Víctimas de Uruguay

Modesto Humberto Machado

Descripción del caso

Modesto Humberto Machado, uruguayo, en 1976 tenía 37 años y estaba casado con Elvira Martínez Sosa con quien tuvo 2 hijos: Marcel y Luis Alberto.

Vivía en una casa ubicada en la calle William n° 22 del barrio Rincón de Milberg de la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires.  

Debido a dificultades laborales, y con la esperanza de encontrar mejores oportunidades en nuestro país, en 1974 emigró con su familia desde Uruguay.

Consiguió trabajo en el Astillero Mestrina, localizado a pocas cuadras de su domicilio, donde se desempeñó primero como albañil y luego realizando tareas en el pañol.  

A partir de la actividad gremial que desarrolló, llegó a ser secretario del Sindicato de Astilleros. Además, integró el Partido Peronista Auténtico.   

En la casa familiar solía celebrar reuniones con otros delegados del astillero y compañeros de trabajo, como Hugo Reseck, Carlos Ignacio Boncio Mancebo y Jorge Omar Lascano.  

Como sabemos, el plan de represión desplegado por el gobierno dictatorial a partir de marzo de 1976, incluyó acciones contra los sindicatos.

En este contexto, los trabadores del Astillero Mestrina fueron blanco de operativos y es así que algunos de los compañeros de Machado fueron secuestrados, otros asesinados y muchos desaparecidos, razón por la cual él temía por su seguridad física.

Evidentemente, no se equivocó.

A partir de la prueba recolectada en el debate se acreditó que Modesto Humberto Machado fue secuestrado el 22 de mayo de 1976 en su domicilio, por personal de las fuerzas represivas que dependían de Santiago Omar Riveros.

Como dijimos, la casa de Machado estaba ubicada en la calle William n° 22 del barrio Rincón de Milberg de la localidad de Tigre, que se encontraba entonces dentro de la jurisdicción del Área 410 cuya sede era la Escuela de Ingenieros de Campo de Mayo, en ese momento a cargo del Coronel Juan Carlos Camblor.

Esa jefatura de Área, al igual que todas las de la Zona 4, en esa fecha respondía a las órdenes de Riveros, Comandante de Institutos Militares y Jefe de esa zona de defensa.

El secuestro se produjo de la siguiente manera: ese día, al mediodía, se presentaron en su casa dos hombres vestidos de civil,  con camperas de cuero y portando  armas largas.

Cuando el hijo de Machado los atendió, pidieron hablar con él bajo la excusa de que venían a cobrar la cuota de un electrodoméstico.

 Un tercer hombre esperaba en el automóvil que habían estacionado en el frente de la casa.

Luego de una breve conversación, y exhibiendo las armas, lo obligaron a subirse al vehículo y se lo llevaron. A su esposa, que presenció todo el suceso y lloraba desesperadamente, le dijeron que lo conducirían a la Comisaría de Tigre a prestar una declaración y que volvería muy pronto.

Ese mismo día, Elvira Martínez fue a la Comisaría de Tigre y denunció lo ocurrido, pero allí negaron tener conocimiento del hecho y le dijeron que ellos no fueron quienes se llevaron a su esposo.

Por temor, inmediatamente abandonó la casa familiar y se instaló junto a los niños en la casa de sus tíos. Cuando le contó lo sucedido a su familia, su primo le relató que, al pasar por la Comisaría de Tigre, había visto en ese lugar el mismo automóvil que ella le describió como aquél en el que se llevaron a Machado (tipo Torino, despintado y sin chapa patente) y a unos hombres que vestían campera de cuero.

A partir de esta información se dirigió nuevamente a la seccional policial pero otra vez le negaron tener conocimiento del paradero de su esposo.

A los pocos días, recibió una llamada telefónica de una mujer desconocida que le indicó que su esposo estaba en la Comisaría de Tigre y que debía llevarle ropa y comida. Sin embargo, cuando se volvió a presentar allí, ya por tercera vez le volvieron a negar la presencia de Machado en el lugar y le exigieron que les informara quién la había llamado.

Lo cierto es que más allá de esas negativas, se encuentra probado que Modesto Machado efectivamente fue llevado a ese lugar, donde lo mantuvieron en cautiverio al menos hasta el mes de julio y donde lo torturaron, al igual que ocurrió con muchos otros trabajadores del astillero Mestrina.

De hecho, pocos meses después de su secuestro, entre julio y agosto, su hermano Wilson Machado, quien luego del exilio de Elvira Martínez y sus hijos, se quedó viviendo en la casa de Rincón de Milberg, también fue secuestrado y conducido a esa misma Comisaría, donde lo interrogaron nuevamente y lo exhibieron ante quien él percibió, aunque no pudo verlo, que era su hermano Modesto Humberto.

De acuerdo a lo que luego de su liberación le contó a Elvira Martínez, lo que sí pudo identificar claramente Wilson Machado fue la voz de su hermano Modesto Humberto, cuando escuchó sus gritos de dolor, consecuencia de los golpes y las torturas a las que fue sometido, muy cerca de donde lo tenían cautivo.

A ello hay que agregar que se acreditó también que desde el 24 de marzo de 1976 hasta por lo menos el mes de diciembre de ese año, un sector de la Comisaría de Tigre funcionó como centro clandestino de detención, dependiente de la Escuela de Ingenieros de Campo de Mayo donde operaba personal militar que respondía a las órdenes de Riveros.

Allí fueron conducidos, precisamente, los trabajadores de los astilleros Mestrina, Astarsa y de la fábrica Ford que fueron víctimas del terrorismo de Estado.

Se encuentra demostrado también que muchos de ellos fueron llevados desde ese lugar a otro centro clandestino ubicado en Campo de Mayo, también a cargo de Riveros, desde donde desaparecieron.

Al día siguiente de su secuestro liberaron a Wilson Machado en una plaza de la Ciudad de Buenos Aires, y desde ese momento ni él ni el resto de su familia tuvieron noticias del destino de Modesto Humberto pese a haberlo buscado en la medida en que les fue posible, ya que, en lo inmediato y luego de ser rechazada en la Comisaría de Tigre, Elvira Martínez se concentró en hallar la manera de resguardar a sus hijos y sacarlos del país, extremo que la ausencia del padre dificultaba.

Sin embargo, un mes más tarde consiguió un permiso especial y volvió a Uruguay con los niños.

En varias oportunidades las autoridades militares convocaron a Elvira Martínez para que observara cadáveres de personas no identificadas y detectara si reconocía a su esposo entre ellos, pero ello no ocurrió.

Al retorno de la democracia en nuestro país, la Sra. Martínez efectuó la denuncia ante la CONADEP, pero hasta el momento Modesto Humberto Machado permanece desaparecido.

 

 Prueba

Los hechos relatados se encuentran probados, en primer lugar, por el testimonio de Elvira Martínez Sosa de Machado, quien se explayó sobre la actividad sindical de su marido en el Astillero Mestrina y sobre las reuniones que realizaba en su casa con los otros delegados. Refirió que todos ellos fueron detenidos con anterioridad a su esposo y que hasta hoy se encuentran desaparecidos.

Al respecto, también declaró el hijo de la víctima, Marcel Hilton Machado, quien amplió con detalles relacionados a la persecución sufrida por su padre y sus compañeros delegados del astillero. Concretamente, refirió que varias de las personas que había visto en las reuniones de su casa, habían desaparecido antes que Modesto Machado.

Recordó puntualmente el caso de tres personas, cuyos cadáveres fueron encontrados días después de la desaparición; incluso contó que asistió a sus velorios.

También habló del temor que su padre demostraba tener cada vez que le relataba la desaparición de alguno de sus compañeros.

En cuanto a las circunstancias en las que ocurrió el secuestro de Machado, su esposa también relató en esta sala la secuencia de los hechos tal como los hemos detallado y aclaró que ella no pudo ver las armas que portaban los captores por la distancia a la que se encontraban pero que su hijo Marcel sí las vio y se asustó mucho.

Su descripción coincidió con lo manifestado ante el Tribunal por Marcel Hilton Machado.

También relató sus presentaciones en la Comisaría 1° de Tigre y la permanente negativa por parte de las autoridades policiales a reconocer la presencia de su esposo en ese lugar, así como los comentarios que le hizo su primo acerca de haber visto en esa sede a personas que vestían de modo similar a los secuestradores de su marido, así como un automóvil que tenía idénticas características a las del que se usó para trasladarlo.

