ATAJO Dirección General de Acceso a la Justicia

Un ATAJO a los derechos de Marta Helena

Una joven madre y su hija de 5 años, que atravesaban una situación de extrema vulnerabilidad, se acercaron a la oficina que el Ministerio Público tiene en el barrio Carlos Mugica de la Villa 31.
El viernes 8 de agosto por la tarde, Marta Helena de 23 años se acercó junto a su pequeña hija de 5 a la oficina de Acceso Territorial a la Justicia (ATAJO) ubicada en elbarrio Carlos Mugica de la Villa 31 para solicitar ayuda debido a la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encontraban. Hasta entonces, vivían en un galpón en la periferia del barrio, con su pareja.

La chica denunció al hombre como una persona alcohólica y violenta con ella: la habría golpeado, mantenido aislada, sin dejarla salir y amenazada. Esta situación dataría de hace ocho años. Se conocieron cuando ella tenía 15 y se había ido de su casa en William Morris por problemas con su madre. El hombre tenía por entonces 45. La relación, describió, estuvo signada por el sometimiento y la violencia desde el comienzo. “no sé porque él es así. No cambia más”. “El otro día me pegó y me dejó la cara hinchada”; “él me echaba la culpa de haber quedado embarazada, ‘es culpa tuya, me decía”; “siempre toma y me pega”, contó a Fiscales.

Al galpón en el que vivían, iban a dormir personas en situación de calle. Estaban algunos días. Pero las condiciones de seguridad para ella y su hija eran nulas. Esta situación, recalcó, fue la que mayor preocupación le generó, especialmente por su hija. “La quiero muchísimo”dijo. Las palabras más importantes se entienden con claridad, a pesar de una discapacidad en el habla que padece desde su nacimiento. No sabe leer ni escribir porque debió abandonar la escuela cuando estaba en segundo grado.

Hoy, la joven no tiene relación con su familia de origen: la mamá la obligaba a trabajar y la maltrataba. Según recordó, su madre le habría quitado su certificado de discapacidad. Al momento de acercarse a la oficina de ATAJO, tampoco contaba con su documento de identidad ni el de su hija, porque le habrían sido sustraídos por el hombre con el que convivía.

Largos años de aislamiento se suman a los tratos violentos y a la falta de afecto y contención. El informe elaborado por los profesionales de ATAJO señala que esa situación de vulnerabilidad atenta contra la confianza en ella misma y en los demás. Al mismo tiempo, observa que la joven madre no contó con vínculos afectivos sólidos y duraderos que puedan funcionar como modelos o referencias.

Tal vez por eso, al preguntarle por la edad de su pareja, rió tímidamente mientras miraba hacia abajo y decía “es como mi papá de grande”; pero desde el lugar de figura paterna, este hombre no ha funcionado como un apoyo, sino como una figura violenta que la utilizó como un objeto, que generó un vínculo de dependencia. De todas formas, el informe es optimista en su conclusión: a pesar de que el contexto adverso atentó contra su situación madurativa y sus posibilidades de desarrollo intelectual, ello podría revertirse brindándole contención y apoyo a través de las instituciones correspondientes.

Articulación de ATAJO con organismos públicos y esquema de derivación

Al tomar conocimiento de la situación de madre e hija, ATAJO contactó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que dispuso su alojamiento en un parador de mujeres de San Telmo. Desde allí, se gestionó una consulta médica que se llevó a cabo en un Centro de Salud y Atención Comunitaria (CeSAC), en donde por primera vez se le dio una vacuna a la pequeña de 5 años.

Como parte de su esquema de derivación, el Programa luego acompañó a la víctima a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema para realizar la denuncia y continuará monitoreando la situación de Marta Helena y su pequeña hija. Así, tras la intervención y la atención primaria de ATAJO, se apunta a que la joven reciba un marco de contención afectivo e institucional, a partir del cual pueda contar con un lugar para criar a su hija en condiciones adecuadas y obtener el apoyo que le permita potenciar sus capacidades.

El director del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia, Julián Axat, explicó que “el proceso que debe enfrentar una mujer damnificada por la violencia de género es un entramado complejo, que no es fácil de comprender para quien posee una discapacidad y no sabe leer y escribir”. Por eso, destacó y calificó la intervención de ATAJO en el caso como “un acompañamiento codo a codo, dado que las instituciones no están armadas para recibir ni derivar personas con discapacidad”.

Otras novedades: