Víctimas de Uruguay

Washington Pérez Rossini y Jorge Washington Pérez

    Descripción del caso

    Ahora vamos a hablar de los hechos de los que fueron víctimas Washington Pérez Rossini y su hijo Jorge Washington Pérez, a quien en adelante mencionaremos como Jorge, para evitar confusiones.

    Washington Francisco Pérez Rossini, alias “Perro”, y su hijo Jorge, eran uruguayos y tenían al momento de los hechos 46 y 26 años, respectivamente. En su país natal, padre e hijo integraron el sindicato de FUNSA. Además, ambos eran miembros de la Resistencia Obrera Estudiantil (ROE) que era opositora al régimen dictatorial uruguayo.

    A raíz de su actividad sindical, a partir de 1968 Pérez Rossini comenzó a ser perseguido en Uruguay, donde estuvo detenido varias veces en distintas dependencias oficiales, y fue sometido a interrogatorios y sesiones de tortura. Además, luego de instaurada la dictadura en ese país, se requirió nuevamente su detención y la de distintos integrantes de la Mesa Representativa de la Convención Nacional de los Trabajadores, lo que motivó que en 1974 emigrara hacia la Argentina junto a su familia.

    En este país, se dedicó a la venta de diarios en la Capital Federal y fijó su residencia en la localidad de Morón, en la Provincia de Buenos Aires.

    Sin bien no se integró al PVP, estaba vinculado con sus miembros, a los que conocía por su larga trayectoria sindical en Uruguay y por su relación con la ROE.

    En el debate se acreditó que el 13 de junio de 1976, aproximadamente a las 4 de la madrugada, personal de las fuerzas conjuntas uruguayas y argentinas irrumpieron violentamente en la casa que Washington Pérez Rossini compartía con su familia, situada en Paz Soldán 365, de Morón. El domicilio se encontraba en la jurisdicción de la Zona I, Subzona 16, cuya sede en ese entonces era la Brigada Aérea El Palomar, entonces a cargo Brigadier Rodolfo Fajardo; concretamente, dentro del Área 160, que tenía como responsable al Brigadier José María Romero.

    Los miembros de la patota iban vestidos de civil. Entre ellos se encontraban los uruguayos Gavazzo y Campos Hermida, a quienes Pérez Rossini identificó porque había sido víctima de ellos durante sus detenciones en Uruguay. También estaba el argentino Eduardo Ruffo. Luego de secuestrar a Pérez Rossini y a su hijo mayor, Jorge, los trasladaron en distintos automóviles hacia el CCD “Automotores Orletti”, donde los obligaron a permanecer hasta la mañana siguiente.

    Sus captores pretendían que Pérez Rossini actuara de intermediario entre ellos y el PVP, para negociar la liberación de Gatti y de otros sindicalistas prisioneros, a cambio de 2 millones de dólares. Por eso, dentro de Orletti lo condujeron al habitáculo donde tenían prisionero a Gerardo Gatti, quien le explicó las condiciones que le habían impuesto para recuperar su libertad y la de sus compañeros.

    Durante el tiempo que permanecieron allí, Jorge fue mantenido con los ojos tapados en casi todo momento. Cuando, mientras los sacaban del CCD, quiso sacarse la capucha uno de los agentes lo amenazó.

    Tras permanecer alojados en ese CCD en condiciones inhumanas de detención, padre e hijo fueron liberados en la estación de Ferrocarril de Ramos Mejía con la obligación de iniciar las negociaciones con el PVP. A partir de ese momento, y con motivo de esas negociaciones, Pérez Rossini fue privado de su libertad y trasladado durante la noche a “Automotores Orletti” en varias oportunidades.

    Una vez que secuestraron a León Duarte, el 13 de julio de 1976, también lo obligaron a negociar su liberación.

    La última vez que ingresó a “Orletti”, el 17 de julio de 1976, habló con Duarte, quien le recomendó que se escapara porque, advirtió, las personas que los tenían cautivos eran asesinos y estaba en riesgo su vida. Fue por eso que al ser liberado, se contactó con Alto Comisionado de las Naciones Unidas para que le otorgaran estatus de refugiado político. Poco tiempo después, partió junto a toda su familia hacia Suecia, donde permaneció hasta su fallecimiento en julio de 1985. Su hijo Jorge, tiempo después, volvió a Uruguay, en donde reside actualmente.

     

    Prueba

    La materialidad de los hechos descriptos se encuentra probada en primera instancia por la declaración en el debate de Jorge Washington Pérez, quien nos habló de su participación política en Uruguay y la de su padre.

    Dijo que a raíz de esa participación, su padre fue requerido por las Fuerzas Armadas uruguayas, lo que motivó que todos se trasladaran a Argentina como medida de seguridad, donde su padre trabajó de repartidor de diarios y, al igual que su hermano Walter, estuvo vinculado al PVP.

    Asimismo, escuchamos en el debate a la esposa de su compañero Gerardo Gatti, Marta Casal del Rey; y a los miembros del PVP Milton Romaní y Rubén Prieto Benencio, que hablaron de la actividad sindical de Washington Pérez Rossini.

    Asimismo, contamos con el testimonio que Washington Pérez brindó en 1984, incorporado por lectura al debate, en el que dio cuenta de las detenciones que sufrió en su país, durante las cuales fue víctima de los miembros de las fuerzas represivas uruguayas, entre los que recordó a Cordero, Gavazzo y Campos Hermida.

    Por otro lado, durante esa declaración, Pérez Rossini contó detalladamente las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que fue secuestrado junto a su hijo mayor en el domicilio familiar, lo que coincide con los dichos de su hijo.

    Si bien en el debate Jorge refirió que su secuestro ocurrió 13 de julio de 1976, es evidente que se trata de un error motivado en la circunstancia de que pasaron casi 40 años de lo sucedido, sobre todo si se tiene en cuenta que el propio testigo, durante su declaración, dijo no recordarlo con precisión y que solía confundirse con la fecha del fallecimiento de su padre, ocurrida el 13 de julio de 1985.

    Por otro lado, Jorge hizo referencia a la participación conjunta de las fuerzas uruguayas y argentinas en el secuestro, lo que también se encuentra acreditado por el testimonio de Pérez Rossini en la causa Rodríguez Larreta, quien afirmó haber reconocido entre los captores a los uruguayos Gavazzo y Campos Hermida y al argentino, Eduardo Ruffo, lo que da cuenta de la coordinación operativa entre las fuerzas de ambos países.

    En sus respectivas declaraciones, padre e hijo también coincidieron en que fueron conducidos en autos separados a un lugar que con el tiempo supieron que era el CCD “Automotores Orletti”; y que permanecieron casi todo el tiempo encapuchados, siendo sometidos a constantes amenazas.

    Pérez Rossini agregó que, en Orletti, reconoció a Manuel Cordero y a otros miembros de las fuerzas represivas uruguayas, a los que vio actuando de manera conjunta con la patota de argentinos.

    Asimismo, dio detalles de su encuentro con Gerardo Gatti y de las distintas detenciones que sufrió en “Orletti” hasta el 17 de julio de 1976, y nos contó del episodio en el que habló con su amigo León Duarte y recibió la advertencia de que debía irse.

    Durante la inspección ocular realizada en “Automotores Orletti” el día 6 de abril de 1984, que luce a fs. 170/171 de la causa Rodríguez Larreta, Pérez Rossini reconoció el lugar y dio precisiones acerca de la escalera por la cual ingresó al inmueble y las distintas habitaciones del recinto. Documento 1.

    También acreditan el cautiverio de Washington Pérez Rossini en “Automotores Orletti”, los testimonios en el debate de María del Pilar Nores, Alicia Raquel Cadenas Ravela, Ariel Soto Loureiro, Rubén Prieto Benencio, María del Carmen Martínez Addiego, María Mónica Soliño Platero, Ana Inés Quadros, Enrique Rodríguez Larreta Martínez, Raquel Nogueira Paullier, Sara Rita Méndez, María Elba Rama Molla, Sergio Rubén López Burgos, Gastón Zina Figueredo y Francisco Javier Peralta, los que también recordaron lo que supieron de la negociación en la que Pérez Rossini actuó como intermediario.

    También mencionaron haber tomado conocimiento de ello, Samuel Blixen, Milton Romaní Marta Casal del Rey, Ricardo Gil Iribarne, Daniel Pablo Gatti Casal y Adriana Cabrera Esteve.

    Asimismo, Benencio, Martínez Addiego, Blixen y Romaní, al igual que Jorge, hicieron referencia a la fotografía incorporada al debate, que fue tomada dentro del CCD y en la que se observa a Pérez Rossini junto a Gatti con el diario del día en sus manos, y que fue utilizada en las negociaciones como prueba de vida. Documento 2.

    En relación a ello, Jorge Raúl González Cardozo, al momento de brindar declaración testimonial en el juicio de la causa n°1627, recordó haber escuchado el momento en el cual se tomó esa fotografía.

    Asimismo, se agrega al plexo probatorio en este punto, la documentación remitida por el NSA dentro de la cual existe un informe de Amnistía Internacional del 19 de Septiembre de 1976, del que surge que Washington Pérez fue forzado a actuar como intermediario entre oficiales uruguayos y la ROE para la liberación de Gerardo Gatti. Documento 3.

    Sara Rita Méndez, por su parte, agregó que supo que durante las negociaciones, el hijo mayor del “perro” Pérez fue conducido a Orletti junto a su padre.

    Finalmente, sobre el pedido de refugio y el exilio de la familia en Suecia, también se refirió el propio Pérez Rossini en su declaración incorporada, y su hijo Jorge en su declaración en el debate.

    Asimismo, dentro de la documentación aportada por la Comisión Provincial por la Memoria, hay un parte de inteligencia del que surge el nombre de Washington Pérez Rossini y el de su hijo entre los nombrados en las listas nominativas de refugiados trasladados a terceros países hasta el 31 de agosto de 1976. Documento 4.

    También acredita los hechos antes descriptos, el testimonio brindado por Washington Pérez ante la Comisión Investigadora sobre Situación de Personas Desaparecidas y Hechos que la Motivaron de la República del Uruguay, en donde la víctima hizo un relato pormenorizado de los sucesos mencionados.

    Por último, no puede dejar de señalarse que en el debate celebrado en el marco de la causa conocida como Automotores Orletti, este mismo Tribunal dio por probado el secuestro de Washington Pérez y el de su hijo Jorge, en las circunstancias de modo tiempo y lugar aquí descriptas, así como su cautiverio en el centro clandestino de detención conocido como “Automotores Orletti”. Para llegar a esa conclusión se valoraron tanto los testimonios a los que hicimos referencia, como la prueba documental mencionada. Por esos hechos fueron condenados Raúl Antonio Guglielmineti, Honorio Martínez Ruíz y Eduardo Alfredo Rufo, condena que, como ya dijimos, ha quedado firme.

    Si bien este Tribunal en el debate antes mencionado, entendió que no se encontraban acreditados los tormentos de Washington Pérez y los de su hijo durante su permanencia en “Automotores Orletti”, lo cierto es que, a nuestro modo de ver, existen elementos que permiten fundadamente encuadrar los hechos descriptos en los delitos de privación ilegal de la libertad e imposición de tormentos. Entre ellos, la violencia sufrida cuando los sujetos ingresaron a su domicilio y los privaron de la libertad; el tabicamiento y encapuchamiento, el traslado al centro clandestino de detención; el estado de incertidumbre que padecieron al saber que de ellos dependía la vida de otras personas. A eso se sumó, el estado de indefensión e imposibilidad de recurrir ante las fuerzas de seguridad a denunciar lo ocurrido, por cuanto la agresión provino del mismo Estado represor. Entendemos así que estos padecimientos adicionales escapan a las previsiones típicas mínimas incluidas en los delitos de privación ilegítima de libertad aplicables. Son conductas independientes, adecuadas bajo el tipo penal de tormentos.

    Por otra parte, queremos destacar que el caso de Pérez Rossini y el de su hijo, constituyen además una prueba contundente de la coordinación represiva en el marco de la “Operación Cóndor” ya que, tal como explicaron las propias víctimas en sus declaraciones, durante su secuestro, permanencia clandestina en Orletti, en los traslados y en la negociación, actuaron de manera conjunta las fuerzas represivas uruguayas y argentinas.

    Por la privación ilegal de la libertad y los tormentos infringidos sobre Washington Pérez Rossini y Jorge Washington Pérez, acusamos a Miguel Ángel Furci.