Víctimas de Uruguay

Gerardo Francisco Gatti Antuña

Descripción del caso

Gerardo Gatti nació en Montevideo en el año 1932. Estudió literatura y se casó en el año 1956 con Martha Casal del Rey con quien tuvo tres hijos.

Desde su juventud, participó políticamente en distintas organizaciones, en donde se desempeñó como dirigente estudiantil, sindical y político. Fue Presidente del Sindicato de Artes Gráficas, uno de los fundadores de la Convención Nacional de los Trabajadores del Uruguay, dirigente de la Resistencia Obrero Estudiantil y también de la Federación Anarquista Uruguaya.

Su intensa actividad política generó que, aún en democracia, Gatti estuviera en la mira de las fuerzas represivas uruguayas. Sin embargo, la persecución se intensificó luego del Golpe militar que sacudió a Uruguay en el año 1973; ya a partir de ese momento, su detención fue requerida por las fuerzas conjuntas de ese país y pasó a la clandestinidad, hasta que el secuestro de varios de sus compañeros lo obligó a emigrar a Argentina ese mismo año.

En nuestro país se instaló, junto con su familia, en Buenos Aires.

En el año 1975, participó de la constitución del Partido para la Victoria del Pueblo, del que fue nombrado Secretario General.

Se encuentra acreditado que, producto de la coordinación regional entre las fuerzas represivas de Argentina y Uruguay, todos los miembros del PVP, incluido Gerardo Gatti, fueron perseguidos en Buenos Aires. A partir de los primeros meses de 1976, además, empezaron a desaparecer muchos de sus miembros y de otros grupos uruguayos, que también habían migrado a la Argentina, escapando de su país de origen.

La madrugada del 9 de junio de 1976, Gerardo Gatti fue secuestrado en el interior del domicilio de la calle Manzanares 2131, piso 4, de la Capital Federal, donde residía. Su departamento fue allanado y él fue conducido hacia las dependencias de la Superintendencia de Seguridad Federal, ubicada en la calle Moreno 1417 de la misma ciudad, en donde se hizo presente el militar uruguayo Manuel Cordero Piacentini.

El domicilio donde comenzó la privación ilegal de la libertad de Gatti estaba comprendido dentro de la Subzona Capital Federal entonces a cargo de Jorge Carlos Olivera Róvere, quien a su vez, dependía de Carlos Guillermo Suárez Mason que era el máximo responsable de la Zona I y Comandante del I Cuerpo del Ejército. Más precisamente, ese lugar estaba ubicado dentro del Área militar IIIA, encabezada al momento de los hechos por el Capitán de Navío Rubén Jacinto Chamorro, director de la Escuela de Mecánica de la Armada.

Transcurridos algunos días, Gerardo Gatti fue trasladado al CCD “Automotores Orletti”. Allí estuvo clandestinamente detenido en condiciones inhumanas de detención y fue brutalmente torturado por los agentes argentinos y uruguayos que operaban allí de manera coordinada. Esas torturas lo dejaron en lastimosas condiciones físicas.

Asimismo, a principios de julio de 1976, utilizando como correo al sindicalista uruguayo Washington Pérez, el grupo de argentinos y uruguayos que operaban en Orletti extorsionó a los miembros del PVP que aún no habían sido capturados, para que les entregaran 2 millones de dólares a cambio de la vida del dirigente.

El 24 de julio de 1976, en un avión controlado por las fuerzas represivas argentino/uruguayas, fueron trasladados clandestinamente muchos de los uruguayos que se encontraban cautivos en “Automotores Orletti”. En ese vuelo no estaba Gerardo Gatti. Hasta el día de hoy permanece desaparecido.

Luego de su secuestro, sus familiares presentaron diversos habeas corpus y realizaron diligencias ante el Ministerio del Interior que, en todos los casos, arrojaron resultado negativo. La esposa de Gatti, Marta Casal, junto a dos de sus tres hijos, pidió refugio y se exilió en Francia.

Su hija Adriana decidió quedarse en Buenos Aires, y se unió a las juventudes peronistas. El 8 de abril de 1977 fue secuestrada. Estaba embarazada de alrededor de siete meses. Su cuerpo fue sepultado como NN en el cementerio de la Chacarita, hasta que en el 1983 su cuerpo fue exhumado e identificado.

 

Prueba

Los hechos antes descriptos se encuentran acreditados a partir de distintos elementos de prueba producidos e incorporados durante el debate. A continuación sintetizaremos algunos.

En primer lugar, corresponde cita el testimonio incorporado de Daniel Pablo Gatti Casal del Rey, y la declaración en la audiencia de Marta Casal del Rey, hijo y esposa de la víctima, que contaron acerca de la participación política de Gatti en Uruguay y de la persecución de la que fue objeto, lo que lo llevó a emigrar a la Argentina para resguardar su vida.

Varios sobrevivientes y miembros del PVP dieron cuenta de la participación política de Gatti en Buenos Aires. Por ejemplo, Rubén Prieto Benencio, María del Pilar Nores Montedónico y Milton Romaní, hablaron en el juicio acerca del Congreso fundacional del partido en 1975 y del lugar de conducción que le cupo a Gatti.

Marta Casal agregó que poco a poco en Argentina se empezaron a escuchar noticias de coordinación represiva entre las fuerzas uruguayas y argentinas, lo que aumentó el temor en la comunidad uruguaya que vivía en nuestro país. Esto ocurrió especialmente en los primeros meses de 1976, cuando fueron secuestrados algunos miembros del PVP que luego aparecieron muertos. Explicó que aunque ella y sus hijos viajaron a Argentina para mantener unida la familia, no vivían con Gatti por una cuestión de seguridad.

En relación a esto, el documento identificado con el número 393 del Rollo 143, con información proveniente del Ejército Nacional, Departamento II de Montevideo, entregado al testigo Federico Tatter para su inclusión en la audiencia y presentado por éste al declarar, dan cuenta que Gerardo Gatti y muchos de sus compañeros estaban siendo buscados por su orientación política, no solamente en Uruguay, sino el resto de los países de la región que compartían información en torno a la represión de los opositores a las dictaduras.  Documento 2.

Asimismo contamos con la transcripción, en la Investigación Histórica sobre Desaparecidos de Uruguay, del Comunicado n° 1275 emitido por la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas del 5 de septiembre de 1975, de donde surge que las fuerzas represivas tenían información de que Gerardo Gatti estaba dirigiendo la ROE desde Buenos Aires.

En cuanto al secuestro de Gatti, Daniel Pablo Gatti Casal, explicó que su padre se comunicaba diariamente con su familia y que el 9 de junio de 1976 no lo hizo, por lo que comenzaron a sospechar que algo le había sucedido. Dos días después, integrantes del PVP les informaron que había sido secuestrado.

Si bien no contamos con testigos presenciales del hecho, las circunstancias de modo, tiempo y lugar pudieron ser reconstruidas en la audiencia a partir de variados elementos, como ser el relato de María del Pilar Nores Montedónico y la Investigación Histórica sobre Detenidos Desaparecidos, por el gobierno de la República Oriental del Uruguay, en tanto dan cuenta de lo sucedido en la madrugada del 9 de junio de 1976 en el interior de su domicilio.

Durante la audiencia, María del Pilar Nores Montedónico ratificó lo que ya había manifestado en el juicio ventilado en la causa N°1.627; y explicó que para la época en que fue secuestrado Gerardo Gatti, ella se desempeñaba como su secretaria. Relató además que ambos habían advertido que hacía tiempo que las cartas que le llegaban a su casilla postal dirigidas a Gatti las recibían abiertas, por lo cual se daban cuenta de que algo ocurría, sin perjuicio de lo cual no tomaron ninguna medida adicional de seguridad. Agregó que el 9 de junio de 1976, se hizo presente en el domicilio; y al ingresar notó que el lugar estaba destrozado.

Ante tal situación intentó retirarse, pero fue interceptada por dos hombres, quienes la obligaron a ingresar nuevamente al departamento y tras aplicarle una fuerte golpiza, la interrogaron acerca de su identidad y la del hombre que, según estos referían, habían secuestrado con anterioridad en ese mismo lugar. Según sus dichos este hombre solo podía ser Gerardo Gatti, ya que ninguna otra persona habitaba en ese departamento.

Pilar Nores explicó que, en un primer momento, fue trasladada hacia un edificio que presume que era la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal Argentina, en donde también se encontraba detenido Gatti, ya que los propios secuestradores en los interrogatorios hacían alusión a que cerca de allí también se encontraba el hombre que habían detenido en el mismo departamento que a ella.

Durante la audiencia, también escuchamos los relatos de testigos, sobrevivientes todos del CCD “Automotores Orletti”, que dieron cuenta del cautiverio de Gatti en ese lugar; de su sometimiento a brutales torturas y de las lesiones que presentaba como consecuencia del trato inhumano al que fue sometido. En este sentido, declararon en el juicio Enrique Rodríguez Larreta Martínez, María del Pilar Nores Montedónico, María del Carmen Martínez Addiego y Jorge Washington Pérez, entre otros.

Asimismo, contamos con los dichos de Washington Pérez Rossini, agregados a fs. 150/54 y 262 de la causa nro. 42.335 bis caratulada “Enrique Rodríguez Larreta s/ querella”, incorporados por lectura al debate. Pérez Rossini, además de dar cuenta de la negociación que se hizo por su libertad y a la que luego nos referiremos, explicó que el 13 de junio de 1976, cuando lo llevaron al CCD, le fue posible quedarse a solas con Gatti, a quien pudo ver en una “mala condición física, hablando en voz baja y con cierta dificultad”.

En esa oportunidad, el propio Gatti le contó que había sido brutalmente torturado y había permanecido colgado mucho tiempo, por lo cual tenía una infección en el brazo. Ese mismo encuentro fue mencionado por Pérez Rossini en su exposición ante Amnistía Internacional, tal como se desprende de otro de los documentos remitidos a este juicio por el NSA.

Como adelantamos, Pérez Rossini brindó otros detalles de los encuentros. Explicó que Gatti le informó que iban a utilizarlo como mediador en una negociación de dinero a cambio de su libertad. Explicó que la fotografía que se sacó junto a él y el periódico del día, fue una prueba de vida en el marco de esa negociación.

Cabe destacar que la fotografía mencionada, se encuentra agregada a fs. 155 de la causa “Rodríguez Larreta”; y es una prueba más de su cautiverio y de la deplorable condición física en la que se encontraba Gerardo Gatti dentro del CCD. Documento 3.

Sobre la negociación que se intentó llevar a cabo a fin de intercambiar dinero por la vida de Gatti, también escuchamos en el debate el testimonio de Jorge Washington Pérez y el de Enrique Rodríguez Larreta Martínez, quienes también aludieron a las pésimas condiciones en las que estaba Gatti dentro del CCD. A la negociación también se refirió Rubén Prieto Benencio, quien en ese momento era integrante del PVP, y vivió junto a Mauricio Gatti, Alberto Mechoso y León Duarte esta negociación. Al respecto también declararon los testigos Soliño Platero, Rama Molla, Deán Bermúdez, Soto Loureiro, Méndez Lompodio y López Burgos, cuyas declaraciones fueron incorporadas al presente debate.

Corrobora lo expuesto María del Pilar Nores Montedónico, quien explicó que se enteró de esas negociaciones mientras se encontraba prisionera en Orletti, directamente por boca del imputado Manuel Cordero Piacentini.

