Víctimas de Uruguay

Beatriz Victoria Barboza Sánchez y Francisco Peralta

Descripción del caso

Señores jueces: Ahora nos referiremos a lo acontecido al matrimonio conformado por Francisco Peralta, de nacionalidad española y Beatriz Victoria Barboza Sánchez, uruguaya.

Tenían respectivamente 25 y 24 años al momento de sus secuestros. A finales de la década del ‘70 la pareja vivió en Montevideo y participó de la ROE. Como eran perseguidos, en 1974 se exiliaron en Buenos Aires. De hecho, poco después de que se fueron, las fuerzas militares uruguayas allanaron su domicilio de Montevideo. En nuestro país trabajaron y retomaron sus estudios universitarios.

Además, continuaron participando de actividades vinculadas con la denuncia de la dictadura uruguaya, y eventualmente se vincularon con el PVP.

Si bien habían logrado eludir la embestida producida durante la primera mitad de 1976 contra el PVP en Buenos Aires, fueron secuestrados en el marco de la secuencia de operativos iniciados a fines de septiembre de 1976.

En efecto, el 30 de septiembre, alrededor de las 7:30 hs., Beatriz Barboza fue interceptada en la vía pública del barrio de Belgrano por dos hombres del civil que la encañonaron y subieron a un vehículo particular. En ese momento, se dirigía a encontrarse con Jorge Zaffaroni quien, recordemos, se encontraba secuestrado desde el 27 de septiembre. Esto ocurrió en jurisdicción que estaba bajo control del Área III de la Subzona Capital Federal, cuyo responsable en ese momento era el jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo, Rodolfo Whener.

Pocas horas después, Francisco Peralta se encontraba en su lugar de trabajo en la empresa “Saipen Argentina” ubicada en la calle Bartolomé Mitre, frente a la Plaza del Congreso de esta ciudad, cuando fue privado ilegalmente de su libertad por al menos dos personas que vestían de civil, quienes al salir del edificio lo esposaron y lo condujeron a un automóvil Ford Falcón.

Ese lugar pertenecía a la jurisdicción del área I de la Capital Federal, cuya cabecera era la Superintendencia de Seguridad Federal, en ese momento a cargo de Edmundo Ojeda.

Al igual que en el resto de los casos, el personal que efectuó los secuestros se encontraba vinculado a la O.T. 1.8 que actuaba en coordinación con las fuerzas uruguayas. De ello da cuenta el hecho de que Barboza haya reconocido al imputado Manuel Cordero Piacentini como uno de los que la capturaron.

Al igual que ocurrió en la mayoría de las víctimas, desde los lugares en que los secuestraron fueron inmediatamente trasladados a “Automotores Orletti” donde se los sometió a tormentos y se los mantuvo alojados en las condiciones inhumanas que imperaban en el lugar y que ya describimos.

En efecto, durante el tiempo que estuvieron allí fueron mantenidos en condiciones similares a las que lo fueron el resto de los cautivos en ese lugar y que ya hemos descripto. Por ejemplo, los tuvieron encapuchados, los llevaban a la rastra de un lugar a otro, y los amenazaban permanentemente. Además, a ambos se les propinaron golpizas y patadas. Concretamente Peralta recordó que fue brutalmente golpeado mientras lo interrogaban.

Ese mismo día fueron obligados a repatriarse a través de un vuelo comercial de la empresa “Pluna”, en el que fueron custodiados, y que aterrizó en el aeropuerto de Carrasco. En Uruguay continuaron su cautiverio en una unidad militar que funcionaba como centro clandestino de detención, el que se conoce como “300 Carlos”.

Transcurrido un tiempo, a Barboza la llevaron al cuartel de Infantería I, donde continuaron los tormentos. Posteriormente la llevaron ante un juez que la derivó al Penal de Punta de Rieles hasta el 30 de septiembre de 1980 en que fue liberada bajo un régimen de libertad vigilada. Peralta, por su parte, fue obligado a firmar un acta de responsabilidad penal, y fue trasladado al Penal de Libertad desde donde, en abril de 1980, se lo expulsó del país y viajó a España con el pasaporte que le entregó su consulado. Allí se reencontraron recién en 1981.

 

Prueba

Lo que hemos afirmado sobre lo que les ocurrió a Barboza y a Peralta, se sustenta, en primer lugar, con las declaraciones testimoniales que brindaron en juicio.

Así, Beatriz Barboza expuso sobre la actividad política que desarrollaba en la Facultad de Humanidades de Montevideo y los motivos por los cuales, junto a su esposo, debió marchar al exilio. Dijo también que en Argentina se reincorporó a la actividad política junto con otros compatriotas. En sentido similar se expidió Francisco Peralta.