Fue también la Sra. Martínez Sosa la que reprodujo en la sala de audiencias lo que le relató su cuñado Wilson sobre su secuestro y traslado a la Comisaría de Tigre, y la presencia en ese lugar de Modesto Humberto Machado, así como las torturas a las que fue sometido.

Sobre las desapariciones de los otros delegados del Astillero Mestrina, contamos con las constancias agregadas a los legajos de la CONADEP que fueran incorporados por lectura, tanto el de la víctima, como de: Hugo Rezeck (n°658), Carlos Ignacio Boncio Mancebo (n°666) y Jorge Omar Lascano (n° 2396).

De estos legajos obtuvimos información respecto de los secuestros de los que fueron víctimas, hechos ocurridos los días 24 y 25 de marzo de 1976, en el marco de operativos realizados en el mismo lugar de trabajo, el Astillero Mestrina.

Allí también obran constancias de denuncias sobre desapariciones relacionadas a estas, ocurridas en días posteriores.

A su vez, los sucesos que tuvieron por víctimas a Rezeck, Boncio y Lascano, así como a otros delegados del Astillero Mestrina, como Antonio Pandolfino, Cecilio Ramón Albornoz y Zoilo Ayala, fueron objeto del debate celebrado ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n°1 de San Martín en el marco de la causa n° 2248.

En esa causa (sentencia del 5 de noviembre de 2014) fue condenado el aquí también imputado Santiago Omar Riveros por los hechos en los que resultaron víctimas los delegados del Astillero Mestrina por los delitos de allanamiento ilegal, privación ilegal de la libertad doblemente agravada por el empleo de violencia y amenazas y por su duración de más de un mes e imposición de tormentos agravados por ser la víctima un perseguido político.

Esta sentencia fue aportada por esta parte e incorporada por lectura al debate. 

Allí, el Tribunal de San Martín tuvo por acreditado que todas las víctimas fueron ilegítimamente privadas de su libertad en la sede del Astillero Mestrina en dos operativos realizados el 24 y 25 de marzo de 1976 por personal perteneciente al Ejército Argentino; que fueron trasladados a la Comisaría 1° de Tigre en donde fueron mantenidos cautivos durante algunos días, luego de lo cual fueron nuevamente trasladados, esta vez al CCD que funcionó en Campo de Mayo.

Se probó que en este último lugar, Rezeck, Boncio, y Lascano fueron sometidos a distintos tipos de torturas.

Todos ellos permanecen desaparecidos.

Si bien el caso de Machado no formó parte de esa causa, de las pruebas colectadas en este debate podemos concluir que lo que le pasó está evidentemente vinculado a los operativos mencionados.

Al igual que se demostró en esos casos, su secuestro estuvo relacionado con su actividad sindical, y es a partir de ello que podemos concluir que desde el momento de su secuestro Machado siguió un derrotero, si no idéntico, muy similar al de sus compañeros delegados.

En cuanto al accionar de la Comisaría de Tigre, también fue incorporado como prueba documental a este debate el Anexo nº 3 del caso nº 150 de la causa nº 4012 (año 1985, Nº 26.144 "Testimonios de Personal Policial de la Comisaría de Tigre")

Dicho Anexo incluye diversas referencias volcadas por personal policial que se encontraba en funciones, en esa época, en esa Comisaría y en la Unidad Regional, que dan cuenta del funcionamiento de la dependencia con anterioridad y posterioridad al 24 de marzo de 1976 en relación a la llamada “lucha antisubversiva”, así como del accionar y presencia militar en esa seccional. También muestran la relación con Campo de Mayo y su dependencia al Área 410, la forma de realización de operativos en la vía pública, las instrucciones que se les impartían, la existencia de "áreas restringidas" dentro de los destacamentos policiales y de la presencia de detenidos encapuchados, golpeados y torturados, a quienes se interrogaba.

Muchos de esos relatos demuestran que los detenidos en ese lugar, que estaban a disposición de la Zona 4, eran trabajadores de Mestrina, Astarsa o Ford y que no se asentaban en los libros de la dependencia policial.

Incluso, se afirma que los policías de ese lugar tenían la orden de los militares de no dar ninguna información a los familiares de esos detenidos que se presentaran a preguntar por ellos, lo que, como vimos, Elvira Martínez vivió en carne propia.

Atribuimos la privación ilegítima de la libertad de Modesto Humberto Machado al imputado Santiago Omar Riveros.