Víctimas de Uruguay

Ary Severo Barreto

Descripción del hecho

Ary Severo Barreto, uruguayo, tenía 22 años al momento en que se produjeron los hechos. Estaba casado con Beatriz Anglet, también uruguaya y juntos vivían en la Provincia de Buenos Aires, en la calle Blandengues n° 687 de la localidad de Boulogne, partido de San Isidro.

En su Uruguay natal la familia Severo Barreto vivía en Bella Unión ubicada en el departamento de Artigas y se dedicaba al trabajo con la caña de azúcar.

Ary Severo Barreto, “Tatú” o “Guaviyú” como le decían, trabajó como cañero desde los 11 años de edad y desde joven integró la Unión de Trabajadores de Azucareras de Artigas y el Movimiento de Liberación Nacional- Tendencia Proletaria (MLN –TP). Debido a su activa participación en la lucha por los derechos de los trabajadores cañeros, las fuerzas de seguridad uruguayas realizaron un intenso seguimiento de sus actividades.

En 1972, luego de que las Fuerzas Conjuntas dieran a conocer públicamente su pedido de captura, fue detenido y luego de ser interrogado intensamente fue alojado en una institución para menores durante 3 años. Allí conoció a muchos otros activistas políticos que, como él, estaban presos por sus ideas; entre ellos, Beatriz Anglet, con quien luego se casó, y a Jorge Martínez, su futuro cuñado.

Ya en libertad y ante la reactivación de la persecución, decidió abandonar su país y junto a su esposa se radicó en Buenos Aires. Aquí, trabajaba como obrero metalúrgico en una fábrica en San Martín provincia de Buenos Aires. Además mantuvo sus actividades de resistencia contra la dictadura uruguaya: se reunía con exiliados del Partido Socialista de los Trabajadores, con quienes intentaba recaudar fondos para enviar a los familiares de presos políticos en Uruguay.

Sus hermanos, Carlos y Marta, junto a su cuñado, Jorge Martínez, también se habían trasladado a nuestro país. Vivían en la localidad de Claypole, provincia de Buenos Aires, donde Ary Severo también vivió un tiempo.

A pesar de la distancia, ni Ary Severo ni su familia lograron escaparse de la represión.

Sus familiares fueron secuestrados el 20 de abril de 1978 a la 1:30 de la madrugada en un operativo del Ejército que se llevó adelante en su casa de Claypole. Estaban presentes Carlos y Marta Severo, su esposo Jorge Martínez, su pequeña hija de 35 días, y una tía, Rosa Álvarez. Todos ellos, a excepción de la pequeña Verónica a quien dejaron al cuidado de una vecina, fueron secuestrados y llevados al CCD Pozo de Quilmes.

Cuatro días después, en la mañana del 24 de abril de 1978, Ary Severo Barreto y su esposa Beatriz Anglet fueron secuestrados de su domicilio de Boulogne, Partido de San Isidro.

Esta localidad, se encontraba en la jurisdicción del área 420 a cargo del Director de la Escuela de Comunicaciones ubicada en Campo de Mayo, en ese momento, a cargo del Coronel Héctor Humberto Iglesias.

Al igual que todas las jefaturas de área de la Zona 4, el área 420 se encontraba bajo la responsabilidad del imputado Santiago Omar Riveros, Comandante de Institutos Militares y jefe de esa zona de defensa.

Alrededor de las 6 de la mañana, cuando se disponían a ir a sus trabajos, fueron sorprendidos por un grupo de personas armadas, vestidas de civil y que se trasladaban en autos particulares. Obligaron a la pareja a subir a uno de los vehículos y, luego, arrasaron la casa.

Los trasladaron al CCD Pozo de Quilmes, en donde Ary Severo Barreto fue sometido a intensos interrogatorios bajo tormentos por parte de personal de las fuerzas represivas uruguayas que actuaban en nuestro país coordinadamente con las fuerzas locales.

