Víctimas de Chile

Miguel Iván Orellana Castro

Descripción del caso

Miguel Iván Orellana Castro, chileno, al momento de los hechos tenía 27 años. En 1973 vivía en Santiago de Chile, junto con su esposa Gloria Ojeda Zúñiga y su hija Tania. Miembro del MIR, comenzó a vivir de manera clandestina desde que se inició la persecución contra sus integrantes.

En noviembre de 1973, fue secuestrado por la policía civil chilena y permaneció detenido durante 15 días en el Departamento de Investigaciones. Si bien recuperó su libertad, temía ser nuevamente aprehendido, motivo por el cual no regresó al domicilio, lugar al que al poco tiempo volvieron a buscarlo.

Miembros de la policía de Investigaciones se presentaron e interrogaron a su esposa, Gloria Ojeda Zúñiga, sobre su paradero. Frente a la respuesta negativa, los represores tomaron a la pequeña Tania y amenazaron con llevársela. Por miedo a lo que le pudiese pasar a su hija, Gloria Ojeda Zúñiga se refugió en la ciudad de Linares junto a sus padres.

El 20 de diciembre de 1973, Miguel Iván Orellana Castro se asiló en la embajada de Venezuela en Chile y se contactó con su esposa, que pocos días después se presentó en la embajada, con la hija de ambos. El 24 de enero de 1974 partieron rumbo a Cuba, donde los esperaba el comité exterior del MIR.

A la semana de haber llegado, miembros de ese partido comenzaron a entrenar a Miguel Iván Orellana, puesto que el plan del MIR era enviar un primer grupo de hombres a Buenos Aires, que quedarían bajo las órdenes de Edgardo Enríquez para culminar su preparación; y luego ingresar clandestinamente a Chile.

Efectivamente, días antes de la navidad de 1975, Orellana Castro partió hacia Argentina utilizando un documento falso a nombre de Pablo Laponti Rochi. No lo hizo solo sino con un grupo de compañeros, entre los que había dos de nacionalidad chilena, conocidos como “Mauro” y “Marco”; y uno de nacionalidad paraguaya.

Orellana Castro se instaló en Buenos Aires, donde se puso a disposición de Edgardo Enríquez que, tal como hemos mencionado detalladamente al referirnos a lo ocurrido con él, era el representante del MIR en la JCR. Orellana realizaba trabajo político de base en barrios humildes de Buenos Aires, expandiendo las ideas del MIR y difundiendo material de propaganda. Fruto de esta actividad política, generó vínculos muy cercanos con los vecinos, quienes le permitían alojarse y refugiarse en sus casas.

Pero esta actividad también lo expuso frente a la coordinación represiva regional que, en la primera mitad de 1976, se había intensificado sobre su organización. Al respecto, ya hemos mencionado cómo, apenas producido el golpe de Estado en Argentina, comenzaron masivamente en nuestro país los operativos para secuestrar a miembros del MIR.

En este juicio se probó que en menos de un mes, esa acción coordinada, principalmente y en lo que aquí interesa, entre organismos estatales chilenos y argentinos, había secuestrado a Regina Marcondes, Edgardo Enríquez Espinoza, Frida Elena Laschan Mellado, Ángel Athanasiú Jara y Pablo Germán Athanasiú Laschan.

Y durante el debate se demostró que en el transcurso del mes de Junio de 1976, Miguel Iván Orellana Castro fue secuestrado en la ciudad de Buenos Aires o en sus inmediaciones, por personas adscriptas a las fuerzas represivas de las dictaduras militares del Cono Sur que actuaron coordinadamente en el marco de la Operación Cóndor. El secuestro se produjo antes de que Miguel Iván Orellana asistiese a una cita con un compañero del partido.

 Frente a su ausencia, la dirigencia del MIR en Buenos Aires envió la noticia a Manuel Cabieses, responsable del comité exterior del MIR en Cuba, que le informó a Gloria Ojeda Zúñiga lo que le había pasado a su marido y a otros compañeros residentes en Argentina. Enterada de lo ocurrido, Gloria Ojeda Zúñiga comenzó su búsqueda realizando gestiones ante distintos organismos internacionales sin obtener respuesta. Hasta el día de hoy se le ha ocultado lo que ocurrió con su esposo, que permanece desaparecido.

De acuerdo a la descripción que hemos realizado y teniendo en cuenta las características particulares de los hechos que damnificaron a Miguel Iván Orellana Castro, y el especial contexto en que se produjeron, entendemos que se encuentra probado que su secuestro y desaparición fueron ejecutados dentro del marco de coordinación represiva denominada “Cóndor”.

 

Prueba

Los hechos narrados hallan correlato en diversas pruebas que ahora pasaremos a sintetizar. La participación política de Orellana Castro en el MIR, la persecución y detención sufridas en Chile y su exilio en Cuba se encuentran acreditados por el testimonio prestado por Gloria María Ojeda Zúñiga en el debate. Lo que nos contó coincide con la información que surge de la declaración recibida por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación de Chile en 1990.

Por su parte, Grete Weinmann, esposa de Edgardo Enríquez, al declarar confirmó que Orellana formaba parte del MIR.

Ojeda Zúñiga también habló sobre el entrenamiento que su marido recibió en Cuba y del viaje a la Argentina en diciembre de 1975 con documentos falsos junto con compañeros del MIR, algunos de los cuales identificó.

Las actuaciones obrantes en el legajo CONADEP correspondiente a Orellana, coinciden en relación a las circunstancias en las que viajó e ingreso a nuestro país.

Contamos también con dos cartas que el propio Orellana Castro le envió a su esposa desde Buenos Aires, en las que confirma lo que venimos diciendo. La primera de ellas es del 27 de enero de 1976 y de su lectura se desprende que ya hacía varios días que se había instalado en Buenos Aires. Documento 1 y Documento 2.

En cuanto a la actividad de Orellana en nuestro país, contamos con los dichos de Ojeda Zúñiga remitidos por la Comisión de Verdad y Reconciliación, en los que manifiesta que trabajaba con Edgardo Enríquez en Buenos Aries.

En este sentido, coinciden con lo expuesto las referencias brindadas por Arnol Kremer en su libro Los perros[1], incorporado en el juicio, en tanto que partidarios del MIR provenientes de Cuba, trabajaban codo a codo con Enríquez en Argentina. Recordemos que se trata de un libro en el que su autor, que vivió junto con Enríquez hasta fines de marzo de 1976, relata vivencias personales de la época.

Las cartas de Orellana también nos permiten confirmar, de su propia pluma, el trabajo político que realizaba dentro del MIR. También en ellas advertimos que era consciente de que las fuerzas represivas lo buscaban y que tomaba medidas de seguridad para no ser detenido.

Y sobre ese seguimiento, una prueba merece ahora ser destacada. El documento secreto del 15 de septiembre de 1976 elaborado por Alberto Baldomero Obregón, Comisario Inspector del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal Argentina, confirma la persecución al MIR en Buenos Aires y el trabajo conjunto con fuerzas de inteligencia chilenas. En él se deja constancia de los operativos iniciados en abril de 1976 para dar con Enríquez y con sus principales colaboradores, entre los que, como ya hemos destacado, estaba Orellana Castro. Documento 3.

Sobre las circunstancias en que ocurrió su secuestro, Gloria Ojeda Zúñiga aseveró que Manuel Cabieses le había informado que en Junio de 1976 su marido debía presentarse en una cita con un compañero del MIR y que no lo había hecho, ni había establecido contacto los días subsiguientes. Además, Cabieses le dijo que, de acuerdo a la situación que se vivía en la Argentina, era probable que estuviese muerto.

En el mismo sentido, contamos con una nota confeccionada por la Vicaría de la Solidaridad a partir de los sucesos denunciados por Gloria Ojeda Zúñiga. En ella se establece que el Jefe del MIR en Cuba, es decir Cabieses, le había dicho que varías personas que trabajaban con Orellana en Buenos Aires habían muerto y que no había sobrevivientes del grupo que había viajado desde Cuba con él. Documento 4.

La resolución judicial que declara la ausencia por desaparición forzada de Orellana Castro coincide con las circunstancias de tiempo y lugar del secuestro.

Al respecto, Grete Weinmann mencionó que sabía que Miguel Iván Orellana Castro aparecía en muchos documentos como desaparecido en Argentina.

Y en este sentido debemos volver a mencionar el informe del Comisario Baldomero Obregón, pues no sólo muestra el intercambio de información que existía con la DINA chilena sino también el alcance que habían tenido los operativos contra el MIR en Argentina. Recordemos que el informe, hecho el 15 septiembre de 1976, indicaba que el 95% de los elementos activistas del MIR en Argentina se encontraban detenidos o desaparecidos

En cuanto a las gestiones realizadas por sus familiares, escuchamos a Gloria Ojeda, quien relató que en Chile había prestado testimonio en el marco del Informe Rettig.

El resto de la información relativa a la búsqueda que llevó adelante su familia, y que al igual que los elementos que acabamos de mencionar, demuestran el deliberado ocultamiento de los hechos por parte de las fuerzas y organismos estatales vinculados a la represión tanto en Argentina como en Chile, también la encontramos en el legajo CONADEP, que contiene copia de todas las presentaciones que realizaron.

Por último, debemos hacer notar que las limitaciones de esta etapa nos impiden responsabilizar a una persona concreta por lo ocurrido con Miguel Iván Orellana Castro, pues sólo se había imputado a Albano Eduardo Harguindeguy y Jorge Rafael Videla, y ambos han fallecido.

Sin embargo, señores jueces, la comprobación en este juicio de su participación política, la persecución sufrida en Chile y posteriormente en la Argentina y la coordinación y colaboración entre las fuerzas de ambos países para capturarlo, permiten concluir que esos hechos sucedieron bajo el marco de lo que se denominó “Operación Cóndor” y se suma a la cuantiosa prueba que da cuenta de su existencia.

 

[1] Luis Mattini Los Perros, memorias de un combatiente revolucionario, Peña Lillo-Del Continente, Buenos Aires, 2006.