Víctimas de Paraguay

Florencio Benítez Gómez

Descripción del caso

Vamos a referirnos ahora a lo ocurrido a Florencio Benítez Gómez, paraguayo, de 43 años de edad al momento de los hechos.

Era padre de dos hijos varones nacidos en Paraguay, Sinesio y Ricardo Benítez. Posteriormente formó matrimonio con Irma González, de nacionalidad Argentina, con quien tuvo una hija, Miriam Zulma. En búsqueda de mejores perspectivas de futuro, la familia migró a la Argentina en 1962, donde nació su cuarta hija, Sonia María Benítez. Años después, su hijo Sinesio siguió sus pasos, asentándose también en este país. Se radicaron en el Partido de San Isidro, Provincia de Buenos Aires.

Con el objeto de promover la organización barrial y realizar gestiones ante las autoridades municipales para obtener mejoras en la zona, el matrimonio constituyó la Sociedad de Fomento “24 de Junio”. Florencio e Irma fueron designados Presidente y Secretaria de Actas, respectivamente. Ambos simpatizaban con el Partido Peronista Auténtico. Documento 1.

Durante este debate se demostró que el 21 de julio de 1976, en horas de la madrugada, el Ejército Argentino junto con personal de la Policía provincial y de otras fuerzas de seguridad realizaron un gran operativo tipo “rastrillo”. Cercaron desde las 2 de la madrugada una parte del bajo Boulogne que tiene forma triangular, delimitado por la calle Sarratea, el fondo de la hoy Autopista del Sol y Camino Real a Morón. Para hacerlo se valieron de una gran cantidad de personal y vehículos, entre los que se observaron camiones militares. El operativo fue realizado en la jurisdicción del Área 420 a cargo del entonces Director de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo, Luis Sadi Pepa, correspondiente a la Zona 4, entonces a cargo de Santiago Omar Riveros.Documento 2.

Como consecuencia del operativo, decenas de personas fueron secuestradas.  Entre ellas Florencio Benítez, hecho que es objeto de este debate, y su esposa Irma González.

El secuestro de Benítez se produjo aproximadamente entre las 4:30 y 5 hs. de la madrugada, en el trayecto entre su casa y la parada del colectivo que lo conduciría a su trabajo en la Papelera Pedotti.

Cumplida esta etapa del procedimiento, entre 6 y 7 hombres armados y vestidos con ropa de fajina camuflada verde olivo, pertenecientes al Ejército Argentino, ingresaron violentamente a la vivienda familiar, ubicada en Segurola 2021, Barrio Villa María de Boulogne, Partido de San Isidro, donde en ese momento dormía Irma González junto con sus hijas. Luego de revisar toda la casa, se llevaron a Irma González.

Entre 5 y 8 días después, se presentaron nuevamente en la casa familiar 5 personas vestidas de civil, que dijeron pertenecer a Coordinación Federal. En su poder tenían un plano y procedieron a desenterrar del patio bolsas que contenían afiliaciones al Partido Peronista Auténtico.

Los hijos de Florencio Benítez, Sinesio y Miriam, recorrieron cuanto lugar pudieron buscándolos. En uno de esos lugares, el Arsenal de Boulogne, una persona se comunicó por radio con Campo de Mayo y derivó a Miriam a la denominada Puerta IV, ya que, según le aseveraron, allí se encontraban sus padres.Sin embargo, cuando llegó al lugar, le negaron rotundamente que sus padres estuvieran allí, y la increparon acerca de quién la había derivado a ese lugar.

En este juicio se ha comprobado que Florencio Benítez Gómez y su esposa Irma González, permanecieron cautivos en uno de los CCD ubicado en Campo de Mayo. Esa es la última información que se tiene de ellos.

Dominga Cresenciana Aguilera de González, también realizó innumerables gestiones y reclamos en el plano nacional e internacional en la búsqueda de su hija y de su yerno. Incluso, formó parte de las Madres de Plaza de Mayo. La familia nunca obtuvo respuestas por parte del Estado, y al día de hoy, ambos permanecen desaparecidos.

 

Prueba

Todas estas conclusiones se derivan de la interpretación conjunta de las diversas pruebas incorporadas al debate.

Los hijos de Florencio Benítez dieron cuenta de las razones por las que su padre migró a la Argentina, de su lugar de asentamiento, de su trabajo como obrero de la Papelera Pedotti, ubicada en Beccar Provincia de Buenos Aires, de su actividad sindical, de las preferencias políticas de la pareja y de su desempeño en la sociedad barrial mencionada.

Esto fue confirmado, incluso, por las constancias aportadas por Héctor Sanpaulise, del libro de actas de la sociedad vecinal. Allí se observa la composición de la Comisión Directiva, en la que figura Florencio Benítez como presidente e Irma González de Benítez como secretaria de actas. La dirección de la sociedad de fomento, que puede observarse en el sello que utilizaban y en las cartas dirigidas a la Municipalidad de San Isidro, coincide con el domicilio familiar del matrimonio Benítez – González. Tales constancias indican, además, que Irma Gonzáles de Benítez era delegada por la Sociedad de Fomento ante la Federación de Entidades vecinales de San Isidro (F.E.V.E.S.I.). Documento 3.

Las referencias expuestas en este debate por Miriam y Sonia Benítez también resultan relevantes sobre la vinculación de sus padres con el Partido Peronista Auténtico. En especial, al destacar que a partir de esta relación es que su padre Florencio tuvo contacto estrecho con “Beto”, un joven que concurría a su casa y que desapareció poco antes del secuestro de sus padres, sus testimonios nos permiten desde ya vislumbrar que la persecución de los integrantes de esa agrupación fue la que guió los secuestros de Benítez y de González.

Todos los testigos, además, fueron contestes en destacar la singular magnitud y extensa duración del operativo desplegado esa madrugada en el Área 420, que abarcó varias manzanas de Boulogne e implicó la coordinación de fuerzas diversas por parte de la Jefatura de la Zona 4, en tanto importó el despliegue de barricadas y gran cantidad de móviles y personal del Ejército Argentino y de otras fuerzas de seguridad.

Por ejemplo, Miriam y Sonia Benítez explicaron que los vecinos manifestaron que se trató de un operativo rastrillo, y que a medida en que se producían los secuestros por sectores, los lugares por donde ya habían pasado, se iban liberando. También indicaron que el operativo comenzó entre la 1 y las 2 de la madrugada, y que abarcó un radio aproximado de quince cuadras. Ambas testigos también destacaron que en ese operativo tipo rastrillo, expresión que por resultar francamente conocida no hace falta definir, alrededor de cincuenta personas fueron secuestradas aquél día y trasladadas en camiones. De ellas sólo algunas fueron liberadas tiempo después, como ser los hermanos Ludueña, mientras que otras personas permanecen desaparecidas. Entre ellas, un menor de 16 años llamado Julio Alberto Torres.

Sinesio Benítez, por su parte, recordó que en el operativo también habían desaparecido una persona de apellido Cabrera, alias Cabezón, y Luján, quienes estaban relacionados con su padre.

En la nómina de integrantes de la Comisión Directiva de la Sociedad de Fomento aparecen los nombres de varias de las personas que fueron víctimas del operativo. Puede observarse claramente que se menciona a dos personas de apellido Ludueña, y a Julio Torres, quien, de acuerdo a lo que surge del Legajo Conadep N° 1965, era el padre del menor Julio Alberto Torres.  La confirmación de que se trata de las mismas personas se deprende, además, de las direcciones registradas en la nómina, ya que coinciden con el domicilio señalado por Sonia Benítez como del que fueron secuestrados los hermanos Ludueña, y con el domicilio familiar de donde, también de acuerdo a su legajo CONADEP, fue secuestrado Julio Alberto Torres. Es por ello que podemos afirmar que algunos de los miembros de la Sociedad de Fomento “24 de Junio” fueron víctimas del operativo del 21 de julio de 1976, investigación que actualmente lleva adelante el Tribunal Oral Federal N°1 de San Martín en la causa n° 2662. Documento 4.

En cuanto a las características del operativo, Sinesio Benítez nos relató lo que él mismo pudo percibir. Así, explicó que aquélla noche no se encontraba durmiendo en la vivienda familiar pero que cuando intentó regresar, aproximadamente a las 7 de la mañana, no pudo hacerlo porque había militares vestidos de fajina verde olivo y camiones verdes militares, que estaban realizando un operativo rastrillo, que consistía en barricadas que cerraban el barrio. Refirió que una de las cosas que más lo movilizó fue haber visto una camioneta volcada en la que tanto en su interior como en su entorno había personas que, de acuerdo a lo que percibió, se encontrarían heridas o fallecidas. Después, supo por comentarios que eran personas del barrio vecino, que fueron atacadas mientras se dirigían a sus trabajos, y que actualmente están desaparecidas. El relato de Sinesio al respecto es descriptivo de la magnitud del operativo que se vivió aquélla noche en el bajo Boulogne.

Ese relato, además, encuentra correlato en una serie de documentos de la ex DIPBA que fueron incorporados a este juicio, y que se agrupan en el Legajo n 5915, Mesa “DS”, carpeta Varios. Documento 5.

El primero de los documentos que queremos resaltar da cuenta de que en San Isidro, el día 21 de julio de 1976 siendo las 4:45 hs. de la madrugada, Fuerzas Conjuntas del Área operacional 420 realizaban un operativo denominado “interceptación” en Camino a Morón y calle Bernardo de Irigoyen, y que en ese contexto sostuvieron un supuesto enfrentamiento con los ocupantes de un vehículo que no acató la orden de detención. De acuerdo a lo que surge del documento, como resultado de ello murieron sus cuatro ocupantes. El documento menciona que concluido el hecho, procedieron a secuestrar diversos elementos, entre los que se encuentra la camioneta Estanciera IKA.

El segundo documento consiste en una ampliación de la síntesis informativa producida 15 minutos después del parte recién citado, esto es a las 5 de la mañana. Allí, la Delegación de San Martín registró la comunicación que le efectuó un móvil presente en Camino a Morón y Bernardo de Irigoyen, de Boulogne, que efectuaba un operativo conjunto. También se señala que como resultado del operativo murieron cuatro personas que viajaban en una camioneta estanciera IKA, lo que nos permite afirmar que se están refiriendo al mismo episodio. Pero, además, se consigna que “por orden del Jefe militar a cargo del operativo, que se proceda de la misma manera que se hace en esos casos de corte subversivo. Los cadáveres fueron remitidos al Cementerio de Boulogne”.

Como puede advertirse, estos documentos confirman el hecho relatado por Sinesio Benítez, pero lo más importante es que corroboran de manera documental la producción del operativo del 21 de julio de 1976 donde fueron secuestrados Benítez y su esposa, y la intervención en él del personal del Área 420, en ese entonces a cargo del imputado Luis Sadi Pepa. Sobre esto Sinesio Benítez refirió también que tiempo después de este hecho, a partir de las gestiones que realizó ante el Arsenal de Boulogne y Campo de Mayo, personal militar le reconoció que en el barrio se había producido un operativo con estas características.

Respecto del secuestro de Florencio Benítez y del lugar y horario aproximado en que ocurrió, los tres hijos fueron coincidentes al afirmar que su padre no se encontraba presente al momento del operativo en la casa familiar, pues ya se había retirado hacia el trabajo.

De las manifestaciones de Sinesio y Miriam Benítez, se pudo establecer que su padre usualmente salía de la casa entre las 4:30 y 5 de la mañana para dirigirse a la parada de un colectivo, probablemente el 314, ubicada en la calle Sarratea o la calle Irigoyen, puesto que el horario de ingreso laboral era a las 6 de la mañana.

Sonia Benítez precisó que luego de que su padre saliera a trabajar, la casa fue violentada por militares armados.

La familia despertó por los golpes y patadas de las personas que ingresaron.

Explicó cómo revolvieron su casa y cómo, luego de que su madre hablara con un hombre que vestía chaqueta azul y portaba venias en los hombros, se la llevaron, sólo vistiendo un camisón de plush celeste.

Miriam Benítez, incluso, destacó que permanentemente se escuchaban tiros fuera de la casa y que luego de que se llevaran a su madre intentó salir, pero que una persona armada ubicada en la puerta de entrada la obligó a que regresara bajo amenazas, pues tenía orden de bajar, claramente refiriéndose a dispararle. Sin embargo, pudo después hacerlo por la parte trasera debiendo atravesar los techos, ya que el operativo continuaba en la calle del frente. Es así que buscó un teléfono y se comunicó con el lugar de trabajo de su padre con el objetivo de informarle lo sucedido, pero le dijeron que él  nunca había llegado. En el mismo sentido se expresó Sonia Benítez.

Resulta claro, entonces, que Florencio Benítez fue secuestrado entre las 4:30 y las 5 hs., en el trayecto que va desde su casa y la parada de colectivo 314, ubicada a pocas cuadras. Como vimos, su esposa corrió la misma suerte luego, cuando personal militar ingresó por primera vez a la vivienda familiar.

Y decimos por primera vez porque algunas horas más tarde, como recordaron Miriam y Sonia Benítez, la casa fue nuevamente inspeccionada por, entre otros, una mujer con uniforme policial, quien alegó que al haber cosas de una mujer, se presentaba ella para revisar.

