Ministerio Público Fiscal

Una trabajadora del MPF formó parte del equipo que ganó el certamen jurídico Jessup

La copa ahora dice “Universidad de Buenos Aires (Argentine)”. Este año, un equipo argentino logró por primera vez imponerse en la competencia de Derecho Internacional Philip C. Jessup, la simulación de una contienda jurídica entre estados ante la Corte Internacional de Justicia, dependiente de las Naciones Unidas, más importante del mundo. Carolina Catanzano fue una de las representantes de la Facultad de Derecho de la UBA. Pero también, representó al Ministerio Público Fiscal y a una nueva forma de conseguir trabajo en la justicia: en 2015, comenzó a trabajar en la Fiscalía de Primera Instancia N°2 de la Seguridad Social gracias al Ingreso Democrático e Igualitario. “Cuando me llamaron, me sorprendí”, recuerda.

Prepararon sus alegatos, respondieron preguntas ante un panel de jueces sobre distintos casos en todas las instancias de la competencia.

Ella cuenta orgullosa que, junto a sus compañeros Julián Rotenberg, Belén Ibañez, María Laura Pessarini y Adriana Camaño, y con la coordinación académica de Sebastián Green Martínez, representó a la Argentina, más precisamente a la educación pública argentina.

- ¿Cómo llegaron al Jessup?

- Cada país tiene su propia instancia en la que compiten universidades. De esa primera etapa, surge una ganadora o varias ganadoras según la representación de ese país. El equipo que gana participa de la instancia internacional.

- ¿Cuántas universidades participaron en esa primera etapa?

- En la edición de 2016, fueron 600 de todo el mundo. Nosotros tuvimos la primera instancia en marzo de este año contra la Universidad Di Tella. Las únicas dos que participaron en la Argentina fueron la UBA y la Di Tella. Ahí, ganamos nosotros y pudimos viajar y representar a la Argentina en Washington contra 132 equipos de más de 80 países.

La competencia tiene una etapa preliminar y de esa ronda avanzan 32 equipos a las rondas siguientes. Son cuatro rondas en total, en las que se hace un promedio por el puntaje que van dando los jueces. Este año, tuvo la particularidad de que en la final participaron los jueces de la Corte Internacional de Justicia de la ONU, Hisashi Owada, Bruno Simma y Christopher Greenwood.

El sistema es similar al de un mundial de fútbol: diez y seis avos, octavos, etc. hasta que llegamos por primera vez en la historia de nuestra facultad y de la Argentina a la final. Y ganamos.

- ¿Cuáles fueron los casos que tuvieron que argumentar?

- Tuvimos cuatro puntos sobre los cuales tuvimos que preparar nuestros alegatos y responder preguntas. Primero, sobre admisibilidad de evidencia ante la Corte Internacional de Justicia y la legalidad de programas de vigilancia masiva de ciberespionaje. El segundo fue sobre expropiación de un bien del Estado e inmunidades. El tercero era una detención de un terrorista, bajo una ley especial: era un tema de ecoterrorismo.

El cuatro consistía en un ciberataque. Fue un caso bastante complejo porque no son temas que estén regulados. Nos tocaba aplicar doctirna como un fallo de 1920 en la actualidad. Los jueces te decían “no podés aplicar algo de un año en el que ni existían las computadoras”. Es tratar de aplicar el derecho internacional público convencional a las nuevas tecnologías y a un área que no está regulada. El caso era muy interesante.

- Ustedes representaban a una universidad pública en un concurso en el que abundan las privadas. Y ganaron.

- Sí. Somos un equipo de cinco integrantes más el coach. Una de las cosas que más nos sorprendían era que la mayoría de los participantes pagan fortunas para tener una educación. Y nosotros con nuestros recursos, desde una universidad pública pudimos llegar hasta donde llegamos. Incluso, en ediciones anteriores también la UBA había llegado a instancias definitorias. El mensaje para transmitir es que hay que fomentar y apoyar la educación pública, que es de buena calidad, y que cuanto mayor sea el apoyo también podemos llegar.

- Además de estudiar en la Facultad de Derecho de la UBA, vos trabajás en el MPF. En la Fiscalía de Primera Instancia N°2 de la Seguridad Social. ¿Cómo entraste al Ministerio Público?

- Entré en 2015 gracias al sistema de Ingreso Democrático e Igualitario. En 2014, habían abierto el concurso y yo completado mis datos por Internet. La verdad es que no esperaba que abrieran un concurso, pero lo abrieron y me inscribí. Y me presenté al examen y aprobé. Unos seis meses después, me llamaron para informarme que había sido seleccionada.

- ¿Te sorprendió?

- Sí me sorprendió. Primero, no esperaba que abrieran el concurso. Cuando lo abrieron, me pareció súper positivo, aunque no quedara seleccionada. Ese mismo año, me había presentado para un llamado del Poder Judicial y había hecho colas interminables bajo el frío y nunca abrieron nada. Después de esa experiencia, me sorprendió que acá en el MPF lo abrieran. La verdad es que no lo esperaba.

- ¿Conocés a otros trabajadores o trabajadoras que hayan entrado con el Ingreso Democrático e Igualitario?

- En mi fiscalía, soy la única persona que entró por el Ingreso Democrático, pero en la de al lado, hay otra chica que también consiguió su trabajo con este sistema. Es novedoso.

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