Víctimas de Uruguay

Jorge Zaffaroni Castilla y María Emilia Islas Gatti

Descripción del caso

Jorge Zaffaroni Castilla y María Emilia Islas Gatti eran de nacionalidad uruguaya, y al momento de los hechos tenían 23 años. Se conocieron en Montevideo en el marco de las actividades políticas que desarrollaban en la ROE, y en noviembre de 1973 se casaron. Ambos fueron detenidos en Uruguay en razón de su actividad política. María Emilia Islas, en 1971, y Jorge Zaffaroni tanto en 1971 como en 1972.

Por temor a perder nuevamente su libertad, decidieron refugiarse en Argentina. En diciembre de 1974 se trasladó María Emilia, que ya estaba embarazada de su hija Mariana.

Ese mismo mes, personal del D-5 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia se presentó en la casa de María Esther Gatti para detener nuevamente a la pareja. Como no los encontraron, el día 16 requirieron públicamente su captura por considerarlos vinculados a actividades sediciosas y haber pasado a la clandestinidad.

En enero de 1975, Jorge Zaffaroni logró abandonar Montevideo, y se reencontró con su familia en Buenos Aires. En un comienzo se instalaron en un departamento en la Capital Federal, que compartían con la hermana de Jorge, Lucía. La convivencia duró hasta el 22 de marzo de 1975, fecha en la que nació Mariana y Lucía se mudó a Lomas de Zamora con su otro hermano, llamado Pablo.

En Buenos Aires María Emilia Islas se reencontró con sus amistades de Montevideo, y se veía asiduamente con Cecilia Trías, Beatriz Barboza Sánchez, y François Graña, entre otros.

En 1975, María Emilia y Jorge participaron en la creación del PVP. Como ya explicamos, Zaffaroni integró la dirección del partido. Pero además de la dirección del PVP, junto a su esposa integró el sector de la organización denominado Instituto de Historia.

Cuando se produjo la desaparición de Gerardo Gatti, Jorge Zaffaroni pasó a ocupar un rol protagónico en la dirección del partido. Ello sumado a las desapariciones de junio y julio, lo obligaron a aumentar las medidas de seguridad para proteger a su familia. Estas medidas incluían llamados diarios a su hermana Lucía y la previsión de que si pasaban tres días sin comunicaciones, ella debía dar aviso a los padres de Islas.

Para fines de septiembre, con los secuestros de Soba, Mechoso, Grisonas y la muerte de Roger Julien, la familia Zaffaroni Islas estaba acorralada.

En este juicio se ha probado que el 27 de septiembre de 1976 ambos fueron secuestrados del domicilio en el que vivían, ubicado en la calle Venezuela 3328, Vicente López, Provincia de Buenos Aires, junto con su hija de 18 meses de edad, por personal de las fuerzas represivas estatales que actuaban en coordinación con las fuerzas uruguayas, entre ellas había al menos personal del Batallón de Inteligencia 601, personal de la SIDE y del grupo de militares uruguayos comandados por Gavazzo.

A Jorge Zaffaroni lo habían capturado fuera de su domicilio y lo forzaron a llevarlos hasta allí, donde esperaron el arribo de Islas Gatti y su pequeña hija.

Su casa estaba dentro de la jurisdicción de la Zona 4, en esa época a cargo del imputado Riveros; concretamente el Área 450, cuyo jefe en ese entonces era el director de la Escuela de Infantería Raúl César Corletti.

De allí, y como ocurrió con el resto de sus compañeros, la familia fue conducida a Automotores Orletti, donde fueron sometidos a condiciones inhumanas de detención, y donde Zaffaroni e Islas Gatti fueron torturados.

A los pocos días, Mariana estaba viviendo en casa del agente de la SIDE Miguel Ángel Furci, quien la inscribió como hija propia con el nombre de Daniela Romina Furci, arrebatándole así su identidad hasta que pudo recuperarla recién en junio de 1992.

Estamos en condiciones de afirmar que algunos días después sus padres, Jorge Zaffaroni Castilla y María Emilia Islas Gatti, fueron asesinados y hasta el día de la fecha permanecen desaparecidos. Al igual que en el resto de los secuestros de integrantes del PVP ocurridos en Buenos Aires en 1976, las desapariciones de Zaffaroni e Islas Gatti, son hechos que implicaron la intervención conjunta y coordinada de las fuerzas argentinas y uruguayas, y que fueron ejecutados gracias al andamiaje logístico, técnico e ideológico proporcionado por la Operación Cóndor.

Tal como había acordado con su hermano, Lucía Zaffaroni dejó pasar tres días y al no recibir llamados suyos dio aviso sobre lo ocurrido a su madre, Marta Castilla y a María Esther Gatti.

Al poco tiempo, ambas llegaron a la Argentina donde buscaron a sus hijos y a su nieta. Para ello hicieron todo tipo de gestiones e incluso publicaron la foto de Mariana en un diario. También acudieron a la Justicia a través de la presentación de un habeas corpus, pero el Estado argentino les ocultó lo sucedido.

Como ya hemos dicho, gracias a que la búsqueda no cesó, Mariana recuperó su identidad 18 años más tarde.

 

Prueba

Son múltiples las pruebas incorporadas al juicio que acreditan lo ocurrido.

Sobre la participación política de Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas en la ROE, escuchamos en este debate a Lucía Zaffaroni y a Rubén Prieto Benencio.

Se encuentran incorporados a este debate los legajos COMIPAZ N° 144 y 159, que indican la pertenencia de la pareja a la OPR 33.

Asimismo, la Investigación Histórica sobre Detenidos Desaparecidos[1] contiene la transcripción de las fichas patronímicas confeccionadas por la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, de donde se desprende de manera clara y precisa que Jorge y María Emilia eran objeto de persecución para las Fuerzas Conjuntas uruguayas, por su pertenencia a la ROE. Estos mismos documentos registran sus detenciones en Montevideo. También en las fichas patronímicas encontramos que el 5 de diciembre de 1974 esas fuerzas fueron a buscarlos y dejaron registrado que era por sus vinculaciones con la ROE. Se presentaron en la casa de los padres de María Emilia e interrogaron a María Esther Gatti sobre sus paraderos. Idéntico registro encontramos en la ficha patronímica de Jorge Zaffaroni. Del mismo documento surge el requerimiento público de la captura de la pareja. Documento 1.

Acerca de las circunstancias en las que se produjo su exilio en Buenos Aires, se explayó en este juicio la testigo Lucía Zaffaroni, quien dio cuenta de las medidas de seguridad que adoptaron y dijo que, incluso, se iban a iniciar los trámites para darle a ella la tenencia de su hija.

Sobre la vida de la familia en Buenos Aires y su participación en la formación del PVP se explayaron Ivonne Trías, Ricardo Gil Iribarne, Beatriz Barboza Sánchez, François Graña y Rubén Prieto Benencio.

François Graña, además de contar la historia de vida de Jorge y María Emilia, a quienes conoció desde adolescentes, aportó al momento de su declaración la investigación que realizó sobre la familia Zaffaroni-Islas, publicada bajo el título “Los padres de Mariana”[2].

Se encuentra incorporado también a este debate, el libro de Mariela Salaberry titulado “Mariana, tú y nosotros”[3], donde la autora reconstruye la historia de la familia, en una charla con María Esther Gatti, madre de María Emilia.

Además, en la hoja N°3 de la ficha patronímica de Jorge Zaffaroni, se indica como antecedente que en 1975 integró el claustro para la formación del PVP y que luego integró su mesa directiva junto a Mauricio y Gerardo Gatti y Gustavo Inzaurralde.

Sobre el rol protagónico que pasó a cumplir Zaffaroni luego de la represión que sufrió el PVP durante junio y julio de 1976, nos habló el testigo Rubén Prieto Benencio.

Lucía Zaffaroni reprodujo en la audiencia la información a partir de la cual pudo reconstruir el secuestro de sus familiares, en esencia extraída de las investigaciones que realizaron su madre y María Esther Gatti, quienes a los pocos días de ocurridos los secuestros concurrieron a la calle Venezuela 3328 y hablaron con los vecinos. Una vecina les contó que el 27 de septiembre Jorge Zaffaroni llegó a su casa acompañado de hombres no uniformados; y que luego se escucharon muchos ruidos, como de golpes.

También que ese grupo esperó a que llegaran Islas y su hija, lo que ocurrió alrededor de las 18 horas, tras lo cual se llevaron a la familia. Esta vecina le pidió a los captores que dejaran a la niña a su cuidado, pero se negaron.

De modo absolutamente concordante con la información recabada por la familia a escasos días del suceso, y con el resto de las pruebas incorporadas a la causa, obra un documento originalmente aportado en el legajo CONADEP de Orestes Vaello, confeccionado por el Batallón 601 del Ejército Argentino a modo de registro del operativo y que fue identificado como 1976 0928. Allí se indica que el operativo tuvo lugar el 27 de septiembre en la calle Venezuela 3328, Florida, Provincia de Buenos Aires; que el objetivo primario era Jorge Zaffaroni y que el objetivo secundario era María Emilia Islas de Zaffaroni. Como intervinientes se menciona al propio Batallón 601, a la SIDE y al OCOA uruguayo. Recordemos que a este documento hizo alusión el testigo Carlos Osorio Avaria durante su declaración en este debate; y que fue ya analizado por la querella que nos precediera. Documento 2.

En punto a la ubicación geográfica del domicilio de la familia Zaffaroni-Islas, debemos señalar que la Investigación Histórica sobre Detenidos y Desaparecidos de la ROU ha incurrido en un error, dado que figura que la dirección pertenecería al barrio capitalino de Parque Chacabuco.

Esto evidentemente es un error de interpretación pues, además de que es un hecho notorio de que eso no es así, del testimonio de Lucía Zaffaroni y de la prueba documental relativa a estos hechos, como ser el Legajo CONADEP de las víctimas donde sus familiares realizaron presentaciones, los documentos acumulados por María Esther Gatti y Marta Castilla aportados por Mariana Zaffaroni y la ficha del operativo producida por el Batallón 601, surge inequívocamente que el domicilio está ubicado en La Florida, Provincia de Buenos Aires.

Sobre el destino de la familia Zaffaroni-Islas, no quedan dudas que fueron conducidos al CCD “Automotores Orletti”.

Además de la circunstancia de que evidentemente sus secuestros ocurrieron en el marco de los operativos llevados a cabo por el personal de Automotores Orletti, en conjunto con el grupo de agentes uruguayos liderados por Gavazzo, y entre quienes se encontraba Manuel Cordero, contamos con otras pruebas que resultan concluyentes al respecto.

Entre ellos, corresponde mencionar en primer lugar las declaraciones vertidas por Barboza Sánchez, secuestrada el 30 de septiembre en un operativo a cargo de Manuel Cordero y conducida al CCD Orletti. Barboza Sánchez sostuvo que dentro del centro habló con María Emilia Islas, y vio a su hija Mariana Zaffaroni. Islas le contó que ella y su familia habían sido secuestradas el 27 de septiembre, que Jorge Zaffaroni también estaba en el centro clandestino; y que había sido brutalmente torturado.

Por su parte Javier Peralta, secuestrado en la misma fecha que su esposa Barboza Sánchez, refirió que dentro del centro pudo ver el organigrama del PVP, y luego también en el centro “300 Carlos” en Uruguay. En ambos lugares había fotos, y entre ellas reconoció a su compañero Jorge Zaffaroni Castilla, que era conocido como “el charleta”.

El testigo Álvaro Nores Montedónico, declaró tanto en el juicio de Automotores Orletti como en el de Plan Sistemático de apropiación de niños, que dentro de Orletti vio a María Emilia Islas en el sector de la cocina. También señaló que en Orletti habló con Anatole Julien, quien le dijo que estaba junto a su hermana y Marianita.

Fue incorporada a este debate, además, la declaración testimonial que prestó Mariana Zaffaroni Islas en la causa denominada Plan Sistemático de apropiación de niños. En esa oportunidad relató que cuando se reveló su verdadera identidad, su apropiador Miguel Ángel Furci le dijo que él mismo la había retirado de Automotores Orletti, donde la había visto al lado de una mujer que probablemente era su madre y que estaba con los ojos vendados; que de ese lugar la había retirado y que la persona que le dijo que se la llevara había sido Aníbal Gordon, aunque luego le dijo que había sido Gavazzo.

Efectivamente, se encuentra acreditado a partir de los testimonios y de la prueba documental incorporada al proceso, en especial la causa n° 154[4] en la que tanto Furci como su entonces esposa fueron condenados, que Mariana Zaffaroni Islas fue apropiada por el agente de la SIDE en el CCD Automotores Orletti, donde prestaba funciones. A idéntica conclusión se arribó en la causa n° 1351 "Plan Sistemático de apropiación de niños"[5], y las causas que tramitaron en la República Oriental del Uruguay, que dieron por probados los secuestros de la familia y llevaron a las condenas de varios represores uruguayos.

Recordemos también que del examen histopatológico oportunamente practicado se estableció que Mariana es hija de María Emilia Islas y Jorge Zaffaroni.

A estas pruebas se suma que el documento del Batallón 601 que ya mencionamos, indica que el destino interno de los prisioneros es la SIDE, a partir de lo cual podemos presumir que no se trata de otro lugar que la sede de la OT 18.

Pero, además, es importante mencionar que de acuerdo a lo que relató Mariana Zaffaroni Islas, el propio Furci le dijo en alguna oportunidad que, para quedarse con ella, tuvo que pedirle autorización a Gavazzo. Esta referencia cobra relevancia al cotejarla con el documento del Batallón 601, que indica como destino de las víctimas su entrega a OCOA, esto es, que las víctimas se encontraban a su disposición, por lo que Gavazzo en los hechos podía decidir sobre el destino de Mariana.

Por último, en el informe que integra el rollo 143 del Archivo del Terror, específicamente el fotograma 0386, encontramos los nombres de María Emilia Islas Gatti y Jorge Zaffaroni. En ambos casos mencionan sus apodos, el número de requerimiento público de las Fuerzas Conjuntas, su participación en el Congreso fundacional y su ubicación dentro de la organización dentro del sector “Instituto de Historia”. Esta información, que como veremos más adelante, fue utilizada en Paraguay en razón de la captura de Inzaurralde y Santana Scotto, había sido obtenida por la inteligencia uruguaya y argentina a partir de la captura de las víctimas en Argentina, pocos meses antes.

Es a partir de todos los elementos enumerados que estamos en condiciones de concluir que las privaciones ilegítimas de la libertad de Jorge Zaffaroni Castilla, María Emilia Islas Gatti y Mariana Zaffaroni Islas; y la sustitución de la identidad de ésta última, formaron parte de los crímenes desarrollados bajo el marco de coordinación represiva provisto por la asociación ilícita Cóndor.

Específicamente sobre el destino de sus padres, Mariana Zaffaroni Islas explicó que Furci también le dijo que suponía que habían tenido el final de todos los desaparecidos; y cuando ella le preguntó por el operativo, le dijo que hablara con Ruffo. Afirmó que al hacerlo, Ruffo le dijo que había participado de muchos operativos, y que no recordaba nada sobre ese en particular.

Por último, sobre las gestiones de la familia para dar con sus hijos y su nieta, debemos mencionar, que se encuentra incorporado a este debate la acción de habeas corpus presentada el 7 de octubre de 1976, las denuncias ante la CONADEP, y el expediente de ausencia por desaparición forzada que declaró como fecha presuntiva de desaparición el 27 de septiembre de 1976.

En este sentido, contamos también con el documento de la Ex DIPBA identificado como “Legajo N° 14853, Mesa “DS”, varios”, en donde se observan las constancias de las solicitudes de paradero de María Emilia Islas Gatti, con resultado negativo.

Sobre la búsqueda incansable de las abuelas de Mariana, contamos con la documentación aportada por el NSA; con las gestiones realizadas ante la CIDH, donde aparecen las denuncias realizadas por organizamos internacionales ante oficinas de Gobierno de Estado Unidos, a favor de Mariana; y con las referencias brindadas por Bernabella Herrera, Milton Romaní y Lucía Zaffaroni. Ellos contaron que lograron divulgar una foto de Mariana a través de la prensa en San Pablo, y que fue a partir de las noticias, que recibieron un anónimo que contenía el nombre de Miguel Ángel Furci, indicando su pertenecía a la SIDE y el lugar donde vivía, decía también que tenía una hija de nombre Daniela Romina, pero que su esposa nunca estuvo embarazada.

Fue a partir de ese momento que comenzaron a confirmar esta información que les permitió llegar a Mariana.

Pero recuperarla llevo más tiempo, porque cuando Furci tomó conocimiento de lo que estaba pasando, como veremos más adelante, ayudado por la SIDE y por la banda de Gordon, se llevó la niña a Paraguay.

Lamentablemente, en este juicio no contamos con la presencia de sus abuelas, pues fallecieron, pero sí contamos con el documental “Por esos ojos”, donde María Esther Gatti, hace un relato detallado de lo que fue la búsqueda de Mariana. Con los años, Mariana Zaffaroni Islas pudo recuperar su identidad. Sus padres continúan desaparecidos.

Por las privaciones ilegítimas de la libertad agravadas de María Emilia Islas Gatti y Jorge Zaffaroni Castilla acusamos a Santiago Omar Riveros y a Manuel Cordero Piacentini.

 

[1] Presidencia de la República Oriental del Uruguay. Investigación Histórica Sobre Detenidos Desaparecidos. En Complimiento Del Artículo 4° de la Ley 15.848. Montevideo, Presidencia de la República y Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales, 2007.

[2] François Graña. Los Padres de Mariana: Maria Emilia Islas y Jorge Zaffaroni: la pasión militante. Ediciones Trilce, Montevideo, Uruguay, 2011.

[3] Mariela Salaberry. Mariana, tú y nosotros. Diálogo con María Ester Gatti. Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, Uruguay 1993.

[4] Causa n° 154/1995 “Furci, Miguel Ángel y González de Furci, Adriana s/averiguación de circunstancias de la desaparición de Zaffaroni Islas, Mariana” del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 3 de San Martín.

[5] Causa n° 1351 “FRANCO, Rubén O. y otros s/sustracción de menores de diez años” del Tribunal Oral en lo Criminal Federal n° 6 de la Ciudad de Buenos Aires, sentencia del 17 de septiembre de 2012.