Sonia Benítez agregó que, a los pocos días del primer operativo, nuevamente se presentaron en su casa personas que tenían en su poder un plano y, delante de ella y de su abuela, desenterraron del patio unas bolsas que contenían papeles y afiliaciones al Partido Peronista Auténtico.

Una descripción similar de lo ocurrido se aprecia en dos documentos que fueron incorporados al debate. El primero es la presentación efectuada por Dominga Cresenciana Aguilera de González ante el ACNUR y que fue remitida por dicha organización internacional. El segundo, la nota dirigida a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y firmada por Aguilera, aportada por su nieta Sonia Benítez.

En los documentos señalados, Aguilera expresa que el último operativo fue llevado adelante por 5 personas de civil que retiraron tres paquetes de 10 por 15 cm., que contenían afiliaciones al Partido Peronista Auténtico y así también, que le refirieron que Irma se había declarado culpable, pero no aclararon de qué. También en una de estas notas, Aguilera agrega que, tiempo después, encontró en Coordinación Federal a la persona que estuvo a cargo de este operativo, que ella lo increpó y que este hombre logró evadirla.

Estas referencias nos permiten concluir que, luego de sus secuestros, Florencio Benítez e Irma González fueron interrogados, pues sólo por sus propios relatos pudieron dirigirse a un lugar concreto del inmueble y desenterrar objetos que no habían sido hallados antes, pues no estaban a la vista: afiliaciones al partido por el cual ambos simpatizaban.

Finalmente, también se comprobó en este juicio que ambos fueron conducidos a un CCD de Campo de Mayo.

En el juicio, se acreditó que los familiares realizaron inmediatamente diversas gestiones para dar con el paradero del matrimonio. Entre ellas, la de hacerse presente en el Batallón de Arsenales 602.

Miriam Benítez expuso que al día siguiente a la desaparición de sus padres concurrió a la Comisaría de Boulogne; y que allí la derivaron al Arsenal de Boulogne, desde donde efectuaron una comunicación por radio: ella escuchó que decían, y cito: “sí, el matrimonio Benítez está acá”, derivándola posteriormente a la Puerta IV de Campo de Mayo porque en ese lugar estaban sus padres. También destacó que, al llegar, le negaron que estuvieran allí, y la increparon duramente, preguntándole sobre la persona que la había derivado a ese lugar.

Este dato debe ser conjugado con otras referencias brindadas en la audiencia.

Momentos antes dimos cuenta de la magnitud del operativo, de que muchas personas fueron apresadas esa madrugada y de que sólo algunos aparecieron con vida. Entre ellos, los hermanos Ludueña, quienes permanecieron alojados en Comisarías de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, fueron puestos a disposición del PEN, y posteriormente liberados.

Años después, los tres hijos de Florencio Benítez pudieron hablar con al menos uno de ellos, cuyo mal estado físico y psíquico era fácilmente perceptible.  En ese encuentro, Miriam Benítez se enteró de las torturas físicas a las que fueron sometidos. Pero no sólo de eso. En esta audiencia, Miriam detalló que, según el relato de Ludueña, éste no pudo ver a sus padres, pero sí escuchó la siguiente frase: “el matrimonio Benítez va para este lado”, haciendo referencia que inmediatamente se procedió a una división efectuada entre las personas secuestradas. Esa división se hizo para diferenciar a quienes sobrevivirían de quienes no.

Coincidentemente se expresó en su declaración Sonia Benítez, quien refirió que por rumores del barrio y específicamente por los Ludueña, conoció que las personas secuestradas fueron divididas en dos grupos, unos fueron llevados a Comisarías y tiempo después fueron liberados, como los hermanos mencionados. Las otras personas fueron dirigidas en camiones a Campo de Mayo y son aquellos sobre quiénes no se tuvieron más noticias.

Se ha probado, así, que luego del operativo, los secuestrados fueron llevados a, al menos, una comisaría de la zona, donde en un momento determinado fueron divididos en dos grupos, uno de los cuales se derivó a Campo de Mayo. Las menciones de uno de los hermanos Ludueña y lo que Miriam Benítez escuchó en el Batallón de Arsenales, demuestran que Florencio Benítez y su esposa Irma González integraron el grupo de personas trasladadas a Campo de Mayo.

Nunca se dio respuesta sobre el paradero de Florencio Benítez Gómez. Por su privación ilegítima de la libertad, acusamos a Luis Sadi Pepa y a Santiago Omar Riveros.