Víctimas de Chile

Patricio Antonio Biedma

Descripción del caso

Trataremos ahora lo ocurrido con Patricio Antonio Biedma, argentino, integrante del MIR chileno, que fue secuestrado en nuestro país cuando tenía 31 años y permanece desaparecido hasta hoy.

Biedma se había radicado desde joven en Chile, donde se vinculó al MIR. Sabemos que debido a su filiación política fue perseguido por las fuerzas represivas chilenas luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

Sabemos también que, producto del peligro que corría en Chile, donde la represión aumentaba día a día, en 1974 migró a la Argentina junto con su esposa, Luz Lagarrigue Castillo, y sus hijos. Se instaló en Capital Federal desde donde continuó con su participación en el MIR junto con otros compañeros de la misma organización, como Jorge Fuentes Alarcón.

Sin embargo, las fuerzas chilenas nunca abandonaron su pretensión de detenerlo, y su salida de Chile no resultaba un impedimento para ello. Por el contrario, se encuentra acreditado que las fuerzas represivas argentinas y paraguayas colaboraron con la DINA en el intercambio de información tendiente a su captura, lo que lo puso en peligro inminente. Él lo sabía y es por eso que buscó seguridad para su familia, a la que logró sacar del país y enviar a Cuba en mayo de 1975.

Como ya referimos, en aquella época llegó a Buenos Aires Edgardo Enríquez, proveniente de Cuba para representar al MIR ante la JCR; y poco después Fuentes Alarcón fue secuestrado en Asunción. Su captura y su sometimiento a violentos interrogatorios permitieron a la “Operación Cóndor” obtener valiosa información del MIR en general y, en particular, sobre Biedma. A tal punto esto es así que existen registros de que, a partir de los datos que las fuerzas obtuvieron, se realizaron tres allanamientos en Buenos Aires en su búsqueda. No pudieron encontrarlo en ese momento pero es indudable que cada vez estaban más cerca.

Mientras tanto, y para su seguridad, él se mantenía en la clandestinidad, usaba el nombre “Nicolás” y se vinculaba con un pequeño grupo de compañeros del partido entre los que estaba su dirigente máximo: Edgardo Enríquez Espinoza.

Ya nos hemos referido al asesinato de Enríquez, ocurrido el 10 de abril de 1976. Sabemos, que desde entonces Patricio Biedma asumió el liderazgo del MIR en Buenos Aires y su representación ante la JCR. Sabemos también que mantenía contacto con la embajada de Cuba en nuestro país, desde donde se le proporcionaba asistencia económica a la organización. Es así que, por su grado de responsabilidad en la organización y por su vínculo con la diplomacia cubana, Biedma se había transformado en una de las personas más buscadas por la asociación ilícita constituida por las fuerzas represivas de los países del Cono Sur.

Pese a las medidas de seguridad que adoptó, finalmente fue secuestrado en nuestro país y llevado al CCD Automotores Orletti. Esto lo sabemos porque, al menos desde el 23 de agosto y hasta el 7 de octubre de 1976, fue visto cautivo en el CCD Automotores Orletti, en el que actuaba el grupo represivo argentino a cargo de Aníbal Gordon, y a donde también actuaron fuerzas de los otros países involucrados en la asociación ilícita. Allí, fue sometido a brutales tormentos y a condiciones inhumanas de detención. Como ocurrió con el resto de los detenidos que pasaron por este CCD recibió golpes y amenazas; no se le dio una adecuada atención médica; y se lo obligó a escuchar los gritos de otras personas al ser torturadas o al quejarse de sus dolores a causa de las heridas producidas por la tortura, entre muchos otros tormentos.

 Sabemos, por ejemplo, que escuchó cómo torturaban a los cubanos Jesús Cejas Arias y Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, que habían sido secuestrados pocos días más tarde, circunstancia que detallaremos más adelante. También, que compartió cautiverio en ese lugar con su compañero Mario Espinoza Barahona, actualmente desaparecido; y con el argentino Bertazzo, que sobrevivió y pudo dar cuenta de lo ocurrido aquellos días.

En cuanto a sus captores, además del grupo que actuaba en ese CCD al que ya nos hemos referido, entre quienes estaba Miguel Ángel Furci, está probado que llegaron desde Chile integrantes de la DINA para colaborar en los interrogatorios e indagar sobre la nueva información que pudieran arrancarles a los prisioneros, para luego continuar con la persecución de quienes aún no habían sido capturados.

Cuando, el 7 de octubre de 1976, José Luis Bertazzo fue liberado, Patricio Biedma permanecía en ese lugar. Hasta la fecha permanece desaparecido.

Sus seres queridos realizaron múltiples reclamos para conocer lo que había sucedido con él, pero ninguno arrojó datos sobre su destino.

Recién años después de conformada la CONADEP, su esposa conoció el testimonio de Bertazzo a través del cual pudo saber que su marido había sido llevado a Orletti.

 

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados a partir de la interpretación conjunta de distintos elementos de prueba producidos o incorporados durante el debate.         

En relación con su actividad política en Chile dentro MIR, y con la persecución sufrida que lo llevó a migrar con su familia a la Argentina, contamos con el testimonio de su esposa, María de la Luz Lagarrigue Castillo brindado en el juicio de la causa n° 1627, incorporado al debate.

Además, Lagarrigue Castillo dio cuenta de la actividad política de su marido dentro del MIR en Argentina, bajo las órdenes Jorge Fuentes Alarcón hasta que este fue secuestrado en Asunción, época en la cual recordó que la casa en que vivían y los domicilios de familiares de Biedma habían sido allanados.

La testigo María Isabel Magnet Ferrero coincidió con Lagarrigue Castillo en relación a la filiación política de Biedma; y recordó que su hermana, Cecilia, y su cuñado Guillermo Tamburini lo conocían.

Diversos documentos evidencian, por otra parte, la coordinación represiva regional que existió en la búsqueda de Biedma en Buenos Aires.

En principio, no solo contamos con el documento del Archivo del Terror titulado “cuestionario para Nene”[1] , valorado oportunamente al tratar su caso en el juicio por el CCD Automotores Orletti, en el que consta que desde Argentina se envió un cuestionario a Asunción para interrogar a Fuentes Alarcón, entre otras cosas, sobre información relativa a Biedma, sino que también obran en otro documento del mismo archivo, las respuestas obtenidas[2]. Documento 1. El primero es el n°R0080F0072; el segundo, el n° R0080F0724-0725.

Además, en un documento similar de la misma serie[3], n° 00080 0734, no sólo se advierte el interés en ubicar a Biedma en Buenos Aires, sino que nos confirma que el resultado de los operativos llevados adelante en nuestro país era rápidamente compartido con el resto de los países integrantes de la asociación ilícita. Documento 2. Ello se ve reflejado, por ejemplo, en la referencia a información proveniente de una libreta de direcciones que era propiedad de Biedma, evidentemente obtenida en uno de los tres allanamientos realizados en aquella época en Capital Federal.

A estos documentos, incorporados al debate, se refirieron en la sala de audiencias, los testigos expertos Carlos Portillo, Carlos Osorio y John Dinges.

Dinges, al referirse a lo ocurrido en Asunción con Fuentes Alarcón, dijo:

“Es la primera vez que sabemos que varios países van a un interrogatorio en otro país y después hay una divulgación de la inteligencia recogida y se hacen operaciones basadas en esa información”.

A lo largo de este juicio se probó, tal como manifestó Grete Weinmann ante este Tribunal, que en Buenos Aires Biedma se vinculó con Edgardo Enríquez, a quién sucedió como representante del MIR ante la JCR.

Sobre este punto contamos también con el testimonio prestado por Bertazzo en la causa n° 1627 e incorporado a este juicio, en el que recordó que mientras estuvieron juntos en Automotores Orletti, el propio Biedma le contó acerca de su actividad política y su rol en la JCR luego del secuestro de Enríquez.

Por su parte, Stella Calloni ante este Tribunal también resaltó la jerarquía que ostentaba Biedma dentro del MIR luego del secuestro de Edgardo Enríquez.

En este sentido, se ha acreditado que las fuerzas represivas sabían de la importancia de Biedma tras el asesinato de Enríquez.

Como mero ejemplo, basta con mencionar uno de los documentos que fuera obtenido en el marco de la causa n° 4012 de la justicia de San Martin y que se encuentra dentro de los 6.348 fotogramas digitalizados remitidos por esa jurisdicción a este proceso. Nos referimos al parte de inteligencia de la SIDE n° 3258 del 24 de mayo de 1976, titulado “Actividades Detectadas de la JCR”. En este documento, por un lado, se señalaba que Edgardo Enríquez estaba desaparecido; por el otro, se informaba que Patricio Antonio Biedma era actualmente el representante del MIR en la JCR. Documento 3.

En relación a su cautiverio en CCD Automotores Orletti y a los tormentos que allí le infligieron, contamos con el ya citado testimonio de Bertazzo quien compartió con Biedma la detención en ese lugar entre el 23 de agosto y el 7 de octubre de 1976. Fue el propio Biedma quien le relató las duras sesiones de tortura a las que fue sometido allí, y la participación en los interrogatorios de personal chileno de la DINA.

Contamos además con el informe de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos de fecha 22 de septiembre de 1976, que confirma no solo su detención, la de Mario Espinoza Barahona y la de los dos funcionarios cubanos, sino que también da cuenta de los tormentos a los que fue sometido Biedma para obtener información sobre la JCR y su vínculo con Cuba. Sobre este documento, John Dinges concluyó que las circunstancias que en él se mencionaban eran reveladoras para deducir que se estaba ante un caso emblemático de la Operación Cóndor. Puntualmente, Dinges dijo: “Yo creo que si esto no es Cóndor, sería difícil pensar qué sería Cóndor. Son chilenos y cubanos, se trata de la JCR, varias fuerzas involucradas. Además, sabemos de los chilenos que fueron a hacer el interrogatorio”. Documento 4.

Todas las pruebas hasta aquí expuestas permiten, por sí solas, acreditar la coordinada persecución regional que llevó al secuestro de Biedma, su alojamiento en el CCD Automotores Orletti, las torturas a las que fue sometido y su posterior desaparición. Sin embargo, eso no es todo.

En este juicio, además, se incorporó el informe al que ya hicimos referencia en otros casos, firmado por el Comisario Obregón de la Superintendencia de Seguridad Federal, desde donde, como ya vimos, se prestó personal y asistencia al GT 5, encargado de llevar a cabo gran parte de los secuestros de personas que luego fueron alojadas y desaparecidas en Orletti. Allí, luego de reseñar los operativos contra otros miristas realizados con anterioridad y que, como ya explicamos, aunque el documento no lo diga expresamente se refiere a Elgueta Díaz, Enríquez Espinoza y Orellana Castro, entre otros, se señala que:

“De interrogatorios efectuados a elementos miritas se pudo obtener la información de que el nuevo representante del MIR ante la JCR, se encontraría residiendo y activando en nuestro país. Averiguaciones posteriores permitieron la individualización y detención del mencionado elemento, conjuntamente con un importante mirista instruido en Cuba y experimentado en las filas del ERP”. Documento 5.

Es claro que el informe refiere a Biedma y a Espinosa Barahona.

El documento sigue: “Con estas caídas, el mencionado representante (es decir Patricio Biedma) manifestó que la JCR en nuestro país quedaba prácticamente desactivada”.

A todo esto, se suma el hecho de que el secuestro de Biedma y su cautiverio en Automotores Orletti, así como las condiciones inhumanas en las que fue mantenido, y los tormentos que se le aplicaron, fueron tenidos por probados por este mismo Tribunal en la sentencia, actualmente firme, dictada en la causa n° 1627 y por ello resultaron condenados Eduardo Rodolfo Cabanillas, Honorio Carlos Martínez Ruiz y Eduardo Alfredo Ruffo.

Corresponde mencionar además que su desaparición también se tuvo por acreditada en la sentencia dictada por el Juzgado Nacional en lo Civil n° 64, donde se declaró su ausencia por desaparición forzada, fijándose como fecha presuntiva de desaparición el 1° de noviembre de 1.976.

Como complemento, contamos con las actuaciones obrantes en el legajo CONADEP n° 3735 correspondiente a Patricio Biedma y con el informe elaborado por la Comisión de Verdad y Reconciliación de Chile, que coinciden con los elementos probatorios ya reseñados y robustecen el convencimiento de que estamos frente a una víctima de la asociación ilícita investigada en este juicio.

Lo ocurrido a Biedma, entonces, es una prueba más de la coordinación regional delictiva que existió entre las dictaduras del Cono Sur, bajo el marco de la denominada “Operación Cóndor”.

Finalmente, debemos decir que por la privación ilegítima de la libertad y las torturas de Patricio Antonio Biedma en el CCD Automotores Orletti, acusamos a Miguel Ángel Furci.

 

[1] Documento n° 00080F 0721/2.

[2] Documento n° 00080F 0724/0725.

[3] Documento n° 00080 0734.