Tal como referimos anteriormente, el CCD conocido como Pozo de Quilmes, funcionó en dependencias de lo que hoy es la Dirección Departamental de Investigaciones de esa localidad de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, otrora conocida como “Brigada de Investigaciones”.

Como observamos en la inspección ocular realizada durante el debate, el CCD se emplazaba en la intersección de las calles Allison Bell y Garibaldi de esa localidad, la cual coincidía con la jurisdicción del Área 111 a cargo del Batallón Depósito de Arsenales 601, que al momento de los hechos relatados se encontraba al mando del imputado Eduardo Samuel De Lío.

La familia de su esposa, desesperada, intentó obtener el auxilio de la policía en la seccional de Boulogne pero allí les dijeron que desconocían su paradero y se negaron a concurrir a la casa para constatar su estado.

Pocos días después presentaron acciones de habeas corpus, denunciaron el caso ante organismos internacionales como la OEA, la Comisión de DDHH de la ONU, la Cruz Roja Internacional y Amnesty Internacional pero no obtuvieron ningún dato que les permitiera conocer el destino de Ary Severo Barreto ni tampoco de sus familiares.

A la fecha, todos permanecen desaparecidos.

 

Prueba

Se encuentran incorporados abundantes elementos que acreditan los hechos de los que fue víctima Ary Severo Barreto y su familia.

Respecto de su participación política en Uruguay y las detenciones sufridas, hemos escuchado a los testigos Edison Bentancour Garín y Wilson Falero quienes conocieron a Ary Severo Barreto cuando estaban detenidos por razones políticas en su país.

Contamos también con la declaración testimonial de Matilde Severo, hermana de la víctima, quien nos habló del contexto familiar y del compromiso social y político de su hermano. Su testimonio también dio cuenta de la persecución de la que fue objeto Ary Severo en Uruguay: las detenciones, las torturas padecidas y que, luego de haberse publicado su requerimiento por las fuerzas conjuntas, fue detenido durante 3 años en una institución del Consejo del Niño. Sin embargo, aclaró, que a pesar de haberlo detenido no se quitó de los registros la condición de “requerido”.

La testigo también contó las circunstancias de su secuestro en Buenos Aires de lo cual se enteró gracias a que el suegro de su hermano viajó a Buenos Aires y una vecina le contó todo lo que había visto.

Asimismo, relató el secuestro de sus hermanos Marta y Carlos, su cuñado Jorge Martínez y la tía de éste, Rosa Álvarez, ocurrido días antes.

Agregó que tanto su hermano Ary Severo Barreto como el resto de sus familiares estuvieron detenidos ilegalmente en un CCD en la Provincia de Buenos Aires y agregó que supo por medio de Rosa Álvarez, quien fue liberada el 12 de mayo de 1978, que los represores que interrogaban eran uruguayos y que pudo identificar esto por el acento de sus voces pero además porque durante los fines de semana viajaban a Uruguay.

Sobre el destino de sus familiares, la testigo Severo manifestó que la última información que tuvieron fue a través de una publicación periodística que indicaba que habrían sido trasladados el día 18 de mayo de 1978. Sin embargo, aclaró que desconoce cuál ha sido su destino.

Wilson Falero también corroboró la detención de Ary Severo Barreto en esa institución de menores, ya que relató haberlo conocido en ese lugar. Recordó que se reencontraron en Buenos Aires en 1976 y que durante ese año y el siguiente participaron juntos de la resistencia a la dictadura de su país desde el Partido Socialista de los Trabajadores.

Agregó que pocos días después de su regreso a Uruguay, entre los días 27 y 28 de abril de 1978, fue detenido en la ciudad de La Paz del departamento de Canelones y que mientras estaba en la comisaría escuchó que por una radio informaron que tenía “requisitoria de la República Argentina por delito político”.

El testigo recordó que a partir de ese instante las condiciones de su detención cambiaron rotundamente ya que lo esposaron, le cubrieron la cabeza y comenzaron a golpearlo haciendo preguntas respecto de los GAU (Grupos de Acción Unificadora) y del PVP (Partido por la Victoria del Pueblo).

