Víctimas de Paraguay

Federico Jorge Tatter Morinigo

Descripción del caso

Es momento ahora de referirnos a lo sucedido con Federico Jorge Tatter Morinigo, paraguayo, que fue secuestrado y desaparecido en esta Ciudad a los 54 años de edad.

Hijo de inmigrantes alemanes, apodado Chopelí por sus familiares y amigos, Tatter inició su carrera en la Armada de Paraguay, institución de la que fue dado de baja en 1947, tras haber participado en una sublevación. A partir de este momento inició su participación política dentro del Partido Comunista Paraguayo, motivo por el cual fue perseguido y debió abandonar su país, radicándose en Buenos Aires.

Por esa época contrajo matrimonio con Idalina Radice Arriola, con quien tuvo tres hijos: María Magdalena, María Cristina y Federico Jorge.

En Argentina, Tatter continuó con su participación en actividades del partido comunista paraguayo, en oposición a Stroessner.

Al poco tiempo, en 1951, fue deportado por las autoridades argentinas al Uruguay con fundamento en la llamada “Ley de Seguridad del Estado”. Permaneció allí hasta que, luego de pasar por Brasil, en 1954 retornó a Paraguay.

En ese país su nombre figuraba en las listas negras de la dictadura, y es por eso que fue perseguido, detenido y torturado en al menos tres oportunidades.  Por este motivo, en 1963 retornó a nuestro país, y esta vez se instaló en la Ciudad de Resistencia, Provincia de Chaco.

Recién en 1965 su esposa y su hijo Federico viajaron a Chaco para reunirse con él. Sus dos hijas se quedaron en Asunción, al cuidado de los abuelos.

En Resistencia, su actividad política continuó. Se vinculó no solo con miembros de su propio partido sino también con otros exiliados paraguayos que, como él, se oponían a Stroessner.

Es por eso que cuando Stroessner visitó la provincia, Tatter y otros de sus connacionales fueron detenidos preventivamente.

Cuando lo liberaron, se radicó con su familia en la localidad de Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires.  Por aquel entonces esa localidad reunía a gran cantidad de exiliados paraguayos que se organizaban para denunciar los crímenes del régimen de Stroessner.

En el marco de una nueva visita de Stroessner a nuestro país en 1972, Tatter fue detenido junto con otros compatriotas.

 Junto con algunos de ellos, entre los que se encontraban Gloria Stragó, Mercedes y Coral Soler, Juan Bernardino Méndez Vall y Elvio Romero, lo  llevaron al edificio de Coordinación Federal de la PFA, oportunidad en la que le tomaron sus datos personales y le sacaron fotografías, que luego fueron enviadas a Paraguay.

En 1974 la familia Tatter se mudó a la calle Urquiza n° 133 del barrio de Once de la Capital Federal, donde además de la vivienda, se encontraba el taller de electricidad y reparación de electrodomésticos en el que trabajaba Federico Tatter.

Continuó con su vínculo con otros ciudadanos paraguayos exiliados, así como su participación en el Partido Comunista de aquel país. En este marco, se reunía con Alberto Próspero Barret Viedma y Ricardo Barreto Dávalos y realizaban afiliaciones para el partido desde Buenos Aires.

Mientras tanto, su hijo, Federico Jorge Tatter Radice, comenzó a participar en actividades políticas vinculadas con la problemática local.  Es así que tenía participación en su colegio secundario, donde realizaba actividades en oposición a la intervención de autoridades militares en el ámbito educativo.

Al producirse el golpe de Estado en nuestro país, algunos exiliados, compañeros de Tatter en el PC paraguayo, se fueron de la Argentina en búsqueda de lugares más seguros.

Si bien Tatter sabía que las fuerzas argentinas y paraguayas actuaban de forma mancomunada y que se encontraba en riesgo, no quería afrontar un nuevo exilio; sólo admitía la posibilidad de abandonar nuestro país para regresar a Paraguay.

En este juicio se acreditó que el 15 de octubre de 1976, en horas de la mañana, Ricardo Barreto Dávalos fue secuestrado de su lugar de trabajo, ubicado en barrio porteño de Liniers.

El grupo que lo secuestró estuvo conformado por alrededor de seis hombres armados, que se trasladaban en dos vehículos.   

Ese mismo día, en horas de la tarde, un grupo de entre seis y siete hombres, algunos vestidos de fajina y otros de civil, que también se desplazaban en dos vehículos, secuestraron a Federico Jorge Tatter Morinigo de su domicilio de la calle Urquiza n° 133 de la Capital Federal.

Los captores se presentaron como pertenecientes al Ejército Argentino e ingresaron al domicilio en búsqueda de Federico Tatter Morinigo y de su hijo.

Entre ellos, se encontraba Carlos Españadero, militar retirado que se desempeñaba en el Batallón de Inteligencia 601 y se hacía llamar Mayor “Peña” o “Peirano”. 

Federico Tatter Radice no estaba en la casa, había salido minutos antes y desde la calle advirtió lo que estaba sucediendo. Es por eso que se quedó observando la situación desde las inmediaciones.  

Dentro de la casa, los captores tomaron los documentos de Federico Tatter Morinigo y para verificar su identidad, se comunicaron con personal que no estaba en la casa.

Lo interrogaron violentamente sobre sus actividades en Paraguay, su vínculo con otros de sus compatriotas y sobre presuntas actividades realizadas en zonas fronterizas. También interrogaron al matrimonio sobre el paradero de su hijo, ya que pretendían llevarse a los dos: al padre se lo perseguía por pedido de las autoridades paraguayas y al hijo por sus actividades políticas locales.

Alrededor de las 20 hs algunos de los represores se retiraron de la casa llevando consigo a Federico Tatter Morinigo, a quien subieron en un Peugeot 504 de color claro. El resto del grupo permaneció dentro de la casa junto con Idalina Radice a la espera de que llegara su hijo.

Federico Tatter Radice, quien había observado todo desde afuera, ignoraba que ese grupo permanecía en el lugar, e ingresó al taller. Una vez adentro, percibió la presencia de dos hombres armados que se ocultaban y obligaban a su madre a recibir a quien ingresase al local.

Cuando su madre lo vio, simuló que se trataba de un cliente más y le indicó que volviera en otro momento, que su pedido no estaba terminado. Afortunadamente los captores no lo identificaron, por lo que pudo huir del lugar y refugiarse con familiares.

Por la noche, el personal que había quedado en el negocio fue reemplazado por otro y finalmente, a las dos de la madrugada, abandonaron la casa.

Cuando se fueron, dejaron encerrada a Idalina Radice y le advirtieron que no intentara comunicarse con el comando radioeléctrico ni con la Comisaría porque ya todos sabían del operativo.

Alrededor de las seis de la mañana, llegaron al lugar otros tres hombres, quienes revisaron nuevamente el lugar e interrogaron a Idalina sobre el paradero de su hijo. Le dijeron que ni ella ni su marido estaban colaborando para ubicarlo, y se retiraron definitivamente.

Ni ella ni su hijo volvieron a ver a Federico Jorge Tatter Morinigo, quien hasta el día de hoy permanece desaparecido.

Sres. Jueces: Los dos secuestros del 15 de octubre de 1976 que hemos descripto, el de Ricardo Barreto Dávalos por la mañana y el de Federico Jorge Tatter Morinigo por la tarde, ocurrieron en la Subzona Capital Federal.

El primero en territorio a cargo del Área V, cuyo responsable entonces era Jorge Alberto Muzzio. El segundo, el de Tatter Morinigo, se ejecutó en el Área VI, a cargo de la Armada Argentina.

Tras esos secuestros, Federico Tatter Radice escapó de Buenos Aires y con ayuda de exiliados paraguayos amigos de su padre llegó hasta Paraguay, cruzando la frontera de forma clandestina. Las fuerzas argentinas lo siguieron buscando e incluso recurrieron a la comunidad informativa para poner en conocimiento a las fuerzas paraguayas y requerir su colaboración. Afortunadamente no lo encontraron.

Idalina Radice de Tatter, por su parte, realizó múltiples gestiones para conocer el destino de su marido.

Hizo presentaciones judiciales y ante organismos de derechos humanos y diversas autoridades y personalidades importantes de todo el mundo. Incluso, intercambió correspondencia, entre otros militares, con el aquí imputado Antonio Minicucci, quien manifestó carecer de información, y negó tener jurisdicción en la zona donde había ocurrido el secuestro.

Como Federico Tatter Morinigo tenía también nacionalidad alemana, su esposa buscó ayuda en la embajada de ese país. Sin embargo, no contaba con que en ese lugar las autoridades habían asignado justamente al agente del Batallón de Inteligencia 601 Españadero, quien había participado en el secuestro de su esposo, para que brindara asesoramiento a los familiares de desaparecidos.

De más está decir que ningún resultado se obtuvo de esas gestiones, ni de ninguna otra, ya que tanto las autoridades argentinas como las paraguayas negaron tener conocimiento de lo ocurrido.

Recién en diciembre de 2005 el defensor del pueblo de Paraguay reconoció la responsabilidad del Estado paraguayo por lo ocurrido con Federico Tatter Morinigo en Buenos Aires, y resolvió indemnizar a sus familiares.

 

Prueba

En cuanto a la prueba, sobre la participación de Tatter Morinigo en el Partido Comunista del Paraguay, su expulsión de las fuerzas armadas paraguayas, la persecución que sufrió en su país de origen y las razones de su exilio en la Argentina, escuchamos en esta audiencia a Luis Carlos Casabianca y a Federico Jorge Tatter Radice.

Tatter Radice incluso aportó el decreto de 1947 en que se lo dio de baja del ejército por sublevación, así como su credencial personal y la copia de su legajo, emitida por el Comando de las Fuerzas Militares del Estado Mayor Conjunto de Paraguay.

Como complemento, contamos con el libro titulado Semillas de Vida[1], que da cuenta de su primer exilio a nuestro país y su posterior retorno a Paraguay luego de pasar por Uruguay.

Sobre la persecución que sufrió durante su regreso a Paraguay, también fue su hijo quien nos relató lo ocurrido, pero además contamos con la documentación hallada en el Archivo del Terror que confirma su testimonio.

Nos referimos a los documentos identificados como Nros. 00186F 1555, 1556, 1614 y 1900, y a la fotografía que le fue tomada durante una de sus detenciones. Documento 1, Documento 2, Documento 3 y Documento 4.

A su exilio en Resistencia en 1963, también se refirió Federico Tatter Radice, y se incorporó la ficha elaborada por ACNUR en relación con su caso y el cuestionario para determinar el status de refugiado.

Respecto del traslado de la familia a Lomas de Zamora, Tatter Radice nos explicó que ello se motivó en la detención que sufrió su padre en Resistencia en razón de la visita de Stroessner.

Por otra parte, el testigo Alberto Próspero Barret Viedma recordó la detención sufrida por Tatter Morinigo en 1972, con motivo de una nueva visita del dictador paraguayo.

Tatter Radice también se explayó al respecto y aportó fotografías encontradas en el Archivo del Terror que dan cuenta de que, posteriormente, se enviaron a Paraguay registros de los detenidos en aquella oportunidad.

El testigo también se refirió al traslado de la familia al domicilio de la calle Urquiza, lo que encuentra correlato en la ficha obrante a fs. 1 del legajo CONADEP n° 1737.

Sobre las actividades vinculadas al Partido Comunista Paraguayo que la víctima desarrollaba en esta Ciudad, además del testimonio de su hijo escuchamos a Arsenio Barreto Báez, quien recordó que su padre, Ricardo Barreto Dávalos, que también pertenecía al partido comunista paraguayo, habitualmente se reunía con Tatter Morinigo y con otros compatriotas.

Como mencionamos, sabemos que además de reuniones con otros paraguayos, Tatter se encargaba de las afiliaciones al partido, y que de esto estaban al tanto las fuerzas represivas paraguayas.

Esto surge claramente de los documentos del archivo del terror 00010F 1750 y  1583,  00011F 1255 y 0242F 0387. Documento 5, Documento 6, Documento 7 y Documento 8.

Sobre las circunstancias del secuestro de Ricardo Barreto Dávalos, ocurrido en la mañana del mismo 15 de octubre, se refirieron tanto Tatter Radice como Arsenio Barreto Báez. La información al respecto se encuentra además volcada en el libro Semillas de Vida donde, entre otras cosas, recepta el relato de su esposa, Ramona Báez de Barreto.

En cuanto a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que ocurrió el secuestro de Tatter Morinigo, en la audiencia escuchamos a su hijo, quien dio numerosas precisiones pues, recordemos, se encontraba observando todo desde la calle.

Así, pudo ver cómo los captores sacaron a su padre del negocio y lo introdujeron en un vehículo. Fue por eso que identificó que uno de los que participó en ese operativo fue Carlos Españadero.

Además de lo narrado por Tatter Rádice en esta audiencia, contamos con las actas que reseñan las manifestaciones volcadas en varias oportunidades por Idalina Radice Arriola de Tatter, quien lamentablemente falleció antes de tener oportunidad de prestar testimonio en este juicio.

Son más de una docena de declaraciones y denuncias que fue realizando a través del tiempo, tanto en nuestro país como en el exterior.  Entre ellas, se encuentra el acta que recepta su testimonio del 12 de mayo de 1999 ante la justicia paraguaya, y que fue aportado por la testigo Yudith Rolón, así como el acta de su declaración en el marco de la causa denominada “Ramiro González”, agregada a fs. 3687/3689 de la causa n°1504 del registro de este Tribunal Oral.

Como complemento contamos con la sentencia dictada por el Juzgado en lo Civil n° 43 que declaró que su desaparición forzada ocurrió el 15 de octubre de 1976.

Sres. Jueces: El debate ha permitido comprobar la coordinación que existió en estos hechos entre las fuerzas argentinas y paraguayas.

Tal conclusión se deriva no sólo por el trabajo combinado que habían realizado con anterioridad a los secuestros sino también por el conocimiento que se tenía en ambos países de las gestiones realizadas por sus familiares y amigos.

Muestra de ello son los documentos del archivo del terror n° 0038F 0068 y 00178F 0473/4, que incluso se refieren a Tatter Morinigo como “Activo dirigente del partido comunista paraguayo desaparecido en Argentina, luego de participar en actividades subversivas”. Documento 9.

Además, contamos con la resolución dictada por el defensor del pueblo de Paraguay en 2005 aportada por la testigo Rolón. En ella se tuvo por acreditado que Tatter fue detenido y desaparecido en Buenos Aires por su condición de opositor político al gobierno paraguayo, y se reconoció la responsabilidad de ese gobierno.   

En el juicio también se comprobó la persecución que sufrió su hijo por parte de las autoridades argentinas.

En este sentido, los documentos del archivo del terror n° 00172F 0334 y 00188F 1703 también dan cuenta del intercambio de información entre Paraguay y la Argentina y demuestran en forma concluyente cómo las autoridades paraguayas estaban informadas del ingreso de Federico Tatter Radice a Paraguay y el interés argentino en su captura. Documento 10 y Documento 11.

En cuanto a las gestiones que llevaron adelante los familiares de Tatter Morinigo y Barreto Dávalos, se presentaron múltiples acciones de Habeas Corpus que fueron sistemáticamente rechazadas. También acudieron a Naciones Unidas, Amnesty International y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos internacionales.

Ninguna de las gestiones consiguió revelar lo que le ocurrió, pues las autoridades de ambos países lo ocultaron, favoreciendo la impunidad.

Es que, como ya hemos dicho pero vale la pena reiterar, la coordinación no culminaba con el secuestro y la desaparición, sino que después continuaba a través del pacto de silencio con el que se aseguraba la impunidad en el caso, pero también la continuidad del acuerdo criminal.

En este punto, resta referirnos brevemente a la intervención del agente del Batallón de Inteligencia 601 Carlos Españadero en las denuncias realizadas por los familiares de Tatter Morinigo ante la embajada de Alemania en nuestro país.

A ello se refirieron tanto Federico Tatter Radice, como Idalina Radice de Tatter, lo que fue confirmado por la propia embajada de la República Federal Alemana a través de las notas obrantes a fs. 210 y 219/220 del expediente n° 28.013/85 remitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.

Pero, además, al debate se incorporaron las expresiones del propio Carlos Españadero vertidas en el juicio celebrado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivadavia, en el que se juzgó la desaparición del conscripto Rodríguez Diéguez.

En tal oportunidad, Españadero no solo manifestó que se desempeñó en el Batallón de Inteligencia 601 como personal civil de inteligencia, sino que también reconoció haber utilizado el nombre “Mayor Peña” y haberse desempeñado en la embajada de Alemania donde se entrevistó con familiares de personas desaparecidas.

Como dijimos, se ha probado que Españadero fue uno de los que intervino en el operativo que secuestró a Tatter Morinigo.

Sres. Jueces: Sobre los hechos que hemos relatado, las limitaciones impuestas durante la etapa procesal anterior, sumadas a los fallecimientos de los imputados Videla, Harguindeguy y, recientemente, Olivera Róvere, nos impiden dirigir una acusación formal contra alguno de los responsables de su secuestro y posterior desaparición.

Sin embargo, lo que le ocurrió tanto a Tatter Morinigo como a su compañero Barreto Dávalos, así como la persecución coordinada que se dirigió contra Federico Tatter Radice, dan cuenta de la puesta en funcionamiento del andamiaje de coordinación proporcionado por la Operación Cóndor.

 

[1] Comisión de Familiares de Paraguayos Detenidos Desaparecidos en la Argentina. Semillas de vida = Ñemity ra. La Comisión, Asunción, Paraguay, 1990.