. Pudo percibir que al centro clandestino ingresó, en primer lugar, el auto que trasportaba a Raquel; y luego el que estaba ella.

Sobre el cautiverio del matrimonio en “Automotores Orletti”, Zlachevsky declaró haber escuchado en la planta alta del edificio que Ubaldo, a quien identificó por la voz, estaba siendo torturado. También detalló los tormentos a los que ella misma fue sometida. Dijo que la sumergieron en un tanque de agua, que la colgaron de un gancho y le aplicaron descargas eléctricas; también que fue muy golpeada. Sobre su interrogatorio, recordó que los secuestradores querían saber el motivo de la presencia de sus amigos en su casa. Recordó asimismo, un episodio, en el que la llevaron a una habitación en la que había otros prisioneros, entre ellos, Ubaldo, y que en un momento ingresaron varios represores desaforados y dispararon a las paredes.

En este sentido, recordemos que al momento de realizar la inspección ocular en Orletti, en la planta alta y en el sector donde el inmueble se dividía en habitaciones contiguas, pudimos observar en sus paredes orificios similares a los producidos por el impacto de proyectiles.

Zlachevsky también dio cuenta de que fue sometida a uno o dos simulacros de fusilamiento, no pudiendo precisar a dónde la llevaron para realizarlos.

En cuanto a la situación de Raquel Mazer, dijo que dentro del CCD pudo conversar unas pocas palabras con ella, que le dio un par de medias para que se pusiera en los pies porque hacía mucho frío, y que Raquel tenía guardados tres o cuatro de los panes duros que les daban para alimentarse. Entre las cosas que Mazer le comentó, le dijo que escuchó conversaciones de que ahí se encontraban también recluidos dos cubanos y un policía, lo cual por sus fechas coincide con los otros hechos que fueron probados en este juicio y que afectaron a Cejas Árias, Galañena Hernández y Gayá.

Zlachevsky recordó a Mazer como alguien que, en ese momento, mostraba mucha entereza y que trataba de consolarla. Señaló también que en determinado momento le dijeron que iban a liberarla, antes de lo cual le permitieron hablar con Ubaldo, que estaba muy lastimado. Él se disculpó con ella por haberla involucrado en esa situación, y le pidió se ocupara de su hijo, ya que pensaba que lo iban a matar. También le pidió que se contactara con su madre, aportándole su dirección.

En cuanto a cómo Zlachevsky pudo determinar que el lugar en el que había permanecido cautiva era Orletti, dijo que en 1985 leyó algunas declaraciones publicadas en el diario del “Juicio a las Juntas” en las que se hacía referencia a un lugar que tenía características que plenamente coincidían con sus recuerdos, y que era Automotores Orletti. Además, reconoció la foto de Aníbal Gordon en los diarios como uno de sus captores. Precisó que si bien no volvió a Orletti, miró filmaciones del lugar por internet, y no tiene dudas que es ese el lugar en donde estuvo desaparecida.

Otra prueba de la presencia de Mazer y González en Orletti es el testimonio de José Luis Bertazzo, quien vio allí a Ubaldo González, a quien identificó como miembro del PRT, y a su señora Raquel Mazer, respecto de quién agregó que él entendía que tenía un embarazo de pocos meses. En particular, recordó haber presenciado una conversación entre Ubaldo González y Ricardo Gayá dentro del CCD. Fue así como supo que ellos se conocían de la actividad política juvenil; y que juntos habían preparado el plan de infiltración en la PFA. Coincidió con Zlachevsky en que Ubaldo había sido víctima de torturas.   

A ello se suma el testimonio prestado por Judith Jacubovich, al que ya nos referimos cuando desarrollamos los hechos que damnificaron a Néstor Rovegno y Carolina Segal. Recordemos que ella mencionó haber visto dentro del CCD a una pareja tendida sobre el piso, respecto de quienes Guillermo Binstock le comentó que los habían “reventado”. Explicamos que si bien ella no había podido determinar con certeza quiénes eran, al ver sus fotografías en el marco de la sala de audiencia, afirmó que la mujer era parecida a la de la foto correspondiente a Mazer.

Ahora bien, acerca de lo que sucedió con los niños después de los secuestros, Lidia González declaró que horas después del operativo que se desarrolló en su vivienda, aproximadamente a las dos de la madrugada, les cortaron el teléfono y sonó el portero. Una mujer que no se identificó les dijo que su sobrino Pablo se encontraba internado en el Instituto Borchez de Otamendi, ubicado en Donato Álvarez al 500. En el Instituto únicamente permitían que lo viera su abuela paterna, por lo cual concurrió su madre, Socorro Quinzan.Pasados algunos días les entregaron a Pablo con diversa documentación, pues habían logrado que les otorgaran su guarda provisoria. Además, posteriormente y de manera anónima, dejaron en su casa un sobre, que tenía en su interior la libreta de matrimonio de su hermano y de Raquel, como así también las partidas de nacimiento.

Por su parte, Zlachevsky relató que conoció el derrotero que atravesaron Luciano, su hijo, y Pablo González, luego de su liberación. Sus familiares le contaron que luego del operativo los chicos habían quedado con una vecina, que era policía de minoridad y no les había permitido llevárselos, interviniendo luego la comisaría de la zona. Fue allí donde dijeron que el operativo probablemente lo había realizado el Ejército y les entregaron a Luciano, pero no a Pablo, a quien remitieron a un instituto de menores tras las gestiones de la propia vecina.

En relación a los trámites que se llevaron a cabo respecto de Pablo González, y cómo acompañó a su abuela a buscar al instituto de menores, sus dichos coinciden con las constancias del Legajo n° 486.580 del Ministerio de Bienestar Social, Secretaría del Menor y la Familia, que fue incorporado al juicio. Entre ellas, existe un informe donde expresamente se establece que “los padres del alumno fueron detenidos secuestrados, siendo entregado el niño para su amparo, al Servicio Nacional del Menor y la Familia”.

También allí quedó registrado que:

“Se deja constancia, que durante la guardia efectuada por la asistente social actuante el domingo 30 de agosto de 1976 en el “Instituto María del Pilar Borchez de Otamendi”, se hizo presente la abuela materna del niño, acompañada por una joven y su pequeño hijo, quién manifestó haber sido ‘secuestrada con los padres’ del causante, pero dejada en libertad ‘porque vos no tenés nada que ver con esto’ le dijeron”.

“Ambas mujeres se mostraban muy angustiadas y con una gran carga de ansiedad”.

Finalmente, sobre esto declaró también Pablo González, quien relató lo ocurrido a sus padres a partir de lo que pudo reconstruir del relato que le hicieron sus familiares y Rosa Zlachevsky, así como de documentación que encontró en casa de su abuela materna luego de su fallecimiento, como cartas y copias de acciones de hábeas corpus. Explicó que tras la desaparición de ellos, se crió con su tía paterna Lidia y sus primos.

Coadyuva a completar el cuadro probatorio de los hechos descriptos, los Legajos CONADEP N° 3462 y n° 3463, correspondientes a Raquel Mazer y Ubaldo González, como así también la documentación aportada por la APDH en el actual debate.

Además, se incorporó el expediente donde se resolvió declarar ausentes por desaparición forzada a González y Mazer, estableciéndose como fecha presuntiva del suceso el día 26 de agosto de 1976.

Finalmente, debemos destacar que las privaciones ilegítimas de la libertad de Mazer y González, así como las torturas y condiciones inhumanas a las que fueron sometidos, también se tuvieron por probadas por este mismo Tribunal en la sentencia de la causa n° 1627, en la cual resultaron condenados Ruffo, Martínez Ruiz y Cabanillas. En esta oportunidad, por la privación ilegítima de la libertad y los tormentos a los que fueron víctimas Raquel Mazer y Ubaldo González acusamos a Miguel Ángel Furci.