Víctimas de Uruguay

Ariel Rogelio Soto Loureiro

Descripción del caso

Ariel Rogelio Soto Loureiro, uruguayo, tenía 22 años cuando fue secuestrado. En Uruguay había sido activista del movimiento estudiantil y sindical.

En 1975 viajó a Buenos Aires para asistir a una reunión vinculada a su actividad política, circunstancia en la cual se enteró de que el domicilio de sus padres había sido allanado, y que su captura había sido requerida. Por este motivo que se contactó con el ACNUR, y así obtuvo refugio en este país. Aquí se radicó con su pareja, Alicia Cadenas Ravela y junto con ella integró el PVP.

El 14 de julio de 1976, por la noche, luego de que se produjeran los secuestros de Cadenas Ravela y de Ana María Salvo Sánchez en el domicilio de Ernesto Salvo que, recordemos, se ubicaba en la calle Humberto Primo 1.403, 7° piso, dpto. “C”, Ariel Soto también se presentó en el lugar. Creía que allí estaba su esposa y la había ido a buscar. Al ingresar al edificio fue secuestrado y de allí lo subieron en una camioneta y lo condujeron a Orletti. Allí se reencontró con Alicia Cadenas, y con otros integrantes del partido.

Durante su cautiverio, y al igual que todos los demás, se lo mantuvo en las condiciones de vida que ya hemos descripto y se lo sometió a otro tipo de torturas. Le aplicaron tormentos que consistieron en golpes, y en los métodos conocidos como "submarino" y "la colgada", durante la cual le aplicaron descargas eléctricas.

Del mismo modo que su pareja y que muchos de sus compañeros, el 24 de julio de 1976 se lo repatrió forzadamente a Uruguay en el vuelo llevado a cabo por la Fuerza Aérea de ese país.

En su búsqueda, sus familiares presentaron una acción de hábeas corpus pero no obtuvieron respuesta alguna respecto al destino que se le había dado.

En Uruguay lo mantuvieron secuestrado hasta que su situación fue blanqueada mediante el operativo montado al efecto por los militares de ese país. Fue liberado bajo un régimen de libertad vigilada entre noviembre y diciembre de 1978, y posteriormente se exilió a Suecia junto a Alicia Cadenas y sus hijos.

 

Prueba

Los hechos que damnificaron a Soto Loureiro y que acabamos de describir fueron acreditados, en primer lugar, por los testimonios de la propia víctima, uno brindado en este juicio y el otro incorporado de conformidad con lo previsto en la Acordada 1/2012 de la CFCP. En esos testimonios, expresó las razones por las cuales se refugió en la Argentina junto a su pareja, al igual que otros compañeros. Asimismo, explicó que antes de ser secuestrado, él y su grupo sabían que estaban siendo perseguidos por agentes uruguayos y que se encontraban en peligro.

En este sentido, mencionó que en una oportunidad previa a su secuestro, debía pasar por un bar a buscar a algunos compañeros, entre los que se encontraban León Duarte y Eduardo Deán Bermúdez. Al llegar, uno de ellos salió a encontrarse con él en la esquina y le advirtió que no ingresara, ya que allí había un sujeto que les resultaba sospechoso, que entraba y salía todo el tiempo.

Dentro de Orletti, uno de los represores argentinos le bajó la venda y le dijo que era él el que estaba en el bar ese día.

En cuanto a su secuestro, declaró que en las primeras horas de la noche del 14 de julio de 1976 fue a buscar a Alicia Cadenas al departamento de Ernesto Salvo y Marta Barreto. Dijo que tocó el portero eléctrico y al cabo de unos minutos bajó un hombre, quien le apuntó con un arma y lo obligó a ingresar al departamento. Una vez adentro, advirtió que en el lugar había otros agentes, que según percibió eran argentinos, quienes incesantemente se comunicaban con el exterior por medio de una radio. Lo esposaron y lo cubrieron con un abrigo. Lo sacaron del lugar y lo subieron a una camioneta color marrón claro, cuyos vidrios le parecieron esmerilados, como si fuera una ambulancia. Con él iban tres o cuatro personas más.

Luego de un trayecto de aproximadamente media hora llegaron a Orletti. Enseguida lo condujeron a una habitación del piso superior, donde fue sometido a las torturas que recién describimos. Reconoció que entre quienes lo interrogaban había también personas de nacionalidad uruguaya. Los interrogatorios versaron acerca de su participación y de sus contactos en el PVP. Según explicó, estos episodios de interrogatorios bajo tormentos se reiteraron en otras cuatro oportunidades mientras permaneció cautivo.

Entre los represores argentinos que actuaron que estaban allí recordó los apodos de “Pajarovich o Pájaro”, “Paqui”, “Igor”, “Grumete”, Ruffo, y Aníbal Gordon. Afirmó también que entre los uruguayos que vio allí, estaban, entre otros, Gavazzo, Silveira, Arab y el imputado Manuel Cordero.

Su cautiverio en ese centro clandestino de detención fue corroborado por los testimonios de Alicia Cadenas, María Mónica Soliño, María del Pilar Nores, Sara Méndez, Ana Quadros, Eduardo Deán Bermúdez, Margarita Michellini, Raúl Altuna Facal, Edelweiss Zahn, María Elba Rama, Gastón Zina, Víctor Lubián, Marta Petrides, Jorge González Cardozo, Raquel Nogueira, Cecilia Gayoso y José Félix Díaz. También mencionó haber tomado conocimiento del cautiverio de Soto en Orletti, el testigo experto Álvaro Rico.

Soto Loureiro también dio precisiones acerca del traslado hacia Uruguay, la continuidad de su cautiverio en ese país, y el procedimiento por el cual se hizo pública su privación de la libertad. Recordó, en este sentido, que mientras él y sus compañeros permanecieron prisioneros en centros clandestinos de detención de su país, fueron amenazados permanentemente con ser regresados a la Argentina, lo que, de acuerdo a lo que les expresaban, se traduciría en su muerte.

A las declaraciones mencionadas, se suman diversas constancias documentales que también dan cuenta de los hechos.

Entre ellos, el documento[1] remitido por el NSA que hace referencia a un listado de personas uruguayas desaparecidas en Buenos Aires entregado por el ACNUR a la Embajada de EE.UU., entre las que figura Soto Loureiro. Documento1.

La búsqueda infructuosa de sus familiares quedó registrada en la causa nº 148/76 vinculada con una acción de habeas corpus interpuesta el 10 de septiembre de 1976 en su favor.

Al igual que lo hemos hecho en otros casos, queremos destacar que lo que hemos descripto, y consideramos probado que le sucedió a Soto Loureiro, a su vez constituye prueba de la existencia y operatividad de la asociación ilícita Operación o Plan Cóndor.

 Debemos mencionar también que su secuestro y cautiverio en Orletti, así como su sometimiento a tormentos en ese lugar, también fueron parte de los hechos que tuvo por acreditados este mismo Tribunal en la sentencia de la causa n° 1627, y por los cuales se responsabilizó a Raúl Antonio Guglielmineti, Honorio Martínez Ruíz y Eduardo Alfredo Ruffo, cuyas condenas se encuentran firmes.

En esta oportunidad, formulamos acusación contra Miguel Ángel Furci por la privación ilegítima de la libertad y los tormentos padecidos por Ariel Soto Loureiro.

 

[1] 0000A7C2.pdf.