Víctimas de Uruguay

Edelweiss Zahn Freire

Descripción del caso

Edelweiss Zahn Freire, es uruguaya y tenía 35 años de edad al momento de su secuestro en nuestro país. Su esposo, Augusto Andrés, había sido perseguido en Uruguay por su participación política. Incluso, en 1972 había sido detenido por el acusado Manuel Cordero Piacentini. En razón de la persecución de que fueron objeto, se mudaron a la Argentina.

En Buenos Aires Edelweiss Zahn se relacionó con otros compatriotas exiliados, entre ellos Rodríguez Larreta Martínez, Raquel Nogueira y Margarita Michelini, con quienes desarrolló un proyecto para poner una guardería. Como sabemos, en 1975 los tres integraban el PVP.

Luego del secuestro de Rodríguez Larreta -al que ya nos referimos-, Edelweiss Zahn abandonó su domicilio junto a su esposo e hijos para resguardarse. Sin perjuicio de ello, el 14 de julio de 1976 volvió circunstancialmente al lugar, que estaba ubicado en la calle Deheza del barrio de Núñez de esta ciudad, para retirar algunas pertenencias. Allí fue interceptada por un grupo de personas armadas que iban vestidas de civil, quienes se identificaron como personal de las fuerzas de seguridad argentinas y uruguayas e ilegítimamente la privaron de su libertad.

Ese espacio geográfico estaba bajo control del Área IIIA de la Subzona Capital Federal, área que entonces estaba a cargo de Rubén Jacinto Chamorro en su carácter de director de la Escuela de Mecánica de la Armada.

Desde allí la trasladaron a “Automotores Orletti”, donde fue interrogado bajo tormentos. Concretamente la desnudaron y la colgaron de un gancho. Mientras estuvo colgada le aplicaron descargas eléctricas. También la golpearon en sus oídos con las manos, utilizando la técnica conocida como “el teléfono”. Tal fue la intensidad con la que hicieron esto que le causaron lesiones permanentes en el órgano auditivo, y por eso debió utilizar audífonos el resto de su vida. Entre las personas que participaron en estos hechos, identificó a Manuel Cordero Piacentini. Además, por supuesto que fue mantenida en las mismas crueles condiciones en la que lo fueron el resto de los prisioneros en Orletti.

En ese estado se la mantuvo hasta el 24 de julio de 1976, en que fue forzosamente repatriada junto con sus compatriotas en el denominado primer vuelo. En Uruguay siguió el mismo derrotero que la mayoría de sus compañeros: luego de pasar por Punta Gorda y la sede del SID, su detención se hizo pública, fue procesada por cargos falsos y cumplió una condena durante dos años y medio. Su libertad se produjo bajo un régimen vigilado, que implicaba que debía presentarse cada 15 días ante las autoridades. Sin embargo, decidió escapar y emigró clandestinamente a Brasil donde requirió asistencia del ACNUR. Tiempo después se exilió en Francia, donde se reencontró con su familia.

 

Prueba

La acreditación de estos hechos se desprende, en primer lugar, de su propia declaración, en la que hizo referencia a las circunstancias que rodearon su secuestro. En este sentido, explicó que ese día arribó a la que había sido su casa para buscar ropa y comida, y observó que la puerta de ingreso estaba destrozada. Ante ello, intentó disimular y retirarse del lugar, cuando fue tomada por la fuerza por un grupo de personas que la introdujeron en la casa. Dijo que dentro del inmueble advirtió que había aún más personas, todos hombres, algunos de nacionalidad argentina y otros eran uruguayos. Uno de ellos le mencionó que hacía veinticuatro horas que estaban esperando a su marido.

Explicó que en ese momento la encapucharon y le dieron una fuerte golpiza. De allí la llevaron a un lugar que, años después y tras ser liberada, pudo determinar que era Orletti. Allí advirtió la presencia de otros prisioneros, algunos de los cuales conocía.

Explicó que posteriormente la llevaron a la planta alta, donde un militar uruguayo le ordenó que se desnudara. En ese contexto reconoció la voz del imputado Manuel Cordero Piacentini. Fue reiteradamente sometida a descargas eléctricas y colgada de un gancho mientras era interrogada sobre el paradero de su esposo. Especificó que durante una de las sesiones de tortura, el gancho se rompió y cayó con fuerza en el piso, golpeándose la frente, rodillas y tobillos. Edelweiss refirió que la lastimaron tanto que no podía desplazarse por su cuenta y que los guardias la cargaban para trasladarla de un lugar a otro. Dijo que de las colgadas todavía conserva dolores en sus hombros, además de haber tenido que ser sometida a diversas cirugías por las heridas cortantes que quedaron en su cuerpo.

En cuanto a las condiciones de cautiverio, realizó una descripción detallada, plenamente conteste a las ya descriptas en este alegato y a las que nos remitimos.

Asimismo, se refirió al traslado a Uruguay, su cautiverio en los centros clandestinos a los que fue llevada a ese lugar, la “legalización” de su detención y el tiempo que pasó en prisión.

Fueron contestes con su declaración, los testimonios de Sara Méndez, Ana Quadros, Eduardo Deán Bermúdez, María Margarita Michelini, Raúl Altuna Facal, Sergio López Burgos, José Félix Díaz, María Elba Rama, Ariel Soto Loureiro, Alicia Cadenas, Ana María Salvo, Gastón Zina, Víctor Lubián, Enrique Rodríguez Larreta Martínez, Raquel Nogueira, Enrique Rodríguez Larreta Piera, Cecilia Gayoso, Mónica Soliño Platero y Asilú Maceiro, quienes afirmaron haber compartido cautiverio con ella en Orletti.

En particular, Enrique Rodríguez Larreta Piera recordó especialmente el caso de Edelweiss Zahn ya que, según explicó, tenía profundos cortes en la sien y en los tobillos, que después se le infectaron.

Entre la prueba documental, debemos citar los listados de víctimas aportados por el NSA, en donde figura su nombre y a los que ya nos hemos referido.

Asimismo, la privación ilegítima de la libertad y los tormentos de Edelweiss Zahn se tuvieron por probados en la sentencia de este mismo Tribunal de la causa n° 1627, y por ellos se condenó a Guglielminetti, Ruffo y Martínez Ruiz.

Por otra parte, lo ocurrido a Zahn es prueba del marco regional de coordinación represiva proporcionado por la asociación ilícita “Operación o Plan Cóndor”.

En esta oportunidad, por la privación ilegítima de la libertad y los tormentos a las que fue sometida Edelweiss Zahn Freire, formulamos acusación contra Miguel Ángel Furci.