Agregó que luego de 15 días en los que fue indagado por personal de la jefatura de inteligencia departamental, lo trasladaron a la Dirección Nacional de Información e Inteligencia en Montevideo y que allí nuevamente fue interrogado, pero esta vez respecto de Ary Severo Barreto y su esposa, Beatriz Anglet. Le describieron la casa en la que vivía en la zona norte de la Provincia de Buenos Aires y además le hicieron varios comentarios en relación a las torturas que impusieron a su amigo en Buenos Aires y que específicamente le decían, y cito, “que Ary era muy fortachón, con una gran musculatura pero que al final lo ablandaron”. También recordó que se burlaban de Severo Barreto por estar enamorado ya que a pesar de estar muy mal físicamente decían que siempre preguntaba por su mujer.

A través de estos comentarios que le hicieron directamente y de otros que escuchó por casualidad durante su cautiverio, Falero se convenció de que sus captores también tenían prisionero a su amigo Ary Severo Barreto. Además, uno de ellos le describió físicamente a Severo y otro, que llevaba uniforme del ejército y una insignia que indicaba su pertenencia al OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas), se reía del estado de Ary Severo diciéndole que “lo tenían a muy mal traer”.

También le preguntaron por su amigo Mario Mosqueira, un pintor uruguayo que vivía en el barrio porteño de La Boca y quien le había dado alojamiento mientras el testigo vivió en Argentina. Recordó que sus torturadores también describieron esa casa a la perfección y concluyó con seguridad que sus interrogadores habían estado en la casa de La Boca.

Asimismo, recordó a un subcomisario que cada 15 ó 20 días llegaba a la Dirección Nacional de Información e Inteligencia de Montevideo, en donde el testigo estaba recluido, con cigarrillos argentinos, noticias de Buenos Aires y comentaba que “había estado con los muchachos allá”, aclarando que siempre interpretó que con “los muchachos” se refería a sus colegas militares o policías uruguayos que estaban “del otro lado del río”.

Todas estas referencias prueban que el grupo que mantenía prisionero a Falero en Uruguay era el mismo que permanentemente se desplazaba entre ese país y la Argentina coordinando la represión regional y que en razón del marco de coordinación existente había secuestrado, interrogaba y torturaba a Severo Barreto en la Argentina.

En el mismo sentido, otros documentos confirman las circunstancias que rodearon los secuestros de Ary Severo Barreto y su familia.

El legajo CONADEP correspondiente a la víctima, contiene la denuncia efectuada por Avelina de León Hernández, madre de Beatriz Anglet, en la que contó que su esposo concurrió a la casa del matrimonio y se enteró por una vecina la forma en que fueron secuestrados. Allí también relató las gestiones que intentaron inmediatamente, sin éxito.

En ese mismo legajo encontramos la copia de la sentencia dictada en la causa sobre ausencia por desaparición forzada, en la que la justicia determinó que tanto Ary Severo Barreto como su esposa Beatriz Anglet se encuentran ausentes por desaparición forzada a partir de la fecha en la que ocurrió el secuestro, el 24 de abril de 1978.

Asimismo, el legajo n° 774 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal también corrobora las conclusiones arribadas. Allí, en el marco de la investigación judicial por la privación ilegal de la libertad, Edith Egli Fébula, vecina de Ary Severo Barreto y testigo directo del operativo de secuestro, relató las circunstancias que hemos detallado.

En esa causa, si bien no se establecieron responsabilidades directas a personas concretas, se determinó que el operativo investigado “ha sido uno de los procedimientos realizados (…) por fuerzas conjuntas o afectadas al Ejército Argentino y que operaban en la denominada Sub área 420”. Documento 1.

Sobre el lugar en donde se lo mantuvo privado ilegalmente de su libertad, hemos escuchado en esta sala a las testigos María Serantes Lede y Erlinda Vázquez.

Serantes Lede, a quien ya nos hemos referido, afirmó haber compartido cautiverio en el CCD “Pozo de Quilmes” con Ary Severo Barreto, su esposa Beatriz Anglet, sus hermanos Marta y Carlos, su cuñado Jorge Martínez y Rosa, tía de Jorge Martínez, entre muchos otros. Agregó que si bien los guardias eran argentinos, los interrogadores en el CCD “Pozo de Quilmes” eran uruguayos.

Contó que Ary Severo Barreto compartió celda con su esposo, Alberto Illarzen y que ella lo veía pasar cuando era llevado a los interrogatorios. Luego de describirlo físicamente, la testigo explicó que Ary tenía una cábala: cada vez que los guardias lo sacaban de su celda para interrogarlo, lo que aclaró que sucedía bastante seguido, Ary Severo Barreto daba vuelta el pullover que vestía y decía que esto hacía que la tortura física le doliera menos.

Recordó que prácticamente todas las veces que lo interrogaron, tuvieron que volver a llevarlo a la celda cargado entre dos guardias debido al estado en que quedaba luego de los suplicios y supo por Alberto Illarzén que Ary pasó momentos realmente malos pero que, de alguna forma, siempre se recuperaba.

Finalmente la testigo recordó que para el 18 ó 19 de mayo de 1978, cuando fue liberada, quedaba muy poca gente en el CCD, entre ellos, la familia de Ary Severo Barreto.

El testigo Alberto Illarzén, cuyas declaraciones prestadas en el marco de las causas N° 44 y 47/85[1] fueron incorporadas al debate, confirmó la información brindada por su esposa.

En el mismo sentido contamos con el testimonio de Erlinda Vázquez Santos, también sobreviviente del CCD “Pozo de Quilmes” quien declaró en este debate y a cuyos dichos ya nos hemos referido en otros casos. La testigo contó que conoció a Ary Severo Barreto en ese campo de concentración y recordó que supo que había sido secuestrado de su casa y que en el CCD también estaba recluida su familia.

Recordó que Ary Severo fue alojado en la celda junto a Alberto Illarzen y al ser preguntada por los interrogatorios sufridos coincidió con el resto de los sobrevivientes señalando que a Ary “lo atormentaban” agregando que los represores llevaban primero a la esposa y luego a Severo Barreto para torturarlo.

Vázquez también destacó que tanto en el grupo de personas que intervino en su secuestro como dentro del centro clandestino, había represores argentinos y uruguayos.

Asimismo, dentro de la documentación remitida por el juzgado federal n°3 de La Plata en el marco de la causa n°27 caratulada “Investigación histórica sobre detenidos desaparecidos. Datos de las víctimas”, encontramos las manifestaciones de Rosa Álvarez, tía de Jorge Martínez y sobreviviente del CCD “Pozo de Quilmes”.

En esa exposición, Álvarez detalla el secuestro del que fueron víctima primero los familiares de Ary Severo Barreto y horas más tarde ella misma, en la localidad de Claypole. Describió el lugar en el que estuvieron alojados en Quilmes y el tratamiento que recibían los detenidos en general y ellos en particular.

Recordó la presencia de Ary Severo Barreto y su esposa, Beatriz Anglet, en el CCD y agregó que supo a través de un guardia que todos ellos se encontraban bajo la custodia de personal uruguayo. También recordó la brutalidad de las torturas que impusieron a sus familiares y que todas las noches, a excepción de los sábados y domingos, escuchaba los gritos de dolor de los torturados. Aclaró que los sábados y domingos, esto es, cuando no se escuchaban esos gritos, los represores uruguayos viajaban a Uruguay y volvían en la madrugada del lunes.

Por otro lado, Álvarez relató que una sola vez le hicieron preguntas sobre sus actividades y que mientras ella respondía, los represores realizaban llamadas como para contrastar sus respuestas. Agregó que consultó esta situación con el guardia con el que había conversado y éste le informó que los represores uruguayos se comunicaban desde el CCD con Uruguay, y cito: “ellos de acá directamente tienen todo y se comunican con Montevideo”.

A mayor abundamiento, contamos con los legajos remitidos por la Comisión para la Paz de Uruguay y el informe final producido[2], así como también la Investigación Histórica sobre Detenidos Desaparecidos[3], todo lo cual fue incorporado a esta causa y en donde se tuvieron por acreditadas las circunstancias del secuestro y cautiverio que hemos relatado.

Además, contamos con el expediente remitido por la justicia uruguaya en el marco de la instrucción suplementaria, caratulado "Álvarez Armellino, Gregorio Conrado.- Larcebeau Aguirregaray, Juan Carlos s/ reiterados delitos de homicidio muy especialmente agravados[4]. En ese proceso se investigó, entre otras, la desaparición forzada de Ary Severo Barreto, dictándose el 21 octubre de 2009 la pertinente sentencia. En ella se dieron por probados los hechos descriptos anteriormente y se condenó al General Gregorio Álvarez, en su carácter de comandante en jefe del ejército uruguayo, como autor de 37 delitos de homicidio muy especialmente agravados.

Asimismo, los padecimientos de Ary Severo Barreto fueron judicializados en nuestro país en el marco de la causa n° 44[5]. Allí, bajo el n° 109 se tuvo por acreditado su secuestro, como ocurrido en las mismas circunstancias de tiempo y lugar que ya explicamos, su cautiverio en el CCD “Pozo de Quilmes” y que allí fue sometido a tormentos mediante el paso de corriente eléctrica.

Sres. Jueces. En este debate se probó la pertenencia política de Ary Severo Barreto a una organización uruguaya y la persecución de la que fue objeto tanto en su país como en el nuestro. Se probó el constante flujo de información entre ambos países antes, durante y con posterioridad a su aprehensión. Y se probó también la intervención conjunta de las fuerzas represivas argentinas y uruguayas en los secuestros, los alojamientos clandestinos, los interrogatorios y las torturas de las víctimas.

Tal como adelantamos, la conjunta valoración de las pruebas que acreditan lo ocurrido a Ary Severo Barreto y a los demás miembros de su familia y el contexto en que esos hechos se produjeron son prueba también de la coordinación represiva regional ejecutada bajo el marco de la denominada Operación o Plan Cóndor.

En este juicio se demostró el andamiaje logístico, operativo e ideológico provisto por esa asociación criminal para perseguir, encontrar, secuestrar, recluir en centros clandestinos, interrogar, torturar y hacer desaparecer a toda una familia que, como tantas, había escapado a nuestro país en busca de refugio.

Como ya mencionamos en otros casos, todos los hechos demostrados pueden ser empleados como prueba de la asociación criminal. Sin embargo y como también ocurre en otros casos, las irrazonables limitaciones del objeto procesal sólo nos facultan a realizar imputaciones respecto a un único hecho de privación ilegítima de la libertad y sólo contra dos de sus responsables.

Por la privación ilegal de la libertad de Ary Severo Barreto responsabilizamos a los imputados Santiago Omar Riveros y Eduardo Samuel De Lío.

 

[1] Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, causa nº 44/85, caratulada "Causa incoada en virtud del decreto 280/84 del Poder Ejecutivo Nacional". Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 6, Secretaría N° 18, “Actuaciones Pertenecientes a la causa n° 47/85 Causa n° 47/85 Sumario por infracción art. 141 y sig. del C.P. en perjuicio de 136 ciudadanos uruguayos”.

[2] Informe final elaborado el 10 de abril de 2003.

[3] Presidencia de la República Oriental del Uruguay. Investigación Histórica Sobre Detenidos Desaparecidos. En Complimiento Del Artículo 4° de la Ley 15.848. Montevideo, Presidencia de la República y Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales, 2007

[4] Montevideo, Uruguay. Juzgado Penal 19° turno, Expediente n° 20415/2007, caratulado "Álvarez Armellino, Gregorio Conrado.- Larcebeau Aguirregaray, Juan Carlos s/ Reiterados delitos de homicidio muy especialmente agravados”. Sentencia N° 0157 del 21 de octubre de 2009.

[5] Causa citada, sentencia del 2 de diciembre de 1986.