Víctimas de Uruguay

José Hugo Méndez Donadío y María del Carmen Martínez Addiego

Descripción del caso

A partir de las pruebas producidas en el debate se acreditó que José Hugo Méndez Donadío y María del Carmen Martínez Addiego, uruguayos, de 31 y 23 años al momento de los hechos, integraban el Grupo de Acción Unificador.

Se conocieron en octubre de 1973, cuando Martínez Addiego se incorporó al GAU, y comenzaron a tener una relación de pareja.

Méndez Donadio era obrero textil. En Uruguay fue dirigente del Congreso Obrero de la fábrica Alpargatas y del Congreso Obrero Textil. Era conocido como Hugo Méndez o “el negro”. Se demostró también que a fines de 1974, luego de que integrantes del GAU de las facultades de Medicina y Química de la Universidad de la República fueran detenidos por las fuerzas represivas uruguayas, Méndez Donadio, para resguardarse, pasó a vivir en la clandestinidad. En ese contexto, integró el secretariado de la Convención Nacional de Trabajadores.

Eventualmente, debido a la intensa búsqueda de la que era objeto por parte de las fuerzas represivas uruguayas, se le dificultó permanecer en su país, y es por eso que en septiembre de 1975 partió hacia Buenos Aires utilizando otra identidad. En diciembre de ese año también vino a nuestro país Martínez Addiego.

Hugo Méndez consiguió trabajo en la fábrica Perle, ubicada en el barrio de Flores. Allí también trabajaban otros dos uruguayos compañeros del GAU: Edgardo Pampín y Gustavo Arce.

Como parte de sus actividades políticas y sindicales, Méndez Donadio, mantuvo reuniones en Buenos Aires con miembros del Partido por la Victoria del Pueblo.

Tanto Méndez Donadio como Martínez Addiego estaban haciendo los trámites migratorios de radicación. Al realizar esos trámites, Hugo Méndez había dejado asentado como domicilio el de su hermana, ubicado en la zona sur del conurbano bonaerense.

A raíz de ese dato, un grupo de agentes de los servicios de inteligencia nacionales que actuaban en coordinación con las fuerzas represivas uruguayas, detuvieron a su hermana Gladys, y a su esposo Carlos Piñeiro, y los obligaron a que les dieran información sobre su paradero.

Se encuentra acreditado que alrededor de las 5 de la mañana del 15 de junio de 1976, cuando esperaba el tren para ir a trabajar en la estación Villa Ballester del ex ferrocarril Mitre, en el partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires, Hugo Méndez fue interceptado por un grupo de operaciones integrado al menos por personal del Batallón 601, de la O.T. 18 de la SIDE y de la SIPBA (Servicio de Inteligencia de la PBA)[1], entre quienes se encontraba Orestes Estanislao Vaello, y varios oficiales uruguayos del grupo de agentes a cargo de José Nino Gavazzo; entre ellos, el imputado Manuel Juan Cordero Piacentini. Estas personas iban armadas y vestidas de civil, y llevaban con ellos a la hermana de Méndez Donadio.

Una vez que lo redujeron, lo introdujeron por la fuerza en un auto y fueron a la casa en la que vivía con Martínez Addiego, ubicada en la calle Lafayette 325, departamento 2, también de Villa Ballester.

Despertaron violentamente a Martínez Addiego, la golpearon y, allí mismo, fue interrogada por Manuel Juan Cordero Piacentini.

Luego de revisar la casa y encontrar algunos documentos sobre el movimiento sindical uruguayo, la introdujeron por la fuerza en uno de los vehículos en los que se movilizaban.

Todos estos hechos fueron cometidos dentro del ámbito geográfico correspondiente al área de defensa 430; y en coordinación con la jefatura de dicha área, que en ese momento se encontraba a cargo de Rodolfo Emilio Feroglio quien, a su vez, respondía al comando de Zona 4, ejercido por Santiago Omar Riveros[2].

Desde allí, Méndez Donadio y Martínez Addiego fueron llevados al CCD Automotores Orletti, ubicado dentro de la jurisdicción asignada al comando de la Subzona Capital Federal, a cargo de Jorge Olivera Róvere y cuyas características ya describimos, donde los sometieron a condiciones inhumanas de detención.

En ese lugar, Hugo Méndez fue interrogado respecto de su participación política en el GAU y sus vínculos con miembros del PVP. Fue salvajemente torturado en reiteradas oportunidades.

Martínez Addiego permaneció recluida en una habitación donde no había más que un colchón. A esa habitación era llevado Hugo Méndez luego de cada sesión de torturas.

En una oportunidad, llevaron a Martínez Addiego a una sala de torturas donde la colgaron con la intención de pasarle corriente eléctrica. En ese momento irrumpió otro de los represores, quien se refirió a ella como “su garantía”, impidiendo al resto continuar la sesión. Posteriormente quien la sacó de esa situación le solicitó colaboración para que Hugo Méndez aportara información, extremo que demuestra que lo anterior fue sólo una parodia para aumentar su terror y lograr su cooperación.

Dos días después del secuestro de Méndez Donadio y Martínez Addiego, el 17 de junio, llevaron a Orletti al uruguayo Francisco Edgardo Candia Correa, miembro del Partido Comunista Uruguayo, también trabajador textil, a quien Hugo Méndez conocía y con quien por casualidad se había encontrado algún tiempo antes. Durante los días posteriores Méndez Donadio y Candia Correa fueron torturados en reiteradas oportunidades, y los dichos de cada uno fueron utilizados para confrontar los del otro.

Recordemos que el 18 de junio fue asesinado el General Cardozo, por entonces Jefe de la PFA. Como represalia, el 20 de junio Hugo Méndez y Francisco Candia fueron sometidos a una sesión de tortura particularmente violenta, en la que no fueron interrogados. Posteriormente, Hugo Méndez fue llevado nuevamente a la habitación donde se encontraba secuestrado junto con Martínez Addiego, donde fue obligado a permanecer de pie contra una pared.

Consciente de su destino, se despidió de su pareja, y al poco tiempo fue retirado de Orletti en un vehículo, junto con Candia Correa. Ambos fueron llevados a otro lugar que desconocemos, donde fueron asesinados a golpes.

Tiraron sus cadáveres sobre la calle Argerich al 676, en la Ciudad de Buenos Aires, donde fueron hallados al día siguiente. En lo que constituyó una de las tantas maniobras de aquellas que los manuales militares denominaban "acción psicológica", envolvieron sus cuerpos en una bandera color celeste y blanca con una estrella roja con la inscripción “ERP” en el centro y que contenía, además, la siguiente inscripción: “Comando Cardozo, muerte a la subversión – unirse y luchar basta de hablar- viva la patria”.

De acuerdo a la autopsia practicada, la muerte de Hugo Méndez se produjo por contusión y hemorragia cerebral; presentaba lesiones de distinto tipo por todo el cuerpo, pero especialmente en su cara.

Al ser deliberadamente ocultada su identidad, el cuerpo de Hugo Méndez, al igual que el de Candia Correa, fue inhumado en el Cementerio de la Chacarita como NN.

A María del Carmen Martínez Addiego la liberaron el día siguiente, el 21 de junio. Se contactó con la hermana de Hugo Méndez, a quien le contó lo que había ocurrido con ella y su esposo. También alertó a compañeros del GAU sobre lo ocurrido y se reencontró con su familia que la había estado buscando. Finalmente se exilió en Suecia, desde donde realizó todo tipo de gestiones para intentar dar con el paradero de Hugo Méndez.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos realizados a lo largo de los años, el destino de Méndez Donadio le fue ocultado a sus seres queridos, hasta que el 30 de noviembre de 2001 una sentencia judicial declaró que uno de esos dos cuerpos que habían sido enterrados como NN correspondía a José Hugo Méndez Donadío.

De acuerdo a la descripción que hemos realizado, y en atención a sus características particulares y al contexto en el que sucedieron, entendemos que se encuentra probado que los hechos que damnificaron a Méndez Donadio y Martínez Addiego, formaron parte del plan ejecutado por la asociación ilícita que hemos llamado “Operación Cóndor”.

 

Prueba

Estos hechos se encuentran acreditados, en primer lugar, con las declaraciones testimoniales de María del Carmen Martínez Addiego; tanto la que prestó en este juicio como la que fue incorporada por aplicación de las reglas de la Acordada 1/2012 de la CFCP. En esas oportunidades, describió su participación política y cómo conoció, en ese contexto, a Hugo Méndez. Nos habló sobre las actividades sindicales y políticas de Hugo Méndez en el Uruguay, de cómo era perseguido a raíz de esas actividades, de su paso a la clandestinidad y de su posterior traslado a la Argentina ante el riesgo de ser detenido.

De esta persecución de la que era objeto Méndez Donadio por parte de las agencias de inteligencia de la dictadura que usurpaba el poder en Uruguay, también da cuenta el prontuario n° 1.137 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia de la República Oriental del Uruguay. Documento 2.

Asimismo, el prontuario de la Policía Federal Argentina iniciado a raíz de los trámites de radicación realizados por Hugo Méndez en el Departamento de Asuntos Extranjeros de Coordinación Federal, evidencia que las fuerzas argentinas estaban al tanto de que en Uruguay era buscado por motivos políticos. Allí obra un pedido de captura de las autoridades uruguayas del 2 de febrero de 1976 en contra de José Hugo Méndez, alias “el Negro”. Documento 3.

Este mismo pedido de captura se encuentra registrado en el Memorándum de Anotaciones de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia que se encuentra relevado en la Investigación Histórica Sobre Detenidos Desaparecidos. Allí surge que José Hugo Méndez Donadio era requerido por parte del Juez Militar de Instrucción de 3er turno por estar vinculado al GAU que funcionaba en la fábrica Alpargatas. Documento 4.

Martínez Addiego también describió cómo fue que se instaló en Buenos Aires con Hugo Méndez. Contó que estaban haciendo los trámites de radicación, que Méndez Donadio había conseguido trabajo la fábrica Perle junto con otros compañeros del GAU. Dijo, asimismo, que aquí en Buenos Aires Hugo Méndez mantenía reuniones con miembros del PVP. Esta circunstancia se encuentra confirmada por los dichos de Sergio López Burgos, quien en su declaración incorporada al debate dijo que conocía a Hugo Méndez y que mantenía reuniones habituales con él en Buenos Aires en aquella época.

Las actividades políticas y laborales de Hugo Méndez en la Argentina fueron confirmadas por Edgardo Pampín, quien habló de su vinculación al GAU, su traslado a la argentina en el año 74 escapando de la represión en Uruguay y cómo fue que lo ayudó a ingresar a una fábrica en el barrio de Flores.

El relato de Martínez Addiego también confirma que los hechos del 15 de junio de 1976 ocurrieron tal como fueron detallados. Describió el ingreso en su casa de un grupo de personas armadas y vestidas de civil, el interrogatorio al que fue sometida y cómo la obligaron a subirse a un auto. Destacó que la persona que la interrogó era una persona de pelo castaño o rubio, de ojos claros, con muy buenos modales, y que al hablar con Washington Pérez, luego de ser liberada, éste le dijo que se trataba de Manuel Cordero, un capitán o mayor del ejército uruguayo miembro del SID.

Martínez Addiego contó también cómo fue su traslado y llegada a Automotores Orletti. También habló de su reencuentro allí con Hugo Méndez, los interrogatorios y torturas a los que él fue sometido y las condiciones en las que ambos permanecieron recluidos. Afirmó que ella misma fue interrogada en Orletti y que le preguntaron por sus vínculos con el GAU y que, por el acento de la voz, pudo determinar que los interrogadores eran de nacionalidad uruguaya.

Dio cuenta, asimismo, de la llegada a Automotores Orletti de Francisco Edgardo Candia Correa, a quien, según supo, secuestraron luego de encontrar su nombre y dirección en la agenda de Hugo Méndez. También describió las torturas a las que fue sometido.

Señaló que el 20 de junio, luego de que se conociera la noticia de que una bomba había estallado debajo de la cama de Cardozo, torturaron a Méndez y a Candia de una manera más violenta de lo que lo habían hecho anteriormente y sin hacerles ningún tipo de preguntas.

Emocionada, narró también cómo Hugo Méndez se despidió de ella, fue luego introducido en un vehículo con Candia Correa y retirado de Orletti. Esa fue la última vez que lo vio con vida.

Finalmente la testigo describió que el 21 de junio una persona a la que luego pudo identificar como el comisario uruguayo Campos Hermida, le anunció que iba a ser liberada; y que ese mismo día fue dejada en la intersección de la calle Bahía Blanca y la avenida Juan B. Justo en la Ciudad de Buenos Aires.

La presencia de José Hugo Méndez Donadio y María del Carmen Martínez Addiego en Orletti es corroborada por la declaración testimonial de Jorge Raúl González Cardozo, incorporada por lectura; y las declaraciones de María del Pilar Nores Montedónico, tanto la prestada en este debate como la que también fuera incorporada por lectura.

Nores Montedónico contó que los secuestradores se referían a Méndez y a Martínez como el príncipe y la princesa, y que fue a partir de este dato que luego pudo determinar que se trataba de ellos. Que las circunstancias del secuestro de Martínez Addiego y Méndez Donadio y su posterior traslado a Automotores Orletti ocurrieron tal como fueron descriptas, también se encuentra corroborado por el legajo Conadep n° 3675, correspondiente a la denuncia formulada por Orestes Estanislao Vaello. Allí, en uno de sus relatos, Vaello sostuvo haber participado del secuestro de ambos en los lugares descriptos y en su posterior traslado a Automotores Orletti.

También el testigo experto Samuel Blixen confirmó, de acuerdo al resultado de sus investigaciones, la presencia de Hugo Méndez en Orletti; y vinculó su homicidio con el atentado en contra del entonces jefe de la Policía Federal. Es necesario aclarar que, si bien el testigo se refirió al Comisario Villar, quien resultó muerto en un atentado en noviembre de 1974, se trata, en rigor, de Cardozo, fallecido el 18 junio de 1976.

Coincidentemente se pronunció el investigador Álvaro Rico, quien confirmó la pertenencia de Méndez al GAU, así como el hecho de que había sido llevado a Automotores Orletti. También se refirió a la existencia de documentos que dan cuenta de la persecución política de la que era objeto Hugo Méndez. En este sentido, el testigo aportó copia de un informe que refleja un pedido del Departamento III del Servicio de Información de Defensa del ejército uruguayo a la Policía Técnica de ese país para que remita fotografías y datos filiatorios de un grupo de personas, entre las que se encuentra Méndez. Documento 5.

Fue también Martínez Addiego quien nos contó su derrotero posterior a su liberación: su encuentro con la hermana de Hugo Méndez y los compañeros del GAU de la fábrica Perle, el reencuentro con su familia y su posterior exilio en Suecia.

Estas circunstancias se encuentran, además, confirmadas por el testimonio de Edgardo Pampín, a quien ya nos referimos, y por uno de los documentos remitidos por la Comisión Provincial de la Memoria que forma parte de los archivos desclasificados de la ex DIPPBA. De una de las listas nominativas de refugiados trasladados a terceros países que fue facilitada a la DIPPBA por el Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas en el año 1976, surge que Martínez Addiego migró hacia Estocolmo el 23 de julio de 1976. Documento 6.

Asimismo, también constituye prueba de los hechos descriptos la documentación incorporada en el Legajo Conadep n° 3761. Allí, entre otros documentos, obra una copia de una declaración prestada por María del Carmen Martínez Addiego en el año 1978 en Suecia, donde ya denunciaba su propio secuestro, el de Hugo Méndez y daba cuenta de la presencia de Francisco Edgardo Candia en Automotores Orletti. Documento 7.

En este mismo sentido deben ser considerados el legajo Comipaz n° 118, el expediente nro. 451.528/1998 del registro del Ministerio del Interior, remitido por Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Justicia, Seguridad y DDHH, iniciado por María del Carmen Martínez Addiego, el expediente en donde se declaró la ausencia por desaparición forzada de Méndez Donadio – en donde se estableció como fecha del presunto fallecimiento el 20 de junio- y el habeas corpus presentado por Antonio Alcides Méndez el 27 de junio de 1976. Este último no sólo da cuenta del modo en que el Estado Argentino ocultó lo ocurrido con Méndez Donadio sino también de la clandestinidad en las que ocurrieron su secuestro, torturas y homicidio.

Entre la prueba documental incorporada también corresponde mencionar el expediente relativo al hallazgo de los restos de Méndez y Candia, así como el legajo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal n° 89 caratulado “Francisco Edgardo Candia Correa y José Hugo Méndez Donadio”, en el que se encuentran agregados los peritajes dactiloscópicos que concluyeron que las huellas de esos cadáveres corresponden a las víctimas. Las constancias agregadas en esos expedientes dan cuenta de las circunstancias en las que fue hallado el cadáver de Méndez Donadio; y los peritajes practicados acreditan las torturas a las que lo sometieron y el modo en el que lo asesinaron.

Finalmente, no puede dejar de señalarse que en el debate celebrado en el marco de la causa conocida como Automotores Orletti se dio por probado el secuestro de María del Carmen Martínez Addiego, en las circunstancias de modo tiempo y lugar que acabamos de describir, así como su cautiverio en ese centro clandestino de detención. Para llegar a esa conclusión se valoraron los dichos de la propia víctima, de Pilar Nores y Jorge Cardozo, así como prueba documental también incorporada a este debate. Por esos hechos entre otros fueron condenados Honorio Martínez Ruíz y Eduardo Alfredo Rufo, sentencia fue confirmada por la Sala IV de la CFCP.

De acuerdo a los hechos probados en este juicio corresponde formular acusación por la privación ilegítima de la libertad de José Hugo Méndez Donadío, contra Manuel Juan Cordero Piacentini y Rodolfo Emilio Feroglio. Por su parte, respecto de los hechos en los que resultó víctima María del Carmen Martínez Addiego, se imputa a Miguel Angel Furci su privación ilegítima de la libertad y la imposición de tormentos.

Desconocemos los motivos por los que en la instancia de instrucción se omitió dirigir formal imputación contra Santiago Omar Riveros, titular del Comando de Institutos Militares y jefe de la Zona IV. Tal inexplicable falencia nos impide, ahora, acusarlo por estos mismos delitos.

 

[1] La especificidad de los participantes proviene de la declaración de Vaello en CONADEP.

[2] Sin perjuicio de eso, no está imputado a Riveros.