Ana Ines Quadros, por su parte, recordó que mientas estuvo cautiva en ese CCD, León Duarte le dijo que serían trasladados junto a Gerardo Gatti a Campo de Mayo a fin de negociar la liberación del grupo, pero que luego, durante una sesión de tortura, vio que Gatti continuaba allí en un pésimo estado físico.

Esto tiene correlato con los dichos de Jorge Washington Pérez, quien afirmó en el debate que Gatti le contó a su padre que en una oportunidad lo habían llevado a Campo de Mayo.

Al cautiverio de Gerardo Francisco Gatti Antuña en “Automotores Orletti” también se refirieron los testigos Ricardo Gil Iribarne, Raquel Nogueira Paullier, Margarita Michelini Dellepiane, Sara Rita Méndez Lompodio, Mónica Soliño Platero, Jorge González Cardozo, Cecilia Irene Gayoso, Eduardo Deán Bermúdez, Raúl Altuna Facal, Edelweiss Zahn, Sergio López Burgos, María Elba Rama Molla, Alicia Raquel Cadenas Ravela, Ana María Salvo Sánchez, Gastón Zina Figueredo, Víctor Hugo Lubián Peláez, José Félix Díaz y Laura Anzalone .

Respecto de las gestiones realizadas por los familiares de Gerardo Gatti luego de su desaparición, contamos con el legajo CONADEP de la víctima y la causa nro. 4569 caratulada “Gatti, Gerardo Francisco s/privación ilegítima de libertad”, agregada a la causa n° 42.335 bis. De allí, también surgen los habeas corpus presentados a favor de la víctima, todos ellos rechazados por la justicia argentina.

También fueron incorporadas al juicio las causas nro. 12.786/76, el hábeas corpus presentado el 25 de junio de 1976 ante el Juzgado Federal N°6, así como el expediente civil por el que se declaró su ausencia por desaparición forzada.

Dentro de la documentación aportada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos vinculada a Gerardo Gatti, obran los dichos de la madre del nombrado, quien denuncia el secuestro de su hijo y menciona los lugares a los que acudió en busca de asistencia para localizar su paradero.

Contamos además con la documentación de la ex DIPBA remitida por la Comisión Provincial de la Memoria, en donde consta que se realizó una solicitud de paradero de Gatti, con resultados negativos. Documento 4.

A su vez, se encuentra incorporado al presente debate, el libro titulado “Gerardo Gatti. Revolucionario” de Ivonne Trías y Universindo Rodríguez, en donde los autores hacen un recorrido por la vida de la víctima, su participación política, exilio en Buenos Aires, secuestro y sus días en el CCD Automotores Orletti, usando como fuente más de 60 entrevistas y diversas piezas documentales.

Por último, no puede dejar de señalarse que en el debate anteriormente celebrado en el marco de la causa conocida como Automotores Orletti, este mismo Tribunal dio por probado el secuestro de Gerardo Gatti, en las circunstancias de modo tiempo y lugar aquí descriptas, así como su cautiverio en el centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti, y los tormentos a los que fue sometido en ese lugar. Para llegar a esa conclusión se valoraron tanto los testimonios a los que hicimos referencia como la prueba documental mencionada. Por esos hechos fueron condenados Honorio Martínez Ruíz y Eduardo Alfredo Rufo, condena que ha quedado firme.

Por otra parte, queremos destacar que las particulares circunstancias y el contexto en el que sucedieron el secuestro de Gerardo Francisco Gatti Antuña, su cautiverio, los interrogatorios y tormentos a los que fue sometido y su desaparición, en el que se verificó la permanente actuación de fuerzas represivas argentinas y uruguayas, son prueba de la coordinación regional ejecutada en el marco de la denominada “Operación o Plan Cóndor”.

Por su privación ilegítima de la libertad y las torturas a las que fue sometido, formulamos acusación contra Miguel Ángel Furci.