Sobre su secuestro, Barboza refirió que fue abordada en la vía pública cuando se dirigía a un encuentro con Jorge Zaffaroni. Asimismo, recordó que durante el trayecto entre ese lugar y el centro clandestino de detención, uno de sus captores la tomó del pelo y le exhibió un documento de identidad uruguaya. Es así como le hizo saber en manos de quiénes se encontraba. Barboza identificó a esta persona como Manuel Cordero.

Explicó que el trayecto fue encapuchada y sus manos atadas hacia atrás, además precisó que escuchó una sirena de un patrullero al cual le dieron alguna explicación y continuaron viaje, lo que nuevamente da cuenta de la connivencia existente entre las fuerzas que actuaban bajo la coordinación de las comandancias y jefaturas territoriales.

Al llegar a Orletti, escuchó ruido de armas, corridas, persianas, violencia verbal, y es por esto que entendió que estaban preparando otro operativo. En efecto, poco después fue secuestrado su esposo.

Recordó que a la rastra y con golpes la llevaron por una escalera a la planta alta y la encerraron en una habitación donde había otras personas cautivas. Por la tarde fue interrogada y le informaron la trasladarían a Montevideo.

Por su parte, Peralta precisó que fue secuestrado en su lugar de trabajo. Describió cómo personas de civil se presentaron con el encargado de la empresa, llamado Carlos Catáneo, y le dijeron que se trataba de un problema de antecedentes. El gerente le informó en ese momento que se había comunicado con Campo de Mayo y que allí le habían dicho se trataba de un procedimiento legal.

En el trayecto fue sometido a golpes y patadas. Pudo determinar que entre sus captores había uno de nacionalidad uruguaya, a quien luego identificó como Arab.

Sobre el arribo a Orletti, manifestó que lo subieron por una escalera hacia una pieza en la planta superior, donde mientras lo golpeaban lo interrogaron sobre el paradero de otros compañeros del PVP. En este contexto, le exhibieron un organigrama que estaba colgado en la pared y que tenía tres lugares vacíos. Le exigían que les dijera qué lugar de la estructura ocupaba. Tiempo después, identificó a Nino Gavazzo como uno esos interrogadores.

Recordó haber escuchado los gritos de personas que se encontraban cautivas en el lugar y que estaban siendo torturados en un lugar muy cercano a donde él se encontraba. Según manifestaron los dos testigos, luego de los interrogatorios, los llevaron juntos a su departamento, que evidentemente había sido allanado. Les permitieron tomar algunas pertenencias y de allí los llevaron a Aeroparque.

Ambos coincidieron en que con ellos viajaron dos agentes y que al llegar al Aeropuerto de Carrasco los estaban esperando otros represores que, en autos diferentes, los condujeron a un cuartel que cumplía la función de centros de tortura e interrogatorio. Cerca de 3 semanas después Barboza fue conducida a un centro conocido como Infantería I. Tiempo después, ambos fueron encarcelados en diferentes penales.

De manera coincidente con estos testimonios, se pronunció Ricardo Gil Iribarne, quien recordó haber compartido cautiverio con Javier Peralta en el cuartel Artillería I en Uruguay, circunstancias en la que éste le contó que había estado prisionero junto con su esposa en un centro clandestino en la Argentina, donde fue interrogado y donde estaban también cautivos otros uruguayos pertenecientes al PVP.

Estos hechos se ven confirmados por el legajo CONADEP N° 7.097, correspondiente a Beatriz Barboza, y la documentación aportada por Francisco Peralta al momento de prestar declaración en el juicio de la causa n° 1627[1].

Por otro lado, el NSA aportó un documento al cual ya se ha hecho referencia, consistente en una nómina de personas desaparecidas en el año 1976. Entre ellos se encuentra mencionado Javier Peralta como desaparecido el 30 de septiembre de 1976, en Buenos Aires. Documento 1.

Además, debemos destacar que los hechos afectaron al matrimonio Barboza-Peralta, sus privaciones ilegítimas de la libertad y los tormentos a los que fueron sometidos, formaron parte de los que se tuvieron por probados en la sentencia de este mismo Tribunal en la causa n° 1627, actualmente firme, y por los que fueron condenados Ruffo, Martínez Ruiz y Cabanillas.

Por último, queremos reiterar, como ya lo hemos hecho en el resto de los casos, que lo que ocurrió con Barboza y Peralta no fueron hechos aislados, sino que constituyen un ejemplo más del accionar coordinado de las fuerzas represivas argentinas y uruguayas bajo el marco provisto por Cóndor.

En esta oportunidad, por la privación ilegítima de la libertad y los tormentos a los que fueron sometidos Beatriz Barboza y Francisco Peralta, acusamos a Miguel Ángel Furci.

 

[1] Causa n°1627 “Guillamondegui Néstor Horacio y otros s/privación ilegal de la libertad agravada, imposición de tormentos y homicidio calificado” (conocida como “Automotores Orletti”